Cómo llegó a existir El Libro de Urantia

Lo siguiente es transcrito de una cinta de grabación hecha en la casa de Elliott Berkeley, el 18 de febrero de 1962 en la ciudad de Oklahoma, en los Estados Unidos de América. En esta ocasión, William Sadler, Jr., uno de los «miembros de la comisión de contacto» estuvo hablando con el grupo de estudio allí reunido. Lo que sigue a continuación son comentarios que él hizo en esta ocasión, relacionados con el origen de El Libro de Urantia.

«Hace muchos años, a mis padres, que eran médicos, les había llamado la atención un hombre a quien le habían estado sucediendo cosas bastante extrañas. En uno de los libros que escribió mi padre, «Travesuras de la mente», publicado en la década de 1920, él hizo mención de este caso en la última parte del apéndice. Mi padre era aficionado a cazar fantasmas. Le gustaba sacar a la luz a los médiums. El tenía dos personas que lo acompañaban en esta tarea. El jefe del departamento de Psicología de la Universidad de Northwestern y Howard Thurston, un mago profesional. Hay un libro actualmente en circulación escrito por mi padre, titulado «La verdad sobre el espiritismo», en el cual clasifica a todos los espiritistas en dos categorías. Los que lo practican para engañar a otros; es decir, deliberadamente para ganar dinero o fama y los que lo hacen engañados a sí mismos. Creo que en ese libro él dice, «con una posible excepción».

«Mis padres, ambos médicos, terminaron interesados en este caso. Este hombre se iría a dormir y estaría hablando.  Lo que saldría de esto fue fascinante y diferente. El nunca estuvo interesado en el tiempo perdido o la bolsa de valores o en hablar con su tío Jorge, quien había muerto; nada que no fuera práctico. Esto era diferente; evidentemente raro.  Un domingo por la tarde se organizó en nuestra casa una reunión aproximadamente a esta misma hora. Mi padre estaba en ese momento declarando un inicio de actividades en una Univeridad local. Yo estaba en la escuela superior entonces y él me escribió una carta diciendo que no éramos gente de iglesia pero el día domingo podría ser productivo y a la vez de descanso. Me preguntó qué diría yo si ellos invitaran a casa algunos amigos y tuvieran un grupo de discusión -una clase de foro- y hablaran acerca de salud e historia y política, etc. El grupo se formó como tal, creo, en 1922. Este grupo terminó interesándose en espiritismo porque mi padre estaba escribiendo alrededor de ese asunto en ese tiempo.

 

«Mi padre era travieso. Había en la ciudad un teatro vodevil que presentaba a un hombre que hacía telepatía. Mi padre asistió dos veces. El hombre tomó un par de alicates y grapó unos alambres que enganchaban a un tipo en la audiencia con una mujer en el escenario. En cierto punto de la presentación ella se desmayó y ellos preguntaron si había algún doctor entre el público. Mi padre era de los que tenían las agallas de ir y atenderla. «La pregunta surgió acerca de si todos esos fenómenos eran o no fraudulentos. Mi padre era un tipo honesto, así que dijo que había un caso que era todo un rompecabezas. Ellos le pidieron que hablara acerca de esto. El foro quedó fascinado con las notas de primera mano que habían sido tomadas acerca de cosas de las que este hombre habló.

«Una tarde cuando ellos estaban hablando con este hombre, surgió una especie de argumento. Ellos estaban hablando con alguien que afirmaba ser un «Mensajero Poderoso». Ellos le preguntaron si él podía probar que era un Mensajero Poderoso.

«No», dijo él, «pero ustedes tampoco pueden probar que no lo soy». Si ustedes

supieran lo que yo se, no estarían haciendo esas preguntas tontas. Más bien, prepararían las más profundas, minuciosas y trascendentales preguntas posibles que puedan imaginar».

«Mi padre era mitad inglés y mitad irlandés y se molestó un poco. El había estado investigando estos fenómenos y ahora se sentía retado. Así que dio una mirada a todo el grupo y dijo: «Sigamos adelante con esto y veamos qué sucede».

«El siguiente domingo cuando el foro se reunió, el grupo entero había cumplido el trato. Me dijeron que habían traído aproximadamente cinco mil preguntas. Algunas seguían siendo tontas como cuál es la edad de Dios, quién creó a Dios y otras. Lo que sucedió fue esto. Un día las preguntas habían desaparecido y donde habían estado ahora estaba el primero de los Documentos de Urantia, bajo el título «El Padre Universal».

«Les diré como creo yo que este documento fue escrito. Y mi teoría no es cien por ciento correcta pero es la mejor que puedo encontrar. Visualice algunos lugares en el espacio – puntos A, B, C y D. Yo creo que los documentos fueron dictados o concebidos en el punto A y que habríamos estado allí cuando fueron escritos y no habríamos visto nada. Un Consejero Divino está presentando estos conceptos en el lenguaje de Uversa*. Un traductor que está allí, lo traduce al lenguaje de Salvington*. Hay otro traductor allí que lo traduce del lenguaje de Salvington* al lenguaje de Satania* y otro más que traduce de Satania* al inglés. Usted no puede traducir directamente de Uversa* al inglés porque estas dos lenguas están muy aparte.

«Sospecho que el 99% de los conceptos originales se perdió en la traducción. El inglés es un lenguaje muy primitivo. Por ejemplo, en la lengua bantú ellos tienen uno, dos y «muchos» -el fin de sus números-; si usted quiere traducir esto en sistemas de grandes números, usted simplemente no puede hacerlo. Ve el problema?

«El punto A estaba ligado a cierto circuito de comunicación con el punto B. En el punto B podría verse algo pero estaría bastante nublado. Un hombre estaría dormido, sin hacer nada. Recuerdan la resurrección y la forma en que la piedra fue movida por los Midwayers? <traduzca «Midwayers» como «los seres intermedios»>. En el punto C usted vería un lápiz moviéndose sobre el papel sin medios visibles de movimiento. Allí es donde el escrito físico tuvo lugar. Ahora, el punto D estaría allí donde encontramos los documentos; y no crea que no estuvimos tratando de verlo. Si él los escribió fue más astuto que nosotros porque nunca lo vimos hacerlo.

«Nosotros tratamos de pensar por todos los medios posibles como fue hecho esto y estábamos perplejos. El texto estaba enteramente escrito en lápiz, manuscrito por este individuo.

«Quién era este hombre? Yo hice un juramento de no divulgar quien era. Esto fue un requisito para todos los que conocíamos su identidad y fue exigido por los comicionados que patrocinaron el último de los documentos. Creemos saber el por qué de este requisito. El nos hubiera pedido que lo mantuviéramos en secreto. Una de las razones por la cual este hombre fue escogido es su pasión por la privacidad; un hombre muy estable. El no quería ser conocido.

«Estos documentos fueron leídos al foro. Al final de cada uno había una nota sugiriendo el siguiente título sobre el cual las preguntas debían ser respondidas. Así fue como ellos nos guiaron la primera vez. Los documentos eran leídos al foro y generaban más preguntas y en un período de varios años este libro se fue acumulando. Y eventualmente, cuando tuvimos el dinero necesario, lo publicamos.

«En 1950 completamos la preparación de nuestras placas de impresión. Se pronosticó que habría inflación justo cuando llegó el dinero, así que tomamos lo que teníamos y lo gastamos dándolo a Donnelley (el editor) para que preparara las placas. Si usted fuera a Chicago, vería que la Fundación Urantia se estableció en 1950 gracias a la donación anónima para las placas de El Libro de Urantia. Teníamos placas niqueladas. Si usted escribe a Donnelley, ellos le dirán que hicieron la negociación con Wilfred Kellogg. La Fundación Urantia es dueña de los derechos de autor. Hay cinco síndicos. Alrededor de 1954 estos cinco síndicos seleccionaron treinta y seis personas que organizaron la Hermandad Urantia. El libro fue publicado en octubre de 1955 y ha sido difundido desde entonces.

«Yo estuve allá la mayor parte del tiempo. Soy un hombre de gestiones administrativas, no de los que aceptan confundirse en algo como esto, y estaba muy sospechoso acerca de lo que había sucedido. Me preguntaba a mi mismo, «quién está haciendo dinero de todo esto? Comprendí que iba a costar dinero. Y me di cuenta que no había un fin comercial. Y, a medida que el libro me despejó algunos desacuerdos que yo tenía con la religión, sentí que era algo bastante bueno. Así que elegí gastar mi tiempo extra diciéndole a la gente acerca de él. No obtengo dinero pero obtengo mucha satisfacción. Esta es una historia de primera mano excepto por los años desde 1924 a 1928 cuando estuve en el sevicio militar. Y es la primera vez que esta historia ha sido grabada».

 

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