La siembra mundial de El libro de Urantia y de sus enseñanzas transforma vidas.
Era un sábado por la tarde de abril de 2015 cuando mi hermano me invitó a visitar la Feria del Libro de Bogotá. Visitamos varios stands sin mucho interés ni entusiasmo hasta que, casi a punto de irnos al final de la tarde, una imagen de Jesús captó mi atención, tanto que me atrevería a decir que me invitó a acercarme al stand en el que un par de personas compartían conmigo su sonrisa. A mi pregunta sobre la imagen del universo que había allí le siguió una conversación de 40 minutos que me atrapó e hizo que surgiera en mí la certeza de que había llegado al lugar en el que mis preguntas se responderían finalmente. Desde ese día y cada día El libro de Urantia es mi lectura principal.
Creo que nada sucede en nuestra vida por casualidad, que todo se corresponde con un plan perfecto y que las cosas llegan cuando estamos preparados para recibirlas con gratitud y alegría. Haber llegado a conocer la revelación de El libro de Urantia me confirmó esa idea.
Tras esta introducción inicial en la Feria del Libro de Bogotá me uní a un grupo de estudio en el que me he integrado con otros lectores. He leído el libro dos veces. Sus enseñanzas realmente me han dado herramientas para entender cuál es mi propósito en la vida, para entender y sentir el amor incondicional de nuestro Padre y afrontar las adversidades de mi existencia en este mundo con fe, esperanza y valentía.
Estoy feliz todos los días y quiero compartir con muchas personas estas enseñanzas, que interpreto como verdaderas a mi manera. Por esta razón compartí recientemente una charla con lectores de Bogotá acerca de las creencias que obstaculizan el trabajo del Ajustador del Pensamiento en nuestra mente.
Los beneficios de tener una presencia coherente en las ferias del libro son enormes. Sin embargo alquilar un espacio en una feria del libro es caro. Las asociaciones Urantia nacionales y locales sufragan la mitad del coste del stand y todos los costes de los folletos, carteles o prendas de los voluntarios con el logo. Sus donaciones al Fondo de Siembra Mundial de la asociación internacional sufragan el resto de los costes y ayuda a financiar otros proyectos de diseminación.