Prácticas espirituales: invitación a la intimidad con Dios 

Exploración experiencial de la relajación, meditación, oración y adoración, y sus beneficios para el alma, el corazón, la mente y el cuerpo 

(Transcripción de una presentación dada en la Conferencia de Tasmania 2022) 

Todas las religiones formales y los peregrinos espirituales tienen en su corazón el deseo básico de conectar o llegar a ser uno con un bien mayor. Se encuentra en algún lugar del núcleo de su sistema de creencias, quizá sofocado por un mayor o menor número de prácticas rituales. 

Las religiones occidentales apelan al intelecto y promueven prácticas morales deseables a través de ejemplos recogidos en las Escrituras. Las personas de fuera y los miembros de la Iglesia se quejan a menudo de que, por mucho que lo intenten, no parece que haya nadie escuchando «ahí arriba», ya que las realidades y el estrés de la vida cotidiana son cada vez más complejos y difíciles de gestionar.

Las tradiciones orientales enseñan técnicas prácticas para despejar la mente, estar presente y consciente, y simplemente escuchar. Estas técnicas de gran eficacia han llegado a Occidente y se han convertido en diversas formas de meditación con resultados científicamente demostrados.

La filosofía india habla de que cada persona es un «Yo» individual que forma parte de un todo mayor. Llama al Ser «Atman» y al Ser Supremo «Param Atman», del que cada individuo es una parte. Este concepto es muy parecido al del Espíritu Santo de la Biblia o al del Ser Supremo en evolución de El libro de Urantia. Supremo o Universal es un buen nombre, en particular porque dicho término no se alinea ni muestra preferencia por la terminología de una religión sobre otra, aunque encarna el concepto de que el nombre preferido de cada religión para su propia deidad también implica universalidad y supremacía. La premisa fundamental es que todos somos parte del Supremo, que el Supremo reside en nosotros y que todos buscamos la unión permanente e infinita con este Supremo.

Herramientas para disfrutar de la religión de la experiencia personal

La mayoría de las religiones tienen volúmenes de escrituras y colecciones de escritos secundarios de sus maestros, seguidores o discípulos más respetados; pero en el centro mismo de sus enseñanzas se encuentra el cultivo de una relación de amor, respeto o adoración por un Supremo Universal que reside en el interior de toda la humanidad, o que la impregna y une como a una sola. Sin embargo, a los seguidores de las religiones tradicionales se les suele exigir que crean en sus escrituras específicas, a menudo excluyendo otras, y que sigan fielmente su credo. A la mayoría de los buscadores espirituales inteligentes esto les resulta desagradable y, en realidad, lo único que desean es descubrir una religión de experiencia personal y participar en ella.

Foto de Barbara Jackson

La fe ciega puede ser dura para algunos, pero una religión basada en la experiencia personal va mucho más allá. Es algo que sentimos o experimentamos realmente dentro de nosotros. Se basa en sentimientos reales de felicidad, alegría o amor que experimentamos personalmente cuando actuamos o pensamos de una manera particular, o interactuamos con los demás de una manera particular, o, tal vez, interactuamos con el Supremo Universal de una manera particular. Es una relación en la que no hay que creer, simplemente hay que sentirla y experimentarla personalmente. Al Supremo Universal se le conoce por muchos nombres diferentes, ya sea Alá, Yahvé, Todopoderoso, Dios o simplemente Padre, pero cualquier persona reflexiva sabe que son uno y lo mismo, y una religión de experiencia personal permite el acceso directo al vasto almacén de amor que emana de esa Fuente que, de hecho, reside dentro de cada uno de nosotros esperando a ser descubierta, aprovechada y compartida. 

La comunicación con el Supremo Universal no se experimenta en la mente, que es el espacio habitual en el que operamos a diario, sino que debe sentirse personalmente dentro del corazón y el alma. Por eso la técnica no es tan fácil de captar al principio. Requiere un poco de práctica y paciencia para lograr la concentración, una sensación de quietud y ecuanimidad interior. En primer lugar, la mente debe aquietarse y calmarse; debe estar presente en tu cuerpo, debe estar en la habitación o en el lugar en el que te encuentras, atenta a tus necesidades y no vagando sin rumbo por el pasado o el futuro, sin pensar en dónde estuviste ni en lo que hiciste ayer, ni planeando lo que está por venir. Tampoco se preocupa por las pruebas y tribulaciones de la vida. Una vez que la mente está en calma y quieta, el corazón y el alma son libres para comunicarse directamente con el Supremo Universal que se encuentra dentro de nosotros y a nuestro alrededor.

La comunicación no se realiza mediante palabras o pensamientos, sino mediante sentimientos y emociones que, a diferencia de un lenguaje específico, son universales y comunes a todos. Los sentimientos de alegría, felicidad y agradecimiento pueden emanar del ser interior y dispararse hacia el cielo como haces de luz. Una vez que los sentimientos y las emociones se agotan por completo y se entregan libremente al Supremo, se produce un profundo silencio interior. Este silencio puede durar más o menos tiempo, o tal vez solo un breve instante, pero es un momento de comunión, de completa unidad del Ser individual con el Ser Supremo. 

Apreciar estas ideas es una cosa, pero hacerlas realidad requiere cierta disciplina y práctica cada día, mañana y tarde. Las prácticas religiosas familiares o los rituales sociales en compañía de almas afines pueden ayudar, como hábitos cómodos y conocidos. Estas prácticas pueden incluir deslizar entre los dedos las cuentas brillantes y desgastadas del rosario o el canto melódico del avemaría, o tal vez la llamada familiar a la oración en la frescura que precede al amanecer en la ansiosa anticipación del día venidero, el balanceo rítmico del cuerpo con los versos de la Torá, o el canto congregacional de himnos a toda voz de adoración y alabanza.

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La religión de la experiencia personal, como su nombre sugiere, es una relación experiencial incluso más íntima. Existe un conjunto de herramientas o prácticas espirituales establecidas, probadas y comprobadas a lo largo de los milenios de existencia humana sobre las que se han escrito innumerables libros, y que he destilado aquí para su uso práctico inmediato. De aquí en adelante te pido que no creas lo que estás leyendo, sino que lo pruebes por ti mismo y sientas a través de la experiencia para determinar si dicho enfoque tiene mérito. Si experimentas indicios de calma, unidad con todo, alegría, felicidad o el más mínimo atisbo de comprensión universal, te invitamos a seguir practicando estas técnicas a diario. Al igual que ejercitas tu cuerpo físico para gozar de buena salud, debes seguir perfeccionando y desarrollando la capacidad de tu corazón y tu alma para expresarse, para dar y recibir libremente.

¿Cuáles son las prácticas espirituales de El libro de Urantia? 

El libro de Urantia describe la religión tradicional, con sus rituales, sacrificios y muestras externas de piedad, como hueca y vacía en comparación con la religión de la experiencia personal. En cambio, El libro de Urantia da mucha importancia a las prácticas espirituales descritas como relajación, meditación, oración o adoración.

Aunque todos estos términos caen dentro de la esfera actual de la meditación y tienen objetivos similares, El libro de Urantia define específicamente estos términos y los sitúa en una jerarquía que va desde la relajación y la meditación hasta la oración, alcanzando un crescendo en la adoración.

Las siguientes citas de El libro de Urantia arrojan luz sobre el significado de estos términos: 

La oración, junto con la adoración que la acompaña, es un método de despegarse de la rutina diaria de la vida, del monótono trajín de la existencia material. 144.4.5 (1621.4) 

Es cierto que la meditación devota favorece a menudo el contacto de la mente mortal con el Ajustador que mora en su interior, pero la dedicación entusiasta y amorosa al servicio desinteresado de nuestros semejantes lo facilita mucho más. 91.7.1 (1000.2) 

Los párrafos 91:7:2 y 125:4.4 sugieren que la meditación se considera algo distinto de la oración: 

Jesús solía retirarse a solas con sus apóstoles durante periodos cortos para dedicarse a la oración y a la meditación, pero la mayor parte del tiempo los mantenía en contacto con las multitudes. 91.7.2 (1000.3) 

Al término de su segundo día en el templo, Jesús volvió a Betania a pasar la noche y volvió a salir al jardín a meditar y orar. Era muy claro que su mente estaba dedicada a la contemplación de problemas de peso. 125.4.4 (1382.2) 

La palabra orar se usa con frecuencia en El libro de Urantia, donde aparece 125 veces. Se usa en el sentido de pedir por algo, y de manera distinta a la palabra adorar. Oración aparece 285 veces.

Cuando el hombre comprendió que la oración no tiene poder de coerción sobre los dioses, la convirtió en petición, en una búsqueda de favores. Pero la oración más verdadera es en realidad una comunión entre el hombre y su Hacedor. 91.2.3 (996.1) 

Cuando la oración no busca nada para el que reza ni para sus compañeros se generan en el alma actitudes que tienden hacia los niveles de la verdadera adoración. 91:4.3 (998.1) 

… La oración está destinada a hacer que el hombre piense menos pero comprenda más. No está destinada a incrementar el conocimiento sino a expandir la visión interior. 143:7.4 (1616.6) 

Adoración se utiliza 567 veces en El libro de Urantia. La adoración es la nota más alta en la escala musical ascendente de las actividades devocionales beneficiosas para todos los individuos, comenzando con el descanso y la relajación, luego a través de la reflexión y la meditación, después la oración, y finalmente la adoración, siendo la adoración el acto supremo de devoción al Padre y el «descanso ideal del alma».

En todas las edades y todos los tiempos, la adoración verdadera de cualquier ser humano —en lo referente al progreso espiritual individual— es reconocida por el espíritu que mora en su interior como un homenaje que se rinde al Padre del cielo. 142:3.8 (1598.9) 

Se enfatiza en numerosas ocasiones la distinción entre oración y adoración. 

… La oración nos sostiene espiritualmente, pero la adoración es creativa de manera divina. 143:7.5 (1616.7) 

La oración es el recordatorio de uno mismo: un pensamiento sublime. La adoración es el olvido de uno mismo: un superpensamiento. La adoración es atención sin esfuerzo, el descanso ideal y verdadero del alma, una forma relajante de ejercicio espiritual. 143:7.7 (1616.9) 

Se podría decir que orar equivale a recargar las baterías espirituales del alma, y en cambio adorar sería sintonizar el alma para captar las difusiones en el universo del espíritu infinito del Padre Universal. 144:4.8 (1621.7) 

Consideremos el extraordinario alcance de la adoración sobre el de la simple oración en el siguiente párrafo del documento 5, «La relación de Dios con el individuo». 

Las oraciones, todas las comunicaciones formales, todo excepto adorar y rendir culto al Padre Universal, son asuntos que conciernen al universo local. Normalmente no sobrepasan los límites del ámbito de jurisdicción de un Hijo Creador. En cambio y sin lugar a dudas, la adoración es encircuitada y enviada a la persona del Creador mediante el funcionamiento del circuito de personalidad del Padre. 5:3.2 (65.4) 

En la Biblia, la meditación se describe como un enfoque para mantenerse firme y centrado. Por ejemplo, se menciona 23 veces: 

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. –Isaías 26:3

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. –Mateo 6:6

Adoración se menciona más de 180 veces en la Biblia y se considera también la forma más elevada de devoción; esto es, la entrega de todo el ser, los pensamientos y las emociones para uso de Dios: 

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. –Romanos 12:1

La meditación como herramienta espiritual para alcanzar la iluminación 

Los tipos de prácticas de meditación más populares hoy en día se utilizan para construir una mente estable a lo largo del tiempo y se pueden combinar diferentes enfoques de forma natural hasta encontrar la combinación perfecta que se adapte a tus necesidades individuales.

Foto de Leninscape

Las técnicas modernas de meditación que se presentan a continuación están ordenadas en una serie progresiva de ejercicios según las prácticas de descanso, relajación, meditación, oración y adoración. 

  • Meditación de atención plena 
  • Meditación centrada 
  • Meditación con mantras 
  • Meditación-relajación progresiva 
  • Meditación transcendental 
  • Meditación espiritual 
  • Meditación de la bondad amorosa
  • Adoración pura 

Para más información sobre las aplicaciones prácticas de la meditación, hagan clic aquí para ver el documento PDF completo. Ahí encontrarán un conjunto muy útil de instrucciones sobre una gran variedad de técnicas de meditación. 

Del número Arena – Summer 2022, de Robert Coenraads (Australia), 25 de junio de 2023