Grupo de estudio de El libro de Urantia en el Centro Penitenciario del Estado de Oregón

En 2002, la Fundación Urantia recibió una carta de Konrad G., un preso del Centro Penitenciario del Estado de Oregón (OSP por sus siglas en inglés) que solicitaba la ayuda de un lector de El libro de Urantia para facilitar un grupo de estudio dentro de la prisión.  El Departamento Penitenciario de Oregón exige que venga un voluntario de fuera de la prisión para facilitar clases como un grupo de estudio religioso. La Fundación transmitió la petición al presidente de la Asociación Urantia de Oregón, Pat Murnin.  Él y Joy Brandt, los voluntarios iniciales, pasaron por un proceso de acreditación que incluía la autorización de seguridad y formación para servir como voluntarios religiosos en la OSP. Así nació el grupo de estudio de El libro de Urantia en el Centro Penitenciaro del Estado de Oregón.

El grupo de estudio de El libro de Urantia del OSP ha funcionado durante 18 años, con excepción de una pausa de tres años durante la COVID. A lo largo de los años, una docena de entusiastas de El libro de Urantia han servido como voluntarios religiosos de la comunidad de lectores de Urantia de Oregón. Los que han servido más tiempo son Joy Brandt, Pat Murnin, Andrew Rux, Roger Newton, Liz Engstrom-Cratty, Doug Parker, Nancy Votrain y Dennis Sword.

Con el tiempo, las reuniones pasaron de mensuales a semanales, pero desde la COVID son quincenales.  Numerosos reclusos han pasado por el grupo, algunos solo durante una corta temporada debido a que han sido trasladados a otros centros, puestos en libertad o por motivos personales. Sin embargo, también ha habido estudiantes veteranos, como Mike S., que ha estado con nosotros desde el inicio del grupo, y otros que estudiaron con nosotros durante muchos años hasta que finalmente fueron puestos en libertad. En la actualidad, otros dos llevan casi una década estudiando con nosotros.

Los nuevos participantes son atraídos al grupo por el boca a boca o por anuncios que publicamos en el boletín semanal de la prisión, el Walled Street Bulletin. Con el tiempo, hemos distribuido cientos de libros dentro del OSP, financiados con donaciones de grupos Urantia locales y voluntarios.

Si se preguntan cómo es ser voluntario en una prisión, la primera vez es una experiencia inolvidable: pronto aprendimos que la forma más eficaz de pasar los controles de seguridad es cumplir el código de vestimenta y seguir las numerosas normas. Además, todos los voluntarios del Departamento Penitenciario de Oregón deben superar una formación estatal y federal dos veces al año.

El grupo de estudio se reúne alrededor de una mesa en un aula; los reclusos deben inscribirse con dos semanas de antelación y estar al corriente de sus obligaciones con la prisión. La gran mayoría de los asistentes encarcelados son buscadores de la verdad, y el grupo se parece mucho a las típicas reuniones de estudio de Urantia que se celebran fuera de la cárcel, marcadas por un comportamiento amistoso y educado. Nunca hemos estado preocupados por nuestra seguridad, aunque un guardia de la prisión está cerca por si es necesario.

Uno de los aspectos más gratificantes de este ministerio es la gente que hemos tenido el privilegio de conocer a lo largo de los años. Ser testigo de los retos a los que se enfrentan estas personas encarceladas ha sido una experiencia de humildad. Hemos observado sus luchas y hemos visto cómo el espíritu humano triunfa en la adversidad o, a veces, se queda corto. Nunca deja de sorprendernos el notable optimismo que mantienen los reclusos en medio de circunstancias difíciles.

La monotonía de la vida en prisión es real. Enfrentados a largas condenas, algunos hombres se adormecen con drogas ilegales, fáciles de conseguir en prisión. Los guardias agresivos, los reclusos peligrosos, los largos encierros, las celdas pequeñas, los cientos de normas, así como las propias emociones de ira, miedo y culpa del preso, se suman al estrés de su situación. Algunas personas han llegado a pensar que sus delitos son demasiado graves para el perdón de Dios. Estos son algunos de los aspectos que encontramos en este ministerio carcelario. Pero la afirmación de El libro de Urantia del amor y la misericordia de Dios sirve como respuesta poderosa a tales dificultades. En verdad, también somos testigos del valor y la fe de los que buscan a Dios mientras viven tras los muros de la prisión. Es impresionante verlo.

Miembros pasados y presentes del grupo de estudio

Además de fundar nuestro grupo de estudio, Konrad G. hizo otra importante contribución durante su estancia en el OSP. Como talentoso artista y trabajador del metal en el taller de metal de la prisión, colaboró con un compañero recluso para diseñar y construir el emblema del Departamento Penitenciario de Oregón (mostrado arriba) que se exhibe al subir por la entrada de la penitenciaría, y esta imagen es un crédito de su trabajo. Konrad participó en nuestro grupo de estudio durante muchos años antes de ser trasladado a otro centro. Ahora está en libertad y vive cerca de Portland (Oregón).

Siempre guardaré como un tesoro estas palabras de Konrad: «¿Os dais cuenta de que lo que el grupo de estudio nos aporta e imparte no lo conseguimos en ninguna otra parte? Con el alimento adecuado, los lirios pueden crecer en un lodazal».

Brian H. lleva más de 50 años leyendo el libro, que descubrió antes de su encarcelamiento.  Brian espera ser liberado en un futuro próximo tras cumplir 34 años de condena. Estudioso devoto de la revelación, Brian ha traído muchas almas al grupo de estudio y ha ofrecido generosamente su tiempo y sus recursos económicos para ocuparse de los asuntos del Padre. Brian considera que el grupo de estudio tiene un valor incalculable y está eternamente agradecido a los voluntarios por llevar el amor de Dios al lugar donde más se necesita.

Mike S. conoció El libro de Urantia a través de Konrad y ha sido un defensor de la revelación desde entonces. Mike ofrece a sus compañeros la sabiduría que ha adquirido a lo largo de los años. Recientemente escribió: «El libro de Urantia vino a mí cuando más lo necesitaba. La espiral descendente por la que atravesaba mi vida se invirtió y, de alguna manera, me puso en el buen camino para vivir con un propósito y con la esperanza de que mi vida podría cambiar. En lugar de ser un tomador, poco a poco me convertí en un dador y llevé sonrisas y risas a mi familia y a los hermanos y hermanas de mi pequeña parte del mundo. Esta revelación disipó el miedo y me llevó a contactar con mi Ajustador, que me ayudó a disipar la nube de duda que sentí durante demasiado tiempo. Un regalo de Dios es como mejor describo el tiempo que he pasado con el libro y espero con impaciencia las muchas verdades que creo que se me revelarán en los próximos días. Sobre todo, quiero dar las gracias a los voluntarios que dedican su tiempo a venir al OSP para guiarnos en nuestro grupo de estudio. Son otro regalo de Dios».

Matthew B. recibió su Libro de Urantia del capellán de una cárcel del condado antes de llegar al OSP. Allí lo leyó de la mañana a la noche y completó su primera lectura en solo tres semanas. Cuando llegó al OSP ya estaba en su segunda lectura. Durante sus 17 años de condena, siguió siendo un devoto estudiante de la revelación y se le consideraba el intelectual del grupo, ya que había alcanzado una comprensión de las enseñanzas muy superior a la del lector medio. Matthew fue un preso modelo y dedicó el tiempo que estuvo encarcelado a dar un giro a su vida. Ahora vive en el sur de Oregón.

Andrew W. es otro de nuestros lectores veteranos que conoce bien el libro, ya que se unió al grupo años antes del cierre debido a la COVID. Escribe: «Había leído y oído hablar de El libro de Urantia hace años y deseaba leerlo. Este grupo puso el libro a mi disposición y me dio un foro en el que debatir sobre él».

Patrick A. llegó al grupo hace unos meses. Me escribió para decirme: «Leo en mi celda siempre que puedo, sobre todo por las tardes y en mitad de la noche cuando no puedo dormir. Estoy muy contento de haber empezado a ir a las reuniones, me ha ayudado de muchas maneras. Todas las cárceles deberían tener un grupo de estudio».

Rezamos para que el grupo de estudio de El libro de Urantia siga fomentando el crecimiento espiritual personal entre nuestros hermanos del OSP. Que las mentes sean iluminadas, las almas elevadas y los espíritus dominantes en todos los que buscan la verdad en medio de los desafíos de la vida en prisión.

El equipo del PIRT estará encantado de recibir noticias suyas para responder a cualquier pregunta que puedan tener, ya sea sobre asesoramiento general en su país, la realización de un estudio en persona u otras ideas que podamos ofrecer para este meritorio servicio. Pueden ponerse en contacto con el PIRT enviando un correo electrónico a Myra Hight a prt@urantia-association.org.

Y recordad que en la medida en que sirváis al más humilde de mis hermanos me habréis servido a mí. (176:3.5)