La importancia de los grupos de estudio

Susan OwenTuve el placer de asistir al Simposio de Grupos de Estudio que se celebró en junio del año pasado en Madison (Wisconsin). Me fui de allí con algunas grandes ideas, pero lo mejor con lo que acabé fue con una cantidad de grandes preguntas que surgieron de las afirmaciones del Mandato de Publicación: “se ha proporcionado una publicación temprana del libro para que pueda estar disponible para capacitar a líderes e instructores.” “Se deben traer a la existencia miles de grupos de estudio…”

Buenos consejos, pero me pregunto: ¿podrían los grupos de estudio ser el vehículo por el que tenga lugar la capacitación de líderes e instructores? ¿Cómo encontramos e identificamos a esos instructores y líderes? No veo a ninguno en mi grupo de estudio. Bien, quizá algunos candidatos, pero… ¿de verdad necesitamos capacitarnos? ¿Y para qué nos capacitaríamos? Llevamos más de 35 años leyendo juntos y nos va bien.

Estas cuestiones siguieron obsesionándome, pues confío en que los reveladores no nos habrían dado tales instrucciones si no fueran importantes. Cuando mi grupo de estudio comenzó a leer el Documento 99, pensé: «desde luego, las ‘personas religiosas’ del futuro van a ser gente importante.» Pero surgieron más preguntas. ¿La reconstrucción social, económica y política que se describe en las tres primeras secciones del Documento 99 tiene algo que ver con la «presente lucha ideológica» a la que se refiere el Mandato de Publicación? ¿Necesitamos a estas «personas religiosas» durante nuestra presente lucha ideológica? ¿Son estas «personas religiosas» los instructores y líderes de los que habla el Mandato de Publicación?

Me encontré recientemente con la presentación que dio William Wentworth, de Australia, en la Conferencia Internacional 2012 de Medellín (Colombia), titulada «Enseñamos lo que somos». Después de leerla, recordé muchos de los pasajes de El libro de Urantia que nos piden que cosechemos los frutos del espíritu, que consagremos nuestra voluntad a supremizar nuestro deseo de conocer a Dios y esforzarnos en ser como Él. Y de repente estuvo todo claro. Todos los que estudiamos y atesoramos las enseñanzas de El libro de Urantia somos esas «personas religiosas», ese instructor o líder que necesita formarse. ¡Son ustedes, soy yo y los miembros de nuestro grupo de estudio! Somos los que salimos a nuestro barrio, nuestra comunidad, nuestro club, nuestros negocios, nuestro trabajo de voluntarios, nuestra iglesia, nuestra sinagoga y nuestra mezquita en todo el mundo. Somos los que tenemos como tarea capacitarnos para ser las mejores «personas religiosas» que han existido jamás. Para enseñar y guiar allá donde nos encontremos, todos los días de nuestra vida. ¿Y cómo vamos a aprender a hacerlo? Creo que mediante el estudio y la práctica, práctica y más práctica – con la seguridad y en la comunidad de nuestro grupo de estudio. Aprendemos los unos de los otros y nos enseñamos los unos a los otros.

Y hacemos todo esto sin ni siquiera mencionar el libro. Para mí no hay otro proyecto más importante para el éxito de la Revelación que este. Imaginen el poder de una generación tras otra, que se preparan en grupos de estudio en todo el mundo y llevan al mundo el mensaje del evangelio de Jesús y las enseñanzas de la Quinta Revelación de Época.

¿Cuáles son algunas de las habilidades de enseñanza y liderazgo que podemos aprender y practicar y que el entorno del grupo de estudio puede facilitar? Un grupo de estudio podría considerar algunas de estas ideas:

  • Antes que nada:
    • Estudiar en profundidad, para tener una comprensión equilibrada de las enseñanzas básicas del libro.
    • Apoyarse mutuamente en la búsqueda personal de «conocer a Dios y volverse como Él.»
  • Practicar habilidades de oratoria:
    • Dar presentaciones breves al grupo sobre la siguiente sección del libro.
    • Hablar en turnos de nuestra fe, nuestras experiencias religiosas personales o sobre cómo aplicar lo que se acaba de leer en el grupo de estudio.
    • Grabar un vídeo para criticarnos, de manera que sepamos cómo sonamos y qué aspecto tenemos.
    • Rezar en voz alta por turnos.
  • Practicar la habilidad de escuchar:
    • Implicarse en juegos que se centren en escuchar y aclarar lo que se acaba de decir. Esta habilidad necesita mucha práctica.
    • Hacer que sea una norma del grupo de estudio que se escuche, reconozca, resuma y aclare lo que se ha dicho antes de introducir una nueva idea.
  • Prepararse:
    • Estudiar y comparar la Biblia y el Corán con las enseñanzas de la religión de Jesús, con el fin de aprender a tomar lo mejor como base para compartir el evangelio, como Jesús hizo con sus seis primeros apóstoles.
    • Practicar en conversaciones reales o simuladas.
    • Aprender a plantear preguntas que inviten a pensar.
    • Aprender a contar historias que ilustren nuestros puntos de vista, ideas, creencias y experiencias personales.
    • Buscar oportunidades de estar más cómodo hablando a otros individualmente o en  grupo.

Susan Owen
Palm Desert (California)