Consideraciones para estudiar al Jesús humano

Usado en el Grupo de Estudio Virtual de Alabama  el 10 de enero de 2016

El libro de Urantia nos informa de que el hombre es una idea con origen en el Paraíso.

“Hagamos al hombre mortal a nuestra imagen” [Documento 6:5.7, página 78:3]

es una frase atribuida a la Primera y a la Segunda Fuente. Se formularon los detalles de condescendencia para el hombre.

El Padre y el Hijo Eterno crearon el primer paso descendente con el Hijo Creador Miguel original. El Miguel original participa en la creación de más Hijos Migueles, incluido Miguel de Nebadon. Miguel se asoció con una hija paradisíaca del Espíritu Infinito y cooperaron plenamente en su «plan para el hombre», a la vez que creaban un universo local. Completaron las esferas arquitectónicas y se prepararon para crear al hombre, quizá según un «Plan Maestro de la Trinidad para el Hombre». Los Portadores de Vida implantaron la vida, lo que dio finalmente como resultado a los seres humanos. El Plan paradisíaco del Padre estaba avanzando en Urantia.

El Padre paradisíaco estableció un requisito vital para que Miguel viviera como Sus hijos creados. Este requisito incluía la experiencia de una vida humana. Gabriel presidió la comisión de Salvington formada para encontrar padres adecuados que establecieran un hogar apropiado. Consideren las altas probabilidades de que el Padre y los Hijos Paradisíacos sean conscientes de toda la historia genética humana. Gabriel seguramente había revisado todos los vínculos genéticos. A continuación, seleccionó a José y a María para que fueran la pareja de padres. Podemos asumir que su decisión se basó en los mejores rasgos físicos y de temperamento disponibles.

Los estudiantes de El libro de Urantia son conscientes  de la historia planetaria de Urantia, que incluye muchas dificultades. Pedro puso nuevas dificultades en marcha durante su sermón de Pentecostés y otros se concentraron en una nueva doctrina que caracterizaba al Señor Resucitado. La humanidad de Jesús se dejó prácticamente de lado. Hasta ahora, los urantianos generalmente no han sido conscientes de la detallada vida humana de Jesús, heroica, valiente y valerosa. Vivió un maravilloso modelo de hombre y para el hombre.

En el documento 196, los intermedios nos instan a recuperar al Jesús humano tras diecinueve siglos de dogmas. ¡Quieren que lo presentemos a todos los urantianos!

¿Cuál suponen que podría ser su base para instarnos a ver al Jesús humano?

¿Imaginan la conectividad y la profundidad del alcance entre el plan original paradisíaco para el hombre y la vida de Jesús? ¿Podríamos ver ahora más claramente la cualidad divina que esperan revelar en última instancia el Padre y el Hijo Eterno a los mortales por toda la creación?

Están invitados a compartir al amigo Jesús con todos, tal como se vean impulsados a hacerlo.
 

El Jesús humano; heredar y ganar las cualidades del Maestro de maestros

[Taller de la conferencia conjunta de la Asociación Urantia de los Estados Unidos (UAUS) y la Urantia Book Fellowship]

¿Qué podríamos aprender de una búsqueda exhaustiva de El libro de Urantia para ayudarnos a comprender por qué Jesús se convirtió en Maestro de maestros? ¡Recomiendo una búsqueda personal para su propia satisfacción! ¿Podríamos sacar provecho de aprender cómo enseñaba?

En mi charla con PowerPoint del mismo título, se destacan tres factores principales que contribuyeron a su preparación para enseñar:

1)    Dotación paradisíaca.
2)    Base genética.
3)    Sus esfuerzos personales para estudiar y aprender sobre la humanidad, incluyendo nuestras religiones y la historia secular.

Estos tres factores podrían investigarse más exhaustivamente en el libro para confirmar personalmente nuestro entendimiento. Recomiendo un estudio de ese tipo.

Es necesario centrarse en el Jesús humano por muchas razones, entre otras la orientación suprema para mejorar las relaciones humanas civiles y sociales del mundo. Hay una mejora espiritual duradera para todo el que elige tener fe en el Padre, tal como él demostró. Los detalles de su vida corroboran el hecho de que vivió con los gobiernos autoritarios de entonces y no chocó con ellos a no ser que interfirieran con la autoridad espiritual del Padre o pretendieran desplazarla. Teniendo esto en mente, he aquí algunas preguntas que considerar:

  1. ¿Qué ventajas y beneficios personales puede haber de aprender sobre las cualidades humanas de Jesús?
  2. ¿Qué significa seguir a Jesús? Reflexionen atentamente y en oración.

“«Seguir a Jesús» significa compartir personalmente su fe religiosa y entrar en el espíritu de la vida del Maestro, consagrada al servicio desinteresado de los hombres. Una de las cosas más importantes de la vida humana consiste en averiguar lo que Jesús creía, en descubrir sus ideales, y en esforzarse por alcanzar el elevado objetivo de su vida. De todos los conocimientos humanos, el que posee mayor valor es el de conocer la vida religiosa de Jesús y la manera en que la vivió.” [Documento 196:1.3, página 2090:4], negrita añadida.

  1. ¿Cuáles podrían ser los planes de Miguel (Jesús) para elevar las relaciones humanas urantianas?

Al abordar estas preguntas, una persona podría llamar a Jesús en oración y confiar en su Espíritu de la Verdad. Dejemos que el Padre dirija con su voluntad en nuestra vida.

Únanse a otras personas que ustedes elijan para conversar sobre estas y otras preguntas mientras consideran el magnánimo modelo humano que Jesús regaló a los urantianos.

Algunos resultados de la búsqueda de la expresión «Jesús humano”:

Juan percibió más claramente que, a pesar de todos sus atributos divinos, después de todo Jesús era humano. Jesús vivía como un hombre entre los hombres, y los comprendía, los amaba y sabía cómo dirigirlos. En su vida personal era tan humano, y sin embargo tan irreprochable. Y siempre era desinteresado.  [Documento 141:7.14, página 1594:8], negrita añadida.

El Jesús humano veía a Dios como santo, justo y grande, así como verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad los enfocó en su mente como «la voluntad del Padre que está en los cielos». El Dios de Jesús era al mismo tiempo «el Santo de Israel» y «el Padre vivo y amoroso que está en los cielos». El concepto de Dios como Padre no era original de Jesús, pero exaltó y elevó la idea hasta el nivel de una experiencia sublime mediante la realización de una nueva revelación de Dios y la proclamación de que toda criatura mortal es hija de este Padre del amor, un hijo de Dios.  [Documento 196:0.2, página 2087:2], negrita añadida.

La devoción de Jesús a la voluntad del Padre y al servicio del hombre era mucho más que una decisión como mortal y que una determinación humana; era una consagración total de sí mismo a esta donación ilimitada de amor. Por muy grande que sea el hecho de la soberanía de Miguel, no debéis apartar de los hombres al Jesús humano. El Maestro subió a los cielos no sólo como hombre, sino también como Dios; él pertenece a los hombres, y los hombres le pertenecen. ¡Es muy lamentable que la religión misma sea tan mal interpretada, que aparte al Jesús humano de los mortales que luchan! Que las discusiones sobre la humanidad o la divinidad de Cristo no oscurezcan la verdad salvadora de que Jesús de Nazaret fue un hombre religioso que consiguió, por la fe, conocer y hacer la voluntad de Dios; fue realmente el hombre más religioso que haya vivido jamás en Urantia.  [Documento 196:1.1, página 2090:2], negrita añadida.

Los tiempos están maduros para presenciar la resurrección simbólica del Jesús humano, saliendo de la tumba de las tradiciones teológicas y de los dogmas religiosos de diecinueve siglos. Jesús de Nazaret ya no debe ser sacrificado, ni siquiera por el espléndido concepto del Cristo glorificado. ¡Qué servicio trascendente prestaría la presente revelación si, a través de ella, el Hijo del Hombre fuera rescatado de la tumba de la teología tradicional, y fuera presentado como el Jesús vivo a la iglesia que lleva su nombre y a todas las demás religiones! La hermandad cristiana de creyentes no dudará seguramente en reajustar su fe y sus costumbres de vida para poder «seguir» al Maestro en la manifestación de su vida real de devoción religiosa a la tarea de hacer la voluntad de su Padre, y de consagración al servicio desinteresado de los hombres. ¿Temen los cristianos declarados que se ponga al descubierto a una hermandad autosuficiente y no consagrada, que tiene respetabilidad social y una inadaptación económica egoísta? ¿Teme el cristianismo institucional que la autoridad eclesiástica tradicional esté posiblemente en peligro, o incluso sea derrocada, si el Jesús de Galilea es reinstalado en la mente y el alma de los hombres mortales como el ideal de la vida religiosa personal? En verdad, los reajustes sociales, las transformaciones económicas, los rejuvenecimientos morales y las revisiones religiosas de la civilización cristiana serían drásticas y revolucionarias si la religión viviente de Jesús sustituyera repentinamente a la religión teológica acerca de Jesús.  [Documento 196:1.2, página 2090:3], negrita añadida.

La vida de Jesús en la carne describe un crecimiento religioso trascendente que empezó por las antiguas ideas del temor primitivo y de la veneración humana, y pasó por los años de comunión espiritual personal, hasta que llegó finalmente al estado avanzado y elevado de la conciencia de su unidad con el Padre. Y así, en una sola corta vida, Jesús atravesó esa experiencia de evolución espiritual religiosa que los hombres empiezan en la Tierra y que sólo terminan generalmente al final de su larga estancia en las escuelas de educación espiritual de los niveles sucesivos de la carrera preparadisiaca. Jesús progresó desde una conciencia puramente humana en la que tenía la certidumbre, por la fe, de una experiencia religiosa personal, hasta las sublimes alturas espirituales de la comprensión definitiva de su naturaleza divina, y hasta la conciencia de su estrecha asociación con el Padre Universal en la administración de un universo. Progresó desde el humilde estado de dependencia mortal que le impulsó a decir espontáneamente a aquel que le había llamado Maestro Bueno: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno salvo Dios», hasta esa conciencia sublime de una divinidad consumada que le condujo a exclamar: «¿Quién de vosotros me declara culpable de pecado?» Esta ascensión progresiva de lo humano a lo divino fue un logro exclusivamente mortal. Cuando hubo alcanzado así la divinidad, continuó siendo el mismo Jesús humano, el Hijo del Hombre así como el Hijo de Dios.  [Documento 196:2.2, página 2091:11], negrita añadida.

Pero el error más grande se cometió cuando, aunque se reconocía que el Jesús humano tenía una religión, el Jesús divino (Cristo) se convirtió casi de la noche a la mañana en una religión. El cristianismo de Pablo aseguró la adoración del Cristo divino, pero casi perdió de vista por completo al Jesús humano de Galilea, luchador y valiente, que gracias a la intrepidez de su fe religiosa personal y al heroísmo de su Ajustador interior, ascendió desde los humildes niveles de la humanidad hasta volverse uno con la divinidad, convirtiéndose así en el nuevo camino viviente por el que todos los mortales pueden elevarse de esta manera desde la humanidad hasta la divinidad. En todos los grados de espiritualidad y en todos los mundos, los mortales pueden encontrar en la vida personal de Jesús aquello que les fortalecerá e inspirará a medida que progresan desde los niveles espirituales más bajos hasta los valores divinos más elevados, desde el principio hasta el fin de toda la experiencia religiosa personal.   [Documento 196:2.4, página 2092:2], negrita añadida.

Vean que la Comisión de Intermedios, en la cuarta parte, deduce cambios en la religión personal que afectan a las enseñanzas de Jesús en nuestra vida. Es su religión personal lo que vamos a descubrir y a perpetuar personal y socialmente.

Sugiero que lean el documento 194, La donación del Espíritu de la Verdad. En particular, tomen nota de la sección 3, «Lo que sucedió en Pentecostés», párrafo 12:

Pentecostés dotó al hombre mortal del poder de perdonar las ofensas personales, de conservar la dulzura en medio de las peores injusticias, de permanecer impasible ante unos peligros aterradores, y de desafiar los males del odio y de la ira mediante los actos intrépidos del amor y la indulgencia. A lo largo de su historia, Urantia ha sufrido las devastaciones de grandes guerras destructivas. Todos los que participaron en estas luchas terribles encontraron la derrota. Sólo hubo un vencedor; sólo hubo uno que salió de estas amargas luchas con un prestigio realzado — y éste fue Jesús de Nazaret y su evangelio de vencer el mal con el bien. El secreto de una civilización mejor está encerrado en las enseñanzas del Maestro sobre la fraternidad de los hombres, la buena voluntad del amor y de la confianza mutua.  [Documento 194:3.12, página 2064:4], negrita añadida.

Esta última frase es una gran pista de por qué Jesús siguió en la tierra para enseñar y guiar, y de por qué su religión es para toda la humanidad. Sabía que había (y hay) un plan a largo plazo para elevar a los mortales hacia una conciencia espiritual y calidad de vida elevadas. Hay más que aprender.

El Maestro necesita a personas para elevar la calidad civil por todo el mundo. Allá donde miramos vemos sufrimiento porque hay comportamientos humanos que no están en armonía con el ejemplo de vida de Jesús. La lista es larga: guerras, robos, engaños, avaricia de poder, maltrato a las mujeres, prostitución, abuso a menores, hambruna, pobreza, disputas territoriales, mala conducta en los campus, en el gobierno y en las carreteras. Nuestro mundo necesita que cada uno de nosotros promueva y demuestre valentía por las enseñanzas de Jesús y su modelo social ejemplar. Solo sus planes para este planeta prevalecerán, pues sabemos que él es leal a los amplios planes del Padre paradisíaco para la Creación.

Quizá no sea fácil vivir como si quisiéramos seguir a Jesús, pero saber que vivió una vida humana modelo mostrando que podemos resistirla es un amuleto de estímulo para todos nosotros. Esforcémonos lo mejor que podamos para atraer a la gente a los modos de Jesús.

La décima aparición del Maestro fue en Filadelfia:

“Que la paz sea con vosotros. Todos sabéis que tenemos un solo Padre en el cielo y que sólo hay un evangelio del reino — la buena nueva del don de la vida eterna que los hombres reciben por la fe. Mientras os regocijáis en vuestra lealtad al evangelio, rogad al Padre de la verdad que derrame en vuestro corazón un amor nuevo y más grande por vuestros hermanos. Debéis amar a todos los hombres como yo os he amado; debéis servir a todos los hombres como yo os he servido. Con una simpatía comprensiva y con un afecto fraternal, aceptad como compañeros a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva, ya sean judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes. Juan proclamó el reino por adelantado; vosotros habéis predicado el evangelio con autoridad; los griegos enseñan ya la buena nueva; y yo voy a enviar pronto el Espíritu de la Verdad al alma de todos estos hermanos míos, que han dedicado su vida tan generosamente a iluminar a sus semejantes que están en las tinieblas espirituales. Todos sois los hijos de la luz; no tropecéis pues en los enredos de los malentendidos causados por la desconfianza y la intolerancia humana. Si la gracia de la fe os ennoblece para amar a los incrédulos, ¿no deberíais amar igualmente a aquellos que son vuestros compañeros creyentes en la gran familia de la fe? Recordad, en la medida en que os améis los unos a los otros, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.”  [Documento 191:4.3, página 2041:6], negrita añadida.