El mundo físico que nos rodea parece muy concreto porque es tangible y podemos percibirlo con los sentidos. Por esa razón es fácil pensar que toda la realidad en la que vivimos está hecha de materia, y los hechos de nuestra vida están basados en esa misma materia. Sin embargo, esta ilusión visible se rompe cuando empezamos a examinar el mundo real que nos rodea con los ojos de la ciencia.
Según las medidas científicas, hay aproximadamente un 99,9999999999996 por ciento de espacio vacío en la materia visible que nos rodea, porque el núcleo y los electrones de los átomos son partículas extremadamente pequeñas en comparación con el tamaño de los átomos y las moléculas.
Así que estamos hechos de la nada, pero no podemos atravesar las paredes porque los electrones de la materia se repelen entre sí. Cuando golpeamos una piedra con un martillo, el acero y el granito no se tocan en realidad, sino que el martillo se para en el delgado campo electromagnético de la superficie del granito.
El comportamiento de la materia está gobernado por cuatro fuerzas fundamentales: electromagnetismo, interacción débil, interacción fuerte y gravedad. De hecho, cuando tocamos una taza de café no estamos tocando materia, sino campos de fuerza. Luego las fuerzas invisibles están siempre con nosotros. Sin embargo, las partículas de la materia como por ejemplo los neutrinos no reaccionan con estos campos de fuerza; viajan libremente, incluso a través de la Tierra.
No obstante, el mundo materialista lleno de vacío no es transparente, porque los campos de fuerza se doblan y reflejan los rayos de luz (esto es, los fotones). Sin embargo, las sustancias transparentes, como el vidrio de plomo pesado, nos dan una prueba concreta de la naturaleza vacía básica de la materia.
El vacío adopta una nueva dimensión si consideramos también el cielo estrellado y el universo entero, en el que la materia física es solo un 0,000000000000000000004 por ciento del volumen de todo el universo. Para colmo, incluso esta pequeña cantidad de materia está formada por varias partículas, que en realidad son solo pequeños paquetes de energía.
En este sentido, los puntos de vista materialista y científico están ampliamente basados en creencias, porque no nos dicen nada sobre el vacío sin límites que domina el mundo, especialmente porque la ciencia no ha sido capaz de crear una sola nueva ley natural, nueva materia, energía o vida.
La ciencia solo ha dado nombres a los fenómenos naturales y ha descubierto las matemáticas que subyacen a ellos. Sin embargo, los científicos no tienen ni idea de qué están hechos estos campos de fuerza invisibles y sin masa, aunque el espacio está lleno de diferentes campos de fuerza. Casi el cien por cien de la verdad científica está esperando todavía ser descubierta.
Desde la perspectiva del idealismo filosófico, la realidad es en última instancia de naturaleza espiritual, y el mundo materialista es solo una sombra del mundo espiritual. Además, la realidad espiritual y la materialista no pueden entrar en conflicto, porque los valores espirituales no se pueden medir con sensores físicos, ni los valores físicos con sensores espirituales.
No podéis poner la alegría espiritual bajo el microscopio; no podéis pesar el amor en una balanza; no podéis medir los valores morales ni podéis tampoco calcular la calidad de la adoración espiritual. 196:3:18 (2095.2)
No podemos saber con seguridad por qué hemos acabado en un estado virtual así. Sin embargo, podemos intentar deducir con humildad y mente abierta el significado de nuestra vida a partir del maravilloso mundo que nos rodea, un mundo dominado por la incertidumbre.
En cualquier otro tipo de etapa, no podríamos practicar el uso de nuestro propio libre albedrío, compasión, justicia, igualdad y fe; cometer errores y aprender de ellos; apoyar a los débiles; elegir entre el bien y el mal; y experimentar el dolor, el placer, la confianza y el amor. Por lo tanto, esta etapa podría ser el primer grado en nuestra escuela de la vida.