Elogio de David Linthicum

(Nota de la redacción: David pidió a Rick que su panegírico fuera un testamento de las enseñanzas de El libro de Urantia. Quería que los reunidos escucharan lo que era su vida religiosa.)

Me llamo Rick Lyon. Conozco a David Linthicum desde hace muchos años. Soy y siempre seré su amigo.

En primer lugar, quiero señalar el diseño (que quizá hayan visto) que David hizo grabar en la lápida y en el broche que llevo. La cruz combinada con los tres círculos concéntricos azules. La cruz representa la crucifixión de Jesús. Los círculos azules representan la Trinidad: Dios Padre, Hijo Eterno y Espíritu Infinito. La cruz representa la mayor demostración de amor que este universo ha conocido, y los círculos azules representan la fuente de ese amor.

Cuando Billy Graham se acercaba al final de su tiempo en esta tierra, le preguntaron si temía a la muerte. Su respuesta fue: «¿Temer la muerte? La espero con ansia. Cuando escuchen que Billy Graham ha muerto, no lo crean».

Esta vida mortal es solo una sombra, el comienzo, de la realidad espiritual. Lo que viene después es más real y más verdadero, bello y bueno que cualquier cosa que podamos experimentar en esta vida en la tierra.

Cuando perdemos a un ser querido debido a una enfermedad o dolencia, solemos preguntarnos: ¿por qué le ocurren cosas malas a gente buena? Esto fue algo malo y David y Gena son ciertamente buenas personas. Pero así es el mundo. La mayor aflicción es no haber estado nunca afligido, lo que significa que aprendemos y crecemos más con la adversidad que con una vida fácil. Como hijos de Dios, no debemos quedarnos en este mundo material. Este es nuestro origen, no nuestro destino.

Nuestra personalidad, esa expresión única y no material de lo que realmente somos, viene del Padre y, como el Padre, es eterna. Habiendo venido del Padre, buscamos volver al Padre. Ese es nuestro destino.

Todos hemos visto vídeos de la eclosión de un huevo. El polluelo no puede liberarse hasta que rompe la cáscara y se echa a un lado. Nosotros somos así. Somos embriones espirituales dentro de una cáscara mortal y hasta que la cáscara se desprende no somos realmente libres espiritualmente. Un polluelo se tambalea ganando fuerza por ensayo y error hasta que un día salta del nido y aprende a volar por el cielo. Solo cuando nos liberamos de esta cáscara física aprendemos a volar con las ángeles. 

Esta vida mortal es solo el comienzo del viaje hacia la tierra prometida de la realidad espiritual y la existencia eterna. Nos resulta difícil captar la idea de un propósito eterno (algo que nunca empieza ni termina), porque todo lo que nos resulta familiar tiene un principio y un final. No podemos ver antes del principio ni después del final.

Nuestras vidas aparecen de repente durante una temporada, y luego se pierden a la vista de los humanos, solo para reaparecer como seres nuevos, resucitados a una vida espiritual superior para oscilar sin cesar en el círculo de la eternidad invisible a los ojos mortales. Cuando alguien les diga que nuestro querido David ha muerto, no lo crean. Permítanme asegurarles que David está hoy más vivo que nunca.

Estamos aquí hoy para celebrar la vida de nuestro querido David. Celebramos la vida que vivió mientras estuvo aquí y la nueva vida que ahora vive en una de las muchas mansiones que Jesús prometió que nos esperan. Si no fuera así, Jesús nos lo habría dicho.  

Una de mis citas favoritas dice algo así: «Un gran rey tiene muchos sirvientes, pero un gran hombre sirve a mucha gente». Ese es David.

«La vida de algunos hombres es demasiado grande y noble como para descender al nivel inferior del simple éxito» (196:3.2, 2096.8). La persona religiosa trasciende su entorno y supera las limitaciones del mundo material mediante el reconocimiento del amor divino, la consciencia de Dios, que crea el deseo de encontrar la verdad, la belleza y la bondad y, de ese modo, se esfuerza por llegar a ser perfecto incluso como Dios es perfecto, que es el significado de la frase «hacer la voluntad de Dios». 

David fue un líder espiritual, maestro y mentor muy querido y respetado. David conocía la verdad y vivía la verdad con lealtad y firmeza. Practicaba lo que predicaba, como se suele decir, pero también ayudaba a los demás a practicar.  

Cuando veías a David, veías a un vaquero de Oklahoma humilde, cálido, compasivo y fácil de llevar, al que le encantaba estar en la naturaleza, que es la más bella de todas las catedrales de Dios. Pero David es mucho más que eso.

Hace unas semanas, David me pidió que me presentara hoy ante ustedes. Me siento profundamente honrado por su petición y su confianza. David escribió algunas cosas que quería que compartiera con ustedes al celebrar su vida anterior.

Las primeras cosas que enumeró fueron del 5º y 6º grado, que son los boy scouts, los bolos y el béisbol. Escribió que el récord de su equipo de béisbol fue de una victoria y once derrotas, y que la única victoria se debió al abandono del otro equipo.  David es un hombre humilde con un gran sentido del humor.

David estuvo en la Marina de 1975 a 1979. David amó y sirvió a su país y fue miembro de la Convención de Estados. David es un patriota.

En la década de 1980, trabajó en la Cámara de Comercio Junior, también conocida como Jaycees. Fue voluntario en Junior Achievement, donde enseñó economía básica a alumnos de octavo grado. David era un alma valiente. Sirvió como presidente estatal de la Fundación Juvenil Hugh O’Brien, conocida como HOBY, que inspira a los jóvenes a vivir una vida dedicada al liderazgo, el servicio y la innovación. Nunca sabremos cuántas vidas jóvenes tocó David a través de este programa. El servicio es amor en acción y David es una de las personas más cariñosas que jamás haya existido. 

Esta es la época en la que conocí a David. En 1996 descubrió un libro que describiré como una filosofía religiosa basada en la vida y las enseñanzas de Jesús. Se trata de El libro de Urantia. Esta filosofía espiritual, para todos los que la hemos descubierto, ha cambiado nuestras vidas. Es una forma de vivir que reconoce la paternidad de Dios y la consiguiente hermandad de la humanidad.

Si Dios es el padre de todos, entonces todos somos hermanos y hermanas, independientemente de la raza, la religión o la nacionalidad, y debemos tratarnos como tales en la familia de Dios. Cuando te relaciones con otras personas, recuerda que ellas también son hijos de Dios. Haz a los demás lo que crees que Dios haría con ellos.

El libro de Urantia revela que la verdadera religión es nuestra propia relación personal con Dios en cualquier nivel que sea para cada uno de nosotros. Aunque tengamos diferentes creencias, todos compartimos la misma fe en el único Dios. Para David y miles de personas como él en todo el mundo, esta filosofía de vida se convirtió en nuestra pasión, y nuestro propósito es vivirla lo mejor posible y compartirla con todos los que podamos. Con este nuevo conocimiento de la vida y las enseñanzas de Jesús podemos hacer de este mundo un lugar mejor, inspirando a las personas a ser mejores.

Hace poco, después de uno de los tiroteos en las escuelas, una señora de la oficina de correos me preguntó: «¿Por qué los jóvenes hacen esas cosas?». Le contesté: «Porque no se valoran a sí mismos ni a los demás». Demasiado a menudo nos dicen que nacemos pecadores y que no somos dignos de ser amados por Dios… ni por nadie. Pero no lo crean. Una de las enseñanzas más profundas de El libro de Urantia es que eres un hijo de Dios. El padre del cielo y creador de un vasto universo de universos, Dios Todopoderoso en persona, te ama. Te ama personal e individualmente. Te ama tanto que te ha dado un fragmento espiritual de sí mismo con el fin de guiarte a través de esta vida para que nunca estés solo. Creó a las ángeles para que velaran por ti y envió a su amado hijo Jesús para que te mostrara el camino. 

Muchas veces exclamamos: «Nadie sabe cómo me siento», pero si estás dispuesto a investigar El libro de Urantia, descubrirás no solo al Jesús divino, sino también al Jesús humano que llevó una vida de alegrías y penas mortales, de triunfos y tragedias. Experimentó la vida como niño mortal, adolescente y joven. Jesús no solo sabe cómo te sientes, sino lo que has soportado y lo que has logrado personal y espiritualmente. Dios no está esperando a que te equivoques o cometas errores, Dios es tu Padre amoroso que está haciendo todo lo que puede para ayudarte a tener éxito y a sobrevivir y a encontrar tu camino a casa. 

Permítanme volver a la lista de David. Fue miembro fundador y presidente de la Asociación Urantia Spirit of Oklahoma, dos mandatos como tesorero y dos mandatos como presidente de la Asociación Urantia de Estados Unidos, y cuatro años como presidente de Diseminación, que es un comité de asistencia espiritual de la Asociación Urantia Internacional.

En 2005, David se convirtió en el presidente del Equipo de Respuesta a Peticiones de Reclusos.  Conocía personalmente las necesidades de los que estaban aislados de la familia y los amigos, así que fue algo que hizo para ayudar a esos hombres y mujeres a saber que son amados, perdonados y NO olvidados. Más de 4 000 reclusos se han beneficiado de este programa. Tenemos muchas cartas de reclusos que han dado un giro a sus vidas al conocer la buena noticia de que son hijos de Dios, que son amados y valorados por nuestro Padre en el cielo y por otros que se preocupan por ellos. Mi esposa Susan es parte de este equipo y está muy orgullosa de lo que ha logrado.

David y yo trabajamos juntos para enviar 75 libros a un grupo de Malawi que solo tenía un libro para compartir entre 75 estudiantes. De allí surgió un joven líder que quería ser médico. David ayudó a este joven brillante a ir a la escuela y se convirtió en médico. En algún momento, este joven impresionó a alguien que le consiguió una beca en una universidad de Irlanda, donde hoy trabaja en su doctorado mientras varios ayudamos a mantener a su familia mientras está fuera. Este compañero es Grevet Moyo y él y su esposa Linda envían su amor y sus condolencias a la familia de David. 

En 2011, la Asociación Urantia Internacional organizó un simposio de liderazgo en Chicago. David creó el programa para ese evento a partir de lo que aprendió de HOBY. Debido a este programa bien organizado, más de 300 líderes espirituales de 27 países se sintieron inspirados a trabajar juntos y hoy han surgido líderes significativos en el servicio a Dios y a la humanidad. Debido a este evento estamos viendo un gran aumento de interés en esta nueva revelación de Jesús especialmente en América del Sur.

David me ayudó a crear el Ministerio Mundial de Jesús. Como organización sin ánimo de lucro, estamos recaudando fondos para apoyar el Centro para la Unidad en Israel y sus proyectos para llevar la vida y las enseñanzas de Jesús al mundo utilizando tecnología punta y, en última instancia, crear un Museo de Jesús en Israel.

Después de repasar muchas de las grandes cosas que David logró en esta vida, nos emociona contemplar qué cosas aún más grandes logrará en su camino al Paraíso, y yo por mi parte pienso formar parte de su equipo por toda la eternidad. 

Una de las muchas lecciones de la muerte de Jesús es la manera soberbia y el espíritu inigualable con los que afrontó su muerte. David mantuvo su sentido del humor, su dedicación al servicio y su lealtad a Dios y a la familia durante todos los momentos difíciles de los últimos meses. Gena compartió conmigo que David le dejó una lista de citas que decían «esto te ayudará». Así como Jesús proveyó a su familia mortal mientras colgaba de la cruz pidiéndole al apóstol Juan que velara por ellos, David proveyó la paz y el confort de su familia después de su partida. Gena me contó que mientras esperaban en la sala de urgencias por última vez, David dijo: «estoy muy emocionado por ver a Jesús».  Me imagino que Jesús está emocionado de ver a David. 

Les invito a que cierren los ojos y visualicen en su mente los acontecimientos que voy a compartir con ustedes.

«Aunque aún no era la época, la gente de Jerusalén conocía bien esas tormentas de arena con viento caliente procedentes del desierto de Arabia. Antes de la una [de la tarde del viernes 7 de abril del año 30 d.C.] el cielo estaba tan oscuro que el sol desapareció, y la gente que quedaba volvió corriendo a la ciudad.» [Documento 187:5.1]

«Poco después de la una, en la creciente oscuridad de la tormenta de arena, Jesús empezó a perder su consciencia humana. Había pronunciado sus últimas palabras de perdón, misericordia y exhortación. Había expresado su último deseo sobre el cuidado de su madre. Cuando ya se avecinaba la muerte, la mente humana de Jesús recurrió a la repetición de numerosos pasajes de las escrituras hebreas, en particular de los Salmos. El último pensamiento consciente del Jesús humano consistió en repetir mentalmente una parte del Libro de los Salmos conocida hoy como los salmos veinte, veintiuno y veintidós. Aunque sus labios se movían, ya no tenía fuerzas para pronunciar las palabras de estos pasajes grabados en su memoria a medida que pasaban por su mente. Los que estaban cerca solo pudieron oír algunas frases como: «Sé que el Señor salvará a su ungido», «Tu mano alcanzará a todos mis enemigos» y «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Jesús no tuvo nunca la menor duda de que había vivido conforme a la voluntad del Padre y estaba seguro de que dejaba ahora su vida en la carne conforme a la voluntad de su Padre. No se sentía abandonado por el padre, sino que al ir desvaneciéndose su consciencia se puso a recitar pasajes de las escrituras, entre ellos el salmo veintidós que empieza diciendo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Y dio la casualidad de que este fue uno de los tres pasajes que pronunció con la suficiente claridad como para que lo entendieran los presentes.» [Documento 187:5.2, page 2010.3]

«La tormenta de arena arreció y los cielos se fueron oscureciendo cada vez más, pero los soldados y el pequeño grupo de creyentes no se movieron de allí. Los soldados se agacharon cerca de la cruz apiñados entre sí para protegerse de la arena cortante. La madre de Juan y otras personas se resguardaron un poco más lejos bajo el saliente de una roca. Cuando el Maestro exhaló el último suspiro estaban al pie de la cruz Juan Zebedeo, su hermano Judá, su hermana Rut, María Magdalena y Rebeca, la que había vivido en Séforis.»

«Justo antes de las tres Jesús exclamó en voz alta: «¡Todo se ha consumado! Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Después de decir esto inclinó la cabeza y abandonó la lucha por la vida. Cuando el centurión romano vio cómo había muerto Jesús se golpeó el pecho diciendo: «Este era realmente un hombre justo, en verdad era Hijo de Dios». Y a partir de ese momento empezó a creer en Jesús.» [Documento 187:5.4,5, página 2010.5- p 2011.1]

Sabemos que David dedicó su vida a hacer la voluntad de Dios.

Oremos:

Padre nuestro del cielo:

Te damos las gracias por amarnos y crearnos para amarte. Te agradecemos todo lo que haces por nosotros y todo lo que haces con nosotros. Que todo lo que hagamos te glorifique y sea agradable a tus ojos. 

Os damos las gracias por la familia y los amigos reunidos hoy aquí para celebrar la vida anterior y nueva de David Linthicum y para expresar nuestro amor y apoyo mutuo. Os damos las gracias por permitirnos formar parte de la vida de David y que él forme parte de la nuestra.

Así como Jesús demostró a través de su resurrección al tercer día la verdad y el hecho, la prueba misma de todo lo que enseñó y prometió sobre la salvación y la vida eterna, sabemos que David ha experimentado ahora esa misma mañana de resurrección, despertando de esta vida material a la vida espiritual con un nuevo cuerpo sano. Se nos dice que en el cielo conoceremos y seremos conocidos. Sabemos que David está teniendo una reunión llena de alegría con todos aquellos familiares y amigos que le precedieron. 

Padre, te pido que ayudes a todos los familiares y amigos aquí reunidos a darse cuenta de que todo el dolor, el sufrimiento, las pruebas y las tribulaciones de esta vida serán sustituidos por la paz, el consuelo y la seguridad en la otra vida. Dales la absoluta seguridad de que David está ahora a salvo en tus amorosos brazos y en el seno de nuestro señor Jesucristo. 

Padre, rezamos por la familia y los amigos de David y te pedimos que los bendigas, y que les des paz y consuelo en estos momentos difíciles. Que toda la oscuridad del dolor sea iluminada por la luz de la alegría de sus recuerdos de quien amaron y de quien los amó y por tu promesa de futuro. Ayúdanos a comprender que no hay necesidad de sufrir más que el dolor temporal de la separación de quien se ha graduado de esta vida a la siguiente. 

Padre, nosotros, la familia y los amigos de David Linthicum, hemos encomendado su cuerpo material a la tierra de la que vino. Su alma y su espíritu han sido encomendados a ti, de donde vinieron. Bendice su viaje de esta vida a la siguiente y que todos nosotros nos sintamos reconfortados y nos regocijemos al saber que algún día, si así lo decidimos, también estaremos ante ti y escucharemos esas palabras que todos anhelamos oír: 

Bien hecho, mi verdadero y fiel servidor. Bien hecho. David querría que compartiera con ustedes algunas citas finales que sé que son algunas de sus favoritas.

«Hay en la mente de Dios un plan que abarca a todas las criaturas de todos sus inmensos dominios, y este plan consiste en un propósito eterno de oportunidades ilimitadas, progreso sin límites y vida sin fin. ¡Y los tesoros infinitos de esta carrera incomparable son vuestros solo con esforzaros!» [Documento 32:5.7, página 365.3]

«¡La meta de la eternidad os espera! ¡La aventura del logro de la divinidad se extiende ante vosotros, la carrera hacia la perfección está en marcha! Quienquiera que lo desee puede participar, y una victoria cierta coronará los esfuerzos de todos los seres humanos que corran la carrera de fe y de confianza asistidos en cada paso del camino por el Ajustador que mora en su interior y guiados por el buen espíritu del Hijo del Universo que ha sido derramado tan copiosamente sobre toda carne.» [Documento 32:5.8, page 365.4]

y por último:

«La muerte no es más que el principio de una carrera sin fin de aventuras, de una vida sempiterna de expectativas, de un viaje eterno de descubrimiento.» [Documento 14:5.10, página 159.6]