Urantia Association
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Journal – mayo 2020

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En este número

Editorial del Journal—mayo 2020

Suzanne Kelly (EEUU)

Saludos, amigos urantianos, y bienvenidos al primer número de 2020 del Journal de la Asociación Urantia Internacional. Estos son tiempos verdaderamente difíciles debido a la pandemia de coronavirus, y estoy segura de que la sabiduría y visión espiritual ofrecidas en estos cinco increíbles ensayos les proporcionarán directrices para vivir en el siglo XXI y traerán paz e iluminación a su rincón del mundo en este momento. «¡Qué vida y en qué planeta!»

Nuestro primer colaborador es Luis García-Bory (Suiza), que aboga por una nueva forma de vivir en un planeta como el nuestro y reflexiona sobre lo que él llama «Un cambio positivo en la consciencia planetaria». Utilizando la actual propagación mundial del coronavirus como ejemplo, Luis resume el efecto que este virus y la histeria impulsada por los medios de comunicación han tenido entre las gentes del mundo. Ofrece algunos remedios alentadores para ayudar a curar en todos los efectos secundarios, no solo para los que tienen el virus, ya que afirma: «un movimiento consciente desde el miedo, la inercia y la inacción para que elevemos fielmente nuestra conciencia planetaria, abandonemos en esta pandemia el ámbito de los pensamientos basado en el egoísmo individual y empecemos a reflexionar sobre lo que El libro de Urantia llama un ministerio de hermandad que se centra en producir desinteresadamente los frutos del espíritu. Eso quizá requiera que mejoremos nuestra mentalidad desde la pregunta «¿Cómo va a afectarme esta pandemia a mí y a mis seres queridos?» hasta: «¿Qué puedo hacer yo y cómo puedo colaborar con otros para ayudar a un mayor número de personas que me rodean, especialmente a los más vulnerables?»

El siguiente es Rick Lyon (EE.UU.), otro maravilloso y prolífico colaborador del Journal y de todas las cosas de Urantia. Proporciona una transcripción de una de las sesiones educativas que él y su esposa Susan presentaron a un grupo de asistentes en la conferencia virtual 24-hour Online Urantia Event de la Asociación Urantia, que él tituló oportunamente «El virus benigno del amor». Rick sabe que: «Hemos visto la rapidez con la que un virus dañino puede cambiar el mundo. Un virus benigno puede hacer lo mismo (e incluso más) pero de manera positiva». En consonancia con los tiempos tumultuosos que vivimos, Rick nos recuerda las cosas importantes que forman el telón de fondo de la vida y que tendemos a olvidar en el ajetreo de una sociedad de 24 horas, pero que ahora han sido catapultadas a la vanguardia de la humanidad civilizada. «Tal vez las familias aprendan a jugar juntas y vuelvan a hablar entre ellas. Tal vez nos volvamos a conectar con viejos amigos por teléfono o videochat para estar al tanto de su salud y bienestar. Puede que aprendamos que trabajando juntos podemos resolver problemas realmente grandes. Tal vez cuando las personas consideren su futuro se vuelvan hacia Dios. Tal vez cuando se tomen un descanso de sus vidas «demasiado ajetreadas» encuentren tiempo para crecer espiritualmente» … ¡Ojalá sea así!

El siguiente artículo es «Repaso de las Bienaventuranzas: una filosofía del vivir», de Patty McGrath (EEUU), que interpreta la vida y el crecimiento del alma modelados tras las instrucciones de Jesús a los apóstoles. Ella mantiene que las bienaventuranzas eran para todos sus hijos cuando él dijo: Y no será tanto por las palabras que diréis, sino más bien por la vida que viviréis, como los hombres sabrán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido las realidades del reino [140:1.7]. Patty nos lleva por cada una de las bienaventuranzas y mantiene que: «Las bienaventuranzas no son el evangelio de Jesús, sino una filosofía de vida. El evangelio que Jesús predicó durante tres años sobre el terreno es simple: la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres. El Padre Universal es nuestro creador y la fuente de todo lo que es real. Nuestro Padre Creador es espíritu, y por lo tanto la verdadera realidad es espiritual».

Stuart Kerr III (EEUU), es también un prolífico autor de obras secundarias y nos ha dado muchos artículos publicados. «Renacimiento del alma y mente moroncial (del alma)» es uno de mis favoritos. Es una maravillosa instantánea de nuestra próxima parada a través de los siete círculos psíquicos, en el camino al Paraíso y el encuentro con nuestro Padre. Stuart lo resume así: «El alma es la creación conjunta de la mente mortal y el Ajustador interior. El alma es hija de la mente mortal que busca a Dios y de la presencia interior del Ajustador del Pensamiento inmortal y revelador de Dios. Su crecimiento espiritual es independiente de la autoconsciencia intelectual, pero es capaz de experimentar la presencia del Ajustador del Pensamiento y de reconocer sus guías espirituales. La identificación del espíritu es impulsada por los esfuerzos de la mente mortal y la supervivencia está condicionada por los deseos de la mente mortal. El alma en evolución acabará siendo un retrato de la suma total de las decisiones mortales.».

El último colaborador es Mark Kurtz (EEUU), que ya ha publicado anteriormente en el Journal. Nos da una breve pero impactante reseña sobre «Gestionar nuestro modelo», un maravilloso recordatorio del plan que Jesús diseñó para nosotros. Es también conmovedor y alentador al mismo tiempo. Gracias por este tutorial, Mark, que es ahora más necesario que nunca. Utilizando una comparación actual, Mark pregunta: «¿El libro de Urantia es para nosotros un gran intento de ayudar a la humanidad a revisar sus modelos? Creo que sí. ¡Necesitamos progreso! Los que escuchan atentamente a los autores y descubren sus significados es probable que progresen. Comprenderemos lo que Jesús quiere para nosotros, ya sea aquí o después de pasar a la próxima vida. La voluntad de Dios prevalecerá.». ¡Amén!

Muchos otros sabios han dicho que esto también pasará, y nos haremos más fuertes con la experiencia. ¡Adelante y arriba en la hermandad, la amistad y el amor! ¡Feliz e iluminada lectura en este planeta nuestro!

Un cambio positivo en la consciencia planetaria

Luis García Bory (Suiza)

(Transcrito y editado de una presentación virtual dada en el 24-hour Online Urantia Event el 21 de marzo de 2020)

Es probable que la pandemia de coronavirus del 2020 pase a la historia de nuestro planeta como el momento en el que muchos nos vimos obligados a comprender que Urantia es un ecosistema vivo autónomo, donde cualquier cosa que ocurre en una parte de la red impacta en grados diversos sobre todos nosotros y el entorno biológico en el que coexistimos. Sin embargo, esta idea no viene acompañada de tranquilidad. La lucha, el dolor y el sufrimiento están presentes en muchos rincones de nuestro mundo. Y el aspecto más doloroso es, por supuesto, la pérdida de miles de vidas que ya estamos presenciando.

En muchos países afectados por la pandemia se insta a millones de personas a que se queden en casa, ya que los hospitales y los servicios de salud están al límite de su capacidad. Muchos países pobres se esfuerzan incluso por iniciar los trabajos básicos necesarios para proteger a su población. La histeria se desata y la desinformación se va extendiendo. El pánico domina la razón y se extiende el miedo irracional. Vaciamos las estanterías de los supermercados y nos obsesionamos con mantener las distancias y con la seguridad individual. El suministro mundial de bienes deja de fluir y llega la calamidad económica. Comenzamos a comprender que es probable que seamos testigos de la más severa depresión económica de nuestra vida.

Nuestros lugares de trabajo se detienen, nuestros coches se detienen, nuestros aviones y trenes se detienen, nuestros parques se detienen, nuestros lugares de culto y reunión y la actividad física y el ocio se detienen. En un grado u otro, muchos aspectos de nuestra vida se detienen, ya que nos vemos obligados a mantener las distancias para contener la velocidad de propagación de la infección.

Y este inesperado aislamiento provoca un profundo cambio en la forma en que vivimos nuestra vida cotidiana: de repente nos vemos obligados a ir más despacio y a mirarnos en casa, a mirar nuestras propias vidas más allá de nuestro entorno laboral y a fijarnos más en nuestros sistemas de apoyo y en las vidas de los que nos rodean, y a replantearnos nuestras prioridades más allá de los plazos de trabajo y los objetivos financieros y las ambiciones personales y familiares.

Nos vemos obligados a detenernos y reflexionar sobre el hecho de que nuestras decisiones y acciones individuales en relación con esta pandemia no solo afectarán a nuestros seres queridos más cercanos, sino también a nuestras familias y comunidades extendidas y a otros compañeros humanos mucho más allá de nuestra esfera inmediata de interés, conveniencia o influencia. Nos vemos obligados a recordar que somos (paradójicamente) prescindibles y valiosos, y que nuestra vida es al mismo tiempo tan frágil y resiliente como las de los demás. Y que la resiliencia y la supervivencia del ecosistema solo puede ser posible porque todos formamos una red que se une y da estabilidad al conjunto.

Quizá sea necesario que todos realicemos un movimiento consciente desde el miedo, la inercia y la inacción para que elevemos fielmente nuestra conciencia planetaria, abandonemos en esta pandemia el ámbito de los pensamientos basado en el egoísmo individual y empecemos a reflexionar sobre lo que El libro de Urantia llama un ministerio de hermandad que se centra en producir desinteresadamente los frutos del espíritu. Eso quizá requiera que mejoremos nuestra mentalidad desde la pregunta «¿Cómo va a afectarme esta pandemia a mí y a mis seres queridos?» hasta: «¿Qué puedo hacer yo y cómo puedo colaborar con otros para ayudar a un mayor número de personas que me rodean, especialmente a los más vulnerables?». La acción individual guiada por el Espíritu nos ayudará a dar pequeños pasos en los albores de la edad de esfuerzo espiritual de nuestro planeta, y podemos hacerlo si:




        Recordemos que:


          **{… y sus cuerpos auxiliares los virus… [65:2.3]}


            Veo muchos signos alentadores de que esta pandemia ya está provocando un cambio positivo en la consciencia de muchas personas en todos los continentes de Urantia. Nos damos cuenta de la fragilidad del bienestar de nuestros mayores, intentamos proteger más a nuestros hijos y a nuestros cónyuges; nos encontramos por primera vez con algunos vecinos que nunca habíamos visto. Vemos cómo las ciudades superpobladas y demasiado contaminadas vuelven a estar tranquilas y limpias. Nos tomamos más tiempo para fijarnos en los dependientes de la tienda de comestibles, de la farmacia y en un sinfín más de los que nos ayudan a vivir una vida limpia, sana y ordenada. Nos invita a apreciarlos más y a estar agradecidos de tenerlos en nuestra vida. Porque tenerlos nos hace completos, y con ellos nuestro ecosistema continúa.

            Tenemos ante nosotros una oportunidad única para la elevación espiritual planetaria tan solo con que busquemos responder a los acontecimientos actuales que rodean a la crisis invitando conscientemente al Espíritu a que tome la iniciativa y nos guíe para fortalecer los lazos que nos unen como humanos, con independencia de las creencias, preferencias, orígenes o cualidades individuales. Unidos en el amor a la vida y al ministerio, donde la belleza, la verdad y la bondad inspiran y guían cada decisión, cada acción, cada acto de servicio desinteresado que hacemos cada día por los demás. Al igual que millones de otros humanos, nuestros verdaderos héroes de Urantia están luchando y arriesgando sus propias vidas para tratar y salvar a otros, para hacer posible que tengamos comida en la mesa y víveres en la despensa, que nuestros servicios funcionen para que podamos estar conectados e informados y tomar precauciones y cuidarnos mutuamente; en resumen, para que nuestro ecosistema no solo sobreviva sino también vuelva a prosperar algún día.

            Me gustaría invitarles a repensar cómo podemos responder a esta crisis:


              Me gustaría terminar con estos dos extractos inspiradores de El libro de Urantia:

              El espíritu divino no se pone en contacto con el hombre mortal por medio de los sentimientos o las emociones, sino en el ámbito de los pensamientos más elevados y más espiritualizados. Son vuestros pensamientos, y no vuestros sentimientos, los que os conducen hacia Dios. La naturaleza divina sólo se puede percibir con los ojos de la mente. Pero la mente que discierne realmente a Dios, que escucha al Ajustador interior, es la mente pura. «Sin santidad, ningún hombre puede ver a Dios». Toda comunión interna y espiritual de este tipo se califica de perspicacia espiritual. Estas experiencias religiosas son el resultado de la impresión producida en la mente del hombre por las operaciones combinadas del Ajustador y del Espíritu de la Verdad, a medida que actúan entre y sobre las ideas, los ideales, las percepciones y los esfuerzos espirituales de los hijos evolutivos de Dios. [Documento 101:1.3, página 1104.6]

              Éste es pues el curso primario o elemental con el que se enfrentan los peregrinos del espacio cuya fe ha sido probada y que tanto han viajado. Pero mucho antes de llegar a Havona, estos hijos ascendentes del tiempo han aprendido a deleitarse con las incertidumbres, a enriquecerse con las decepciones, a entusiasmarse con los fracasos aparentes, a estimularse en presencia de las dificultades, a mostrar un valor indomable frente a la inmensidad, y a ejercer una fe invencible cuando se enfrentan con el desafío de lo inexplicable. Hace mucho tiempo que el grito de guerra de estos peregrinos se ha vuelto: «En unión con Dios, nada — absolutamente nada — es imposible». [Documento 26:5.3, página 291.3]

              El virus benigno del amor

              Rick Lyon (EEUU)

              (Transcripción y adaptación de una presentación virtual dada en el 24-hour Online Urantia Event el 21 de marzo de 2020)

              El nombre de mi presentación es El virus benigno del amor, que pensaba que encajaba pues estamos aquí en gran medida debido a otro tipo de virus. Es cierto que no nos tomamos a la ligera la seriedad del coronavirus que provoca la COVID-19, más bien intentamos buscar consuelo en la analogía y la seguridad de estas enseñanzas. Hemos visto la rapidez con la que un virus dañino puede cambiar el mundo. Un virus benigno puede hacer lo mismo (e incluso más) pero de manera positiva.

              Primero, permítanme dar las gracias a Chris Wood, Antonio Schefer, la Asociación Urantia, los ángeles y mi espíritu interior por darme esta oportunidad. Me gusta mucho la idea de un grupo de estudio de 24 horas alrededor del mundo, porque esta revelación es un regalo mundial y personas de todas las creencias, razas, culturas y sectores demográficos están estudiando y viviendo estas enseñanzas 24 horas al día, 7 días a la semana. El sol nunca se pone en la comunidad Urantia.

              En cuanto al coronavirus, por favor sigan todas las normas para prevenir y evitar propagar esta enfermedad maligna. Lávense las manos, eviten tocarse la cara, usen desinfectantes, cubran sus estornudos y toses, eviten estar cerca de otros para protegerse a sí mismos y a los demás. Esto pasará, y como con la rebelión de Lucifer saldrán cosas buenas de todo esto. Ya vemos una efusión de amor y cuidado por los demás que no hemos visto en muchos años. Quizás las familias que se quedan en casa empiecen a conectar de nuevo y encuentren el valor de su vida hogareña. Tal vez las familias aprendan a jugar juntas y vuelvan a hablar entre ellas. Tal vez nos volvamos a conectar con viejos amigos por teléfono o videochat para estar al tanto de su salud y bienestar. Puede que aprendamos que trabajando juntos podemos resolver problemas realmente grandes. Tal vez cuando las personas consideren su futuro se vuelvan hacia Dios. Tal vez cuando se tomen un descanso de sus vidas «demasiado ajetreadas» encuentren tiempo para crecer espiritualmente.

              Tanto el naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente instruidos como el laicismo irreflexivo del hombre de la calle se ocupan exclusivamente de cosas; están desprovistos de todo verdadero valor, sanción y satisfacción de naturaleza espiritual, y también están exentos de fe, de esperanza y de seguridades eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre se cree demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.  [Documento 195:6.7, página 2077.3]

              Quizás ahora lo hagan.

              En el documento 97, «La evolución del concepto de Dios entre los hebreos», uno de los temas comunes que vemos en las enseñanzas de los profetas que llevaron a muchos a su supuesto fracaso fue la nueva idea de un Dios internacional, un Dios de todas las naciones, en lugar de un Dios tribal o nacional. Esta enseñanza avanzada era demasiado para la gente de aquellos días, pero cada profeta plantó las semillas de un Dios personal para todos los hombres, naciones y mundos. Este fue el comienzo de la idea de la paternidad de Dios y el ideal de la hermandad de los hombres.

              A lo largo de todas las eras anteriores, la religión había sido principalmente un asunto de la tribu o de la nación; no había sido habitualmente un tema que concerniera al individuo. Los dioses eran tribales o nacionales, pero no personales. Estos sistemas religiosos proporcionaron poca satisfacción a las aspiraciones espirituales individuales de la gente común. [Documento 121:5.1, página 1336.5]

              Una cosa que creo que nosotros como comunidad Urantia podemos hacer para hacer de este mundo un lugar mejor es liderar y facilitar la internacionalización de una religión personal y la realización de la familia mundial de Dios. En lugar del distanciamiento social causado por la era de la tecnología —cuando todos necesitamos más interacción personal, más contacto humano— deberíamos apoyar y facilitar proyectos en línea como este, grupos de estudio virtuales, eventos internacionales y traducciones de El libro de Urantia que reúnan a personas de diferentes países y culturas, aunque por lo general estemos socialmente distanciados por el lugar donde vivimos. Necesitamos conocernos más para poder propagar el virus benigno del amor.

              Descubramos y tratemos algunas cosas que El libro de Urantia nos dice sobre el amor y la hermandad. ¡Obviamente hay mucho donde elegir!

              Dios es como nosotros en que quiere amar y ser amado. No quiere ser temido, quiere que lo amemos porque elegimos amarlo por lo que es. Cuanto más conozcamos a Dios, más lo amaremos y nos esforzaremos por ser como él, y en ese proceso también aprenderemos a amarnos los unos a los otros como Jesús y Dios nos aman.

              Jesús ama a la humanidad con un afecto doble. Vivió en la Tierra bajo una doble personalidad — humana y divina. Como Hijo de Dios, ama al hombre con un amor paternal — es el Creador del hombre, su Padre en el universo. Como Hijo del Hombre, Jesús ama a los mortales como un hermano — fue realmente un hombre entre los hombres.  [Documento 140:5.2, página 1573.4]

              En la última cena, Jesús nos dio un nuevo mandamiento. Dijo que su nuevo mandamiento es: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado  [180:1.1].

              Y también:

              Al daros este nuevo mandamiento, no pongo ninguna nueva carga sobre vuestra alma; os traigo más bien una nueva alegría y os doy la posibilidad de experimentar un nuevo placer, conociendo las delicias de dar el afecto de vuestro corazón a vuestros semejantes. Incluso soportando un dolor externo, estoy a punto de experimentar la alegría suprema de daros mi afecto a vosotros y a vuestros compañeros mortales.  [Documento 180:1.2, página 1944.5, negrita añadida]

              Hay grandes recompensas en amar y ser amado.

              Dios nos amó primero. Dios nos amó como un Padre antes de que naciéramos de una mujer y antes de que naciéramos del espíritu. Dios nos ama hoy incondicionalmente y para siempre. Nada de lo que hemos hecho, estamos haciendo o haremos puede hacer que Dios no nos ame. Entendemos esto porque, como padres mortales, amamos a nuestros hijos imperfectos incluso cuando se comportan mal. Como el joven Jesús le dijo a su padre mortal José, el Padre celestial no puede amarnos menos de lo que nos aman nuestros padres mortales. Dios ama a su pueblo, a todas las personas, pero lo más importante es que nos ama a nosotros, individualmente y de manera única, porque somos sus hijos, hijos de Dios.

              El apóstol Pablo dijo: «Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra cosa podrá separarnos del amor de Dios».

              Nuestro amor debe ser tan fuerte y vinculante en nuestras relaciones con los demás como lo es con nuestro Padre del Paraíso. Amaos los unos a los otros como Jesús nos ama. Amad a nuestro Padre del cielo como nuestro Padre del cielo nos ama.

              Si realmente creemos que Dios es el padre de todas las personas, debemos creer en la hermandad de toda la humanidad. Si creemos en un Dios todopoderoso y misericordioso que ama a todos sus hijos, entonces en nuestros esfuerzos por ser perfectos como Dios es perfecto, también debemos ser todos cariñosos y misericordiosos y perdonar a nuestros hermanos de todo el mundo, incluso a los que podemos creer que son nuestros enemigos, los que piensan o actúan de manera diferente y aquellos cuyo comportamiento hace que sea difícil trabajar con ellos. Cuando miramos a la gente de este mundo con los ojos materiales vemos los colores negro, marrón, rojo, blanco o amarillo; vemos variedades de cristianos, musulmanes, judíos, budistas y otros. Pero con nuestra visión espiritual vemos solo a los hijos de nuestro Padre paradisíaco, y aun así sugiero que nuestra visión material puede ser ciega mientras que nuestra visión espiritual innata es perfecta. También sabemos que cualquier bondad o daño que hagamos al menor de nuestros semejantes también se lo hacemos a nuestro Padre.

              Así que, en el espíritu de nuestra familia Urantia multinacional y multicultural que se reunirá en este foro durante un periodo de 24 horas, veamos cómo nuestro amor puede cambiar el mundo.

              Si aprendéis a amar solamente a aquellos que os aman, estáis destinados a vivir una vida limitada y mediocre. [Documento 156:5.11, página 1739.6]

              Incluso en los mundos evolutivos normales, la realización de la fraternidad mundial de los hombres no es una tarea fácil. En un planeta confuso y desordenado como Urantia, esta realización requiere un tiempo mucho más largo y necesita un esfuerzo mucho más grande. Una evolución social sin ayuda difícilmente puede conseguir estos felices resultados en una esfera espiritualmente aislada. La revelación religiosa es esencial para llevar a cabo la fraternidad en Urantia. Aunque Jesús ha mostrado el camino para alcanzar inmediatamente la fraternidad espiritual, la realización de la fraternidad social en vuestro mundo depende mucho de que se lleven a cabo las transformaciones personales y los ajustes planetarios siguientes…  [Documento 52:6.2, página 597.3, negrita añadida]

              Fíjense en la frase: La revelación religiosa es esencial para llevar a cabo la fraternidad en Urantia. Hemos tenido cinco revelaciones de época. Probablemente tengan ustedes un ejemplar de la quinta entre sus manos en este momento.

              La fraternidad social depende de:

              1. La fraternidad social.

              La multiplicación de los contactos sociales internacionales e interraciales, y de las asociaciones fraternales, a través de los viajes, el comercio y los juegos competitivos. El desarrollo de un idioma común y la multiplicación de los multilingüistas. El intercambio racial y nacional de estudiantes, profesores, industriales y filósofos religiosos.  [Documento 52:6.3, página 597.4]

              La fraternidad social depende de:

              2. La fecundación intelectual cruzada.

              La fraternidad es imposible en un mundo cuyos habitantes son tan primitivos que no logran reconocer la locura del egoísmo sin freno. Debe producirse un intercambio de literatura nacional y racial. Cada raza debe familiarizarse con el pensamiento de todas las razas; cada nación debe conocer los sentimientos de todas las naciones. La ignorancia engendra la desconfianza, y la desconfianza es incompatible con la actitud esencial de simpatía y de amor.  [Documento 52:6.4, página 597.5]

              La fraternidad social depende de:

              3. El despertar ético.

              Sólo una conciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la intolerancia humana y lo pecaminoso de las luchas fratricidas. Sólo una conciencia moral puede condenar los males de la envidia nacional y de los celos raciales. Sólo unos seres morales buscarán siempre esa perspicacia espiritual que es esencial para vivir la regla de oro.  [Documento 52:6.5, página 597.6]

              La fraternidad social depende de:

              4. La sabiduría política.

              La madurez emocional es esencial para el dominio de sí mismo. Sólo la madurez emocional puede asegurar que las técnicas internacionales del juicio civilizado sustituirán al arbitraje bárbaro de la guerra. Los estadistas sabios trabajarán algún día por el bienestar de la humanidad aunque sigan esforzándose por promover el interés de sus grupos nacionales o raciales. La sagacidad política egoísta es finalmente suicida — perjudicial para todas aquellas cualidades duraderas que aseguran la supervivencia colectiva planetaria. [Documento 52:6.7, página 598.2]

              5. La perspicacia espiritual.

              La fraternidad de los hombres está basada, después de todo, en el reconocimiento de la paternidad de Dios. La manera más rápida de llevar a cabo la fraternidad de los hombres en Urantia consiste en efectuar la transformación espiritual de la humanidad actual. La única técnica para acelerar la tendencia natural de la evolución social es la de aplicar una presión espiritual desde arriba, acrecentando así la perspicacia moral y elevando al mismo tiempo la capacidad del alma de cada mortal para comprender y amar a todos los demás mortales. La comprensión mutua y el amor fraternal son unos civilizadores trascendentes y unos factores poderosos en la realización mundial de la fraternidad de los hombres.  [Documento 52:6.6, página 598.1]

              Urantia ha hecho muy pocos progresos en el desarrollo de un idioma internacional, pero se han logrado muchas cosas gracias al establecimiento de un intercambio comercial internacional. Todas estas relaciones internacionales deberían fomentarse, ya se trate de los idiomas, el comercio, el arte, la ciencia, los juegos competitivos o la religión.  [Documento 81:6.19, página 908.8, negrita añadida]

              Desde los años 30, cuando recibimos esta revelación, hemos hecho algunos progresos en el área del lenguaje. El inglés se ha convertido en el idioma de los negocios en todo el mundo y casi todos nuestros estudiantes de secundaria y preparatoria están aprendiendo un segundo idioma. Además cada uno de nuestros teléfonos celulares tiene la capacidad de traducir las palabras habladas en un idioma para ser reproducidas como audio en otro idioma y así otros las escuchen.

              Estos niveles elevados de vida humana se alcanzan mediante el amor supremo a Dios y el amor desinteresado a los hombres. Si amáis a vuestros semejantes, es porque habéis descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres porque les atribuía un alto valor. Podéis descubrir mejor los valores de vuestros compañeros descubriendo sus motivaciones. Si alguien os irrita, os produce sentimientos de rencor, deberíais tratar de discernir con simpatía su punto de vista, las razones de su comportamiento censurable. En cuanto comprendéis a vuestro prójimo, os volvéis tolerantes, y esta tolerancia se convierte en amistad y madura en amor.  [Documento 100:4.4, página 1098.1]

              Aunque vuestra religión es un asunto de experiencia personal, es sumamente importante que lleguéis a conocer una gran cantidad de otras experiencias religiosas (las diversas interpretaciones de otros mortales diferentes) a fin de que podáis impedir que vuestra vida religiosa se vuelva egocéntrica — circunscrita, egoísta e insociable. [Documento 103:1.3, página 1130.2]

              No muy distinta a estos conceptos es la idea de que la religión no es sino una búsqueda en común de la buena vida [92:6.20].

              No podéis amar realmente a vuestros compañeros con un simple acto de voluntad. El amor sólo nace de una comprensión completa de los móviles y sentimientos de vuestros semejantes. Amar hoy a todos los hombres no es tan importante como aprender cada día a amar a un ser humano más. Si cada día o cada semana lográis comprender a uno más de vuestros compañeros, y si éste es el límite de vuestra capacidad, entonces estáis sin duda haciendo sociable y espiritualizando realmente vuestra personalidad. El amor es contagioso, y cuando la devoción humana es inteligente y sabia, el amor es más contagioso que el odio. Pero sólo el amor auténtico y desinteresado es verdaderamente contagioso. Si tan sólo cada mortal pudiera convertirse en un foco de afecto dinámico, este virus benigno del amor pronto impregnaría la corriente de emoción sentimental de la humanidad hasta tal punto que toda la civilización quedaría envuelta en el amor, y ésta sería la realización de la fraternidad de los hombres.  [Documento 100:4.6, página 1098.3, negrita añadida]

              El mismo amor de Dios por el individuo engendra la familia divina de todos los individuos, la fraternidad universal de los hijos del Padre Paradisiaco dotados de libre albedrío. Y como esta fraternidad es universal, es una relación de totalidad. Cuando la fraternidad es universal, no revela la relación con cada uno, sino la relación con todos. La fraternidad es una realidad de la totalidad, y revela por tanto las cualidades del conjunto en contraste con las cualidades de la parte.  [Documento 12:7.10, página 138.5]

              La fraternidad constituye una relación de hecho entre todas las personalidades en la existencia universal. Ninguna persona puede evitar los beneficios o los perjuicios que pueden surgir como resultado de una relación con otras personas. La parte se beneficia o sufre en proporción con el todo. El buen esfuerzo de cada hombre beneficia a todos los hombres; el error o el mal de cada hombre aumenta las tribulaciones de todos los hombres. Así como se mueve la parte se mueve el todo. Según sea el progreso del todo, así será el progreso de la parte. Las velocidades relativas de la parte y del todo determinan si la parte se retrasa por la inercia del todo, o si es conducida hacia adelante por el impulso de la fraternidad cósmica.  [Documento 12:7.11, página 138.6, negrita añadida]

              Permítanme repetirlo: El buen esfuerzo de cada hombre beneficia a todos los hombres. Así que, aunque solo seas una persona de siete mil millones, cada cosa buena que haces beneficia a toda la humanidad. Nunca subestimes tu importancia o tu habilidad para marcar la diferencia en el mundo.

              Para el hombre finito, la verdad, la belleza y la bondad abarcan la revelación completa de la realidad de la divinidad. A medida que esta comprensión de que la Deidad es amor encuentra su expresión espiritual en la vida de los mortales que conocen a Dios, se producen los frutos de la divinidad: la paz intelectual, el progreso social, la satisfacción moral, la alegría espiritual y la sabiduría cósmica. Los mortales avanzados de un mundo en la séptima etapa de luz y de vida han aprendido que el amor es la cosa más grande del universo — y saben que Dios es amor.  [Documento 56:10.20, página 648.3]

              El amor es el deseo de hacer el bien a los demás. [Documento 56:10.21, página 648.4]

              El servicio, hacer el bien a los demás, es un fruto del espíritu.

              Si queréis compartir el gozo del Maestro, tenéis que compartir su amor. Y compartir su amor significa que habéis compartido su servicio. Esta experiencia de amor no os libera de las dificultades de este mundo; no crea un mundo nuevo, pero hace con toda seguridad que el viejo mundo resulte nuevo.  [Documento 180:1.5, página 1945.2]

              Creo que todos estamos de acuerdo en que eso sería algo bueno.

              [Jesús dijo en lenguaje moderno:] Desde el punto de vista de una civilización que progresa, la filiación en el reino debería ayudaros a convertiros en los ciudadanos ideales de los reinos de este mundo, puesto que la fraternidad y el servicio son las piedras angulares del evangelio del reino. La llamada al amor del reino espiritual debería llegar a ser el destructor efectivo de la incitación al odio de los ciudadanos incrédulos y belicosos de los reinos terrestres. Pero esos hijos materialistas, que se hallan en las tinieblas, nunca sabrán nada de vuestra luz espiritual de la verdad a menos que os acerquéis mucho a ellos con ese servicio social desinteresado que es el resultado natural de producir los frutos del espíritu en la experiencia de la vida de cada creyente individual. [Documento 178:1.4, página 1930.1]

              La batalla de hoy contra el virus material nos ha unido en una hermandad mundial como no habíamos visto desde los días de las misiones lunares Apolo. Que sea nuestro legado de este tiempo que:

              «Vinimos en son de paz por toda la humanidad.»

              Paz en la tierra y buena voluntad entre toda la humanidad.

              Como hombres mortales y materiales, sois en verdad los ciudadanos de los reinos terrestres, y deberíais ser buenos ciudadanos, mucho mejores por haberos convertido en los hijos renacidos de espíritu del reino celestial. Como hijos iluminados por la fe y liberados por el espíritu del reino de los cielos, os enfrentáis con la doble responsabilidad del deber hacia los hombres y del deber hacia Dios, mientras que asumís voluntariamente una tercera obligación sagrada: el servicio a la fraternidad de los creyentes que conocen a Dios.  [Documento 178:1.5, página 1930.2]

              No es lícito que adoréis a vuestros gobernantes temporales, y no deberíais emplear el poder temporal para hacer progresar el reino espiritual; pero deberíais manifestar por igual, a los creyentes y a los incrédulos, el ministerio equitativo del servicio amoroso. El poderoso Espíritu de la Verdad reside en el evangelio del reino, y pronto derramaré este mismo espíritu sobre todo el género humano. Los frutos del espíritu, vuestro servicio sincero y amoroso, son la poderosa palanca social que eleva a las razas que están en las tinieblas, y este Espíritu de la Verdad se convertirá en el punto de apoyo que multiplicará vuestro poder.  [Documento 178:1.6, página 1930.3]

              A lo largo de todas las vicisitudes de la vida, recordad siempre que debéis amaros los unos a los otros. No luchéis contra los hombres, ni siquiera contra los incrédulos. Mostrad misericordia incluso a los que abusan de vosotros maliciosamente. Mostrad que sois unos ciudadanos leales, unos artesanos honrados, unos vecinos dignos de elogio, unos parientes dedicados, unos padres comprensivos y unos creyentes sinceros en la fraternidad del reino del Padre. Y mi espíritu estará con vosotros, ahora e incluso hasta el fin del mundo.  [Paper 178:1.17, page 1932.2]

              Como se ha acabado el tiempo de esta sesión y de compartir este período de estudio con personas de todos los credos, razas, naciones y culturas de todo el mundo, permítanme terminar con estos pensamientos:

              El viernes por la mañana, 21 de abril, el Maestro moroncial hizo su trigésima aparición. Después de desayunar con los apóstoles, Jesús dio un paseo con ellos de dos en dos.

              Mientras caminaban, Jesús le dijo a Juan: «Juan, ¿me amas?» Y cuando Juan contestó: «Sí, Maestro, con todo mi corazón», el Maestro dijo: «Entonces, Juan, abandona tu intolerancia y aprende a amar a los hombres como yo te he amado. Dedica tu vida a demostrar que el amor es la cosa más grande del mundo. [Documento 192:2.1, página 2047.5]

              Hagamos que esa sea también nuestra misión personal.

              Una vez que empecéis a descubrir a Dios en vuestra alma, no tardaréis en empezar a descubrirlo en el alma de los otros hombres, y finalmente en todas las criaturas y creaciones de un poderoso universo. [Documento 155:6.13, página 1733.1]

              Es entonces cuando aprenderemos a amarnos los unos a los otros como Jesús nos ama, a amar incluso a los que creemos que son nuestros enemigos, a amar a toda la humanidad no solo con afecto fraternal sino con el amor de un padre, el amor de EL Padre. Ese día encontraremos la verdadera paz en la tierra y la buena voluntad para todos los hombres a medida que toda la población del mundo se infecte con el virus benigno del amor.

              Al enfrentarnos a esta pandemia internacional, enfrentémosla y derrotémosla juntos como la Hermandad del Hombre. Como fueron las hojas del árbol de la vida para la «curación de las naciones», que los frutos de nuestro espíritu traigan curación, esperanza, fe y seguridad eterna a toda la humanidad. Usemos nuestra luz para alejar a este mundo de la oscuridad. Pongamos nuestro amor por los demás por delante de nuestro amor por las organizaciones, razas o naciones. Cuando se trate de amor, no te laves las manos ante los problemas de sus hermanos. Extiende la mano de la amistad. No cubras tu luz, deja que brille por todas partes. No te infectes con la intolerancia y la indiferencia. Bebe la tónica de la risa. Un corazón alegre hace el bien como una medicina. No te aísles espiritualmente. Encuentra una manera de servir a los que necesitan ser servidos. Alimenta a los que tienen hambre de cuerpo y de alma. Ten buen ánimo y difunde el virus benigno del amor.

              Repaso de las bienaventuranzas: una filosofía del vivir

              Patty McGrath (EEUU)

              (Transcripción y adaptación de una presentación virtual dada en el 24-hour Online Urantia Event el 21 de marzo de 2020)

              Era la tarde de mediados de enero del año 27 d.C. cuando Jesús llamó a los apóstoles desde sus redes de pesca cerca de las costas de Galilea y los llevó a las tierras altas al norte de Cafarnaúm. Los doce elegidos estaban a punto de ser ordenados como predicadores públicos del evangelio del reino. Mientras Andrés, Simón Pedro, Santiago y Juan Zebedeo, Felipe, Natanael, Mateo, Tomás, Santiago y Judas Alfeo, Simón el Zelote y Judas Iscariote estaban sentados alrededor de Jesús, les dijo:

              Y no será tanto por las palabras que diréis, sino más bien por la vida que viviréis, como los hombres sabrán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido las realidades del reino. [Documento 140:1.7, página 1569.4]

              Entonces los doce se arrodillaron en círculo a su alrededor y Jesús los ordenó a cada uno en una ceremonia solemne y sagrada poniendo los asuntos de la fraternidad divina de los hombres bajo la dirección de unas mentes humanas [140:2.3].

              A continuación Jesús les dijo:

              Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos son los tesoros del reino de los cielos.

              Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.

              Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra.

              Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

              Y decid también a mis hijos estas palabras adicionales de consuelo espiritual y de promesa:

              Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán el espíritu de la alegría.

              Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

              Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

              Consideraos bienaventurados cuando los hombres os injurien y os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros. Regocijaos y alegraos en extremo, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.

              [Documento 140:3, página 1570]

              Jesús comenzó su enseñanza pública con la ordenación de sus doce apóstoles, y las bienaventuranzas formaban parte de su sermón de ordenación. Luego, más de tres años después, en una luminosa tarde de abril del año 30 d.C., Jesús se apareció en forma moroncial ante los once apóstoles restantes y recreó la escena de la ordenación antes de ascender al Padre. Jesús comenzó y terminó su enseñanza con las bienaventuranzas, lo que sugiere que deben ser pautas importantes para vivir nuestra vida diaria.

              Las bienaventuranzas no son el evangelio de Jesús, sino una filosofía de vida. El evangelio que Jesús predicó durante tres años sobre el terreno es simple: la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres. El Padre Universal es nuestro creador y la fuente de todo lo que es real. Nuestro Padre Creador es espíritu, y por lo tanto la verdadera realidad es espiritual.

              Nuestros cuerpos físicos son herramientas temporales de aprendizaje, son mecanismos bioquímico-energéticos vivos y finamente equilibrados. Nuestras formas físicas vienen en varios géneros, formas y colores de piel. Y como mecanismos físicos, químico-energéticos, están sujetos a enfermedades, a los accidentes del tiempo y a los cambios del envejecimiento. El mecanismo físico acaba por desgastarse y morir, pero la personalidad que usó ese cuerpo material no muere. El libre albedrío nos permite creer lo que queramos, pero no tenemos el poder de cambiar la realidad de lo que nuestro Padre creó.

              «Pues en él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser». Lo que Dios crea no puede morir a menos que él lo quiera, y es la voluntad del Padre que ni siquiera uno de sus amados hijos se pierda. ¿Cómo podría ser su voluntad perder parte de sí mismo? Nosotros, que somos pensamientos de Dios, nunca hemos sido una mera forma física. Dios es el Creador, y de él venimos a la existencia. Nuestras personalidades son otorgadas por la Fuente de toda personalidad, Dios Padre. Somos hijos de Dios. Si aceptamos esta realidad, entonces viviremos nuestra vida diaria de tal manera que representemos esa realidad a los demás, y responderemos a los demás reconociendo que también son los hijos de Dios y nuestros «hermanos» en la familia de nuestro Creador.

              A través de nuestra respuesta a las experiencias grandes y pequeñas de la vida mostramos que hemos aceptado nuestra verdadera naturaleza y nos esforzamos por comenzar el viaje para «ser perfectos como nuestro Padre del cielo es perfecto». Dios no espera que alcancemos la perfección en esta vida en la tierra, solo que lo amemos lo suficiente para comenzar el viaje mental y espiritual hacia él, y que abracemos la meta de la fusión de la personalidad con el regalo espiritual que el Padre nos ha dado a cada uno: nuestro Ajustador del Pensamiento.

              Recordemos que Judas Iscariote tuvo tres años de enseñanza personal y asociación íntima con Jesús. Fue un apóstol elegido y ordenado. Junto con los otros once apóstoles, Judas enseñó sobre el reino de los cielos durante tres años completos. Fue testigo personal de los numerosos milagros de Jesús, incluso de la resurrección de Lázaro de entre los muertos. La historia de Judas es un buen recordatorio de que nosotros y nadie más que nosotros elegimos nuestras actitudes y nuestros objetivos en la vida. Nosotros y nadie más que nosotros estamos a cargo de entrenar nuestras mentes para alinearlas con el espíritu de Dios que habita en nosotros. El libre albedrío es verdaderamente soberano. Dios mismo no interferirá en nuestra elección de libre albedrío para aceptar o rechazar la verdadera realidad. Nos han dado guía y consejo: el regalo personal de Jesús del Consolador, el Espíritu de la Verdad, y el regalo de Dios Padre de un fragmento de su espíritu, el Ajustador del Pensamiento, así como el posterior ministerio de los ángeles, y mucho más. Y ahora también nos han dado el regalo de la quinta revelación de época. Depende de nosotros elegir alinear o no nuestra mente con la voluntad del Padre y vivir nuestra vida en consecuencia.

              Jesús, que era tan plenamente humano como nosotros (además de un ser divino), y que vivió entre las gentes del siglo I como uno de ellos, sabía por experiencia personal del abuso verbal, el ridículo, los chismes, la traición, la injusticia, la desesperanza, los malentendidos e incluso del abuso físico. Sin embargo sigue diciendo que el camino hacia una vida pacífica y feliz en todas las circunstancias es amarse unos a otros como él nos ha amado. Incluso con el dolor físico de los clavos que le agujerean las manos y los pies, Jesús dice: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Como en toda su vida, Jesús nos enseñó con palabras, hechos y finalmente un ejemplo dramático que no importan las provocaciones; como hijos de Dios debemos responder a nuestros hermanos con amor y perdón.

              Las bienaventuranzas son una actitud que cultivar —una filosofía del vivir diario— pero la forma en que están redactadas es más del siglo I que del siglo XXI. Por lo tanto, vamos a revisarlas y reformularlas en lenguaje moderno. Las primeras cuatro se refieren al cultivo de actitudes de fe, nuestra actitud hacia Dios y la Verdad.

              Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes

              Esto puede ser mejor expresado como: Bienaventurados los de mente abierta, los enseñables y los que buscan la verdad.

              Hay una razón por la que Jesús comenzó así las bienaventuranzas. Debemos estar dispuestos a abrir nuestras mentes al crecimiento espiritual y al cambio. Cuando Jesús estuvo en Roma, él y Ganid se encontraron con un hombre que no estaba hambriento de verdad y Jesús no entabló conversación con él. Dijo a Ganid: No se puede revelar a Dios a los que no lo buscan; no se puede conducir a las alegrías de la salvación a un alma que no lo desea. [Documento 132:7.2, página 1466.2] Hemos de QUERER aprender para crecer en espíritu. Nuestras vidas serán más felices si aceptamos que somos «pobres de espíritu», que necesitamos buscar verdades intelectuales y espirituales.

              No se puede enseñar a los que creen que tienen todas las respuestas, por eso Jesús dijo que deberíamos «ser como niños». Los niños reconocen que no entienden lo que perciben, así que preguntan qué significa. Las mentes de los niños son maleables, enseñables: quieren aprender. Saben que no tienen todas las respuestas. Los niños quieren encontrar la forma correcta de hacer las cosas. Tener una mente abierta es también estar dispuesto a admitir que hemos cometido un error y volver a intentarlo con alegría. Debemos querer aprender y crecer espiritualmente.

              Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados

              Podría expresarse como: Bienaventurados los que quieren buscar la voluntad de Dios y hacer lo correcto.

              Nos han dado una guía perfecta, nuestro Ajustador de Pensamiento. La fuerza de Dios vive dentro de nosotros solo si estamos dispuestos a poner nuestra mente bajo la dirección del Espíritu Santo. Debemos estar seguros de que si estamos dispuestos a buscar el camino correcto, lo encontraremos. «Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá…». Necesitamos entrenar nuestra mente para que esté abierta y buscar el avance que tenga más amor. Esta bienaventuranza nos pide que «busquemos la voluntad del Padre» antes de actuar.

              Cuando otro hijo de Dios nos ataca verbalmente es importante no ceder a la tentación de responder con ira. Recordando en el calor del momento quiénes somos y quién es nuestro hermano, responderemos con la fuerza espiritual del amor y la compasión. Si tratamos de buscar la voluntad de Dios antes de actuar, encontraremos las palabras y pensamientos apropiados.

              Puede ser divertido tratar de encontrar la forma correcta de responder a una situación difícil. Hay una enorme sensación de felicidad, de rectitud, cuando sabemos que hemos hecho lo mejor que podíamos hacer. Pero es difícil recordar preguntarnos cuando nos enfrentamos a una persona enojada: «¿Cómo respondería Jesús? ¿Cuál es la voluntad de Dios en este caso?». Percibir la necesidad de amor en el que nos ha atacado y estar decidido a proporcionar el amor que obviamente necesita para aliviar su dolor es experimentar el triunfo espiritual del amor. Hemos de tener hambre, de querer esa forma correcta de vivir cada día. Sin embargo, si intentamos buscar la voluntad de Dios antes de actuar añadiremos una alegría inmensa a nuestra vida diaria, estaremos llenos.

              Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra

              Podría expresarse como: Bienaventurados los que cultivan la confianza en Dios.

              Esta bienaventuranza se refiere a nuestra fe en un universo amistoso. La mansedumbre en este sentido no se refiere al miedo, sino más bien a la confianza en que todas las cosas funcionan para el bien en un universo cuya Primera Fuente y Centro es la bondad absoluta. Es una actitud de cooperación con el plan de Dios. Esta actitud de fe parece ser la más difícil de aceptar en nuestra cultura de búsqueda de hechos. No tenemos que controlar cada resultado. Y tendemos a tener una visión finita y a corto plazo. Que no podamos ver el final desde el principio no debería disminuir nuestra fe en el cuidado de nuestro Padre del cielo. Tenemos que ser pacientes y confiar en que Dios tiene en cuenta nuestros intereses a largo plazo, sin importar cómo se vean las cosas en el presente. ¿No tenemos en el corazón el mejor interés de nuestros propios hijos cuando planeamos las cosas? Cuánto más nuestro padre perfecto tiene cerca de su corazón nuestros mejores intereses. Necesitamos confiar en él. El amor es más poderoso que el miedo, y el amor aplicado con inteligencia puede disolver el miedo.

              Nada existe fuera de la realidad de Dios, toda la realidad física y toda la realidad espiritual existe dentro de Dios. En él vive, se mueve y tiene su ser todo el universo. Dios es Espíritu y Dios es Amor.

              Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios

              Podría expresarse como: Bienaventurados los que confían en los demás de manera natural, porque adquirirán visión espiritual.

              Es importante desarrollar una actitud de confianza mutua para hacer lo correcto, en lugar de sospechar con cinismo que la gente quiere quitarnos algo o engañarnos. Esto parece una buena idea hasta que alguien nos ataca. En nuestra época y cultura, los ataques suelen ser más verbales que físicos. Nuestra respuesta instintiva humana suele ser la ira y el deseo de venganza. Cuando nos sentimos heridos por alguien, queremos devolverle el daño. En nuestra mente humana, la justicia y la equidad parecen exigir que respondamos de la misma manera: «ojo por ojo y diente por diente». Sin embargo, muchos hemos tenido suficientes experiencias en la vida para saber que si cedemos a esta idea nuestros problemas profesionales y de relaciones no harán sino aumentar. Dios no nos pide que dejemos de pensar sino que, como hijos suyos, apliquemos su don de ayuda espiritual a la situación en cuestión. El amor puede ser inteligente.

              No hay un solo instante en el que no seamos hijos de Dios, ni un instante en el que nuestro hermano no lo sea. Para darnos cuenta de que somos hijos de Dios debemos extender esa creencia a otros, para ver a Dios dentro de ellos a pesar de su comportamiento y en cualquier momento. No importa lo que creamos, no podemos cambiar la realidad. Somos hijos de Dios y también lo son nuestros hermanos, incluso cuando percibimos que se están portando mal. Cuando buscamos lo mejor en nuestros semejantes lo encontraremos en ellos y en nosotros mismos. Podemos inspirar a los demás por nuestra confianza en ellos para que vivan a la altura de su máximo potencial. La verdad siempre es más fuerte que el error. Hay que esperar a ver lo bueno en los demás.

              No hacemos mejores a los demás diciéndoles lo malos que son, y eso es especialmente cierto para nuestros hijos. Cuando adquirimos visión espiritual amamos a los demás con un amor paternal, como Dios los ama. El mandamiento final que Jesús dio la noche antes de morir fue «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» [180:6.0, negrita añadida]. Decidámonos a entender y experimentar a nuestros hermanos como hijos amados de Dios, sin tener en cuenta su comportamiento.

              Las cuatro siguientes bienaventuranzas señalan las reacciones de un amor paternal, un amor como el de Jesús, hacia los demás.

              Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados

              Podría expresarse como: Bienaventurados los compasivos, porque alcanzarán una alegría auténtica y duradera.

              Es importante cultivar la sensibilidad hacia las necesidades de los demás. Tener una actitud emocional de ternura de corazón hacia los demás es el camino a la alegría. A medida que crecemos desde la infancia hasta la edad adulta, tanto física como espiritualmente, debemos tratar de expandir nuestra consciencia para incluir las necesidades y deseos de los demás. Como adultos nos damos cuenta de que para amar verdaderamente a alguien o incluso para ser amigo de otro debemos ser conscientes de sus deseos y necesidades. «¿Cómo puedo ayudar?» es el enfoque que queremos tomar con los demás. La bondad instintiva protegerá nuestra alma de las influencias destructivas del cinismo y la sospecha.

              Enseñamos lo que aprendemos. Si reaccionamos con ira a un ataque verbal, estamos enseñando la ira. Eso no es lo que un hijo de Dios quiere enseñar. Si olvidamos por un momento quiénes somos, solo digamos mentalmente «glups» y preguntemos al Ajustador de Pensamiento qué vamos a hacer. Admitamos nuestros errores, aprendamos de ellos y sigamos adelante con valentía espiritual, decididos a responder con amor la próxima vez. Tenemos el poder de Dios, el espíritu del Padre dentro de nosotros. Solo tenemos que recordar pedir ayuda cuando llegue el desafío.

              Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

              Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

              Esta bienaventuranza no necesita expresarse con otras palabras. El perdón y la misericordia son reacciones activas, no pasivas, a las injusticias de la vida.

              Por supuesto, nos encontraremos con injusticias, abusos verbales, cobardes ataques verbales, malentendidos, tal vez incluso lesiones físicas. Este es un mundo imperfecto lleno de seres imperfectos. Los hijos de Dios están en un viaje hacia la perfección espiritual. Ninguno de nosotros ha llegado todavía. Nuestro Padre perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Dios, como nuestro Padre perfecto, nos perdona al instante siempre que cometemos un error. Sin embargo no nos sentiremos perdonados, no podremos acceder a su perdón hasta que perdonemos a aquellos a los que guardamos rencor.

              En la realidad espiritual, dar y recibir es lo mismo. No podemos dar lo que no tenemos, pero para darnos cuenta de que lo tenemos debemos dárselo a otro. La realidad espiritual tiene reglas, igual que la realidad física tiene reglas. El amor solo incluye, nunca excluye. No podemos dar lo que no tenemos y por eso hemos de reconocer a los demás seres humanos como hijos de Dios y así creer verdaderamente que somos hijos de Dios, santos, bellos y buenos como nuestro Padre nos creó. Para darnos cuenta de la verdad de que «soy un hijo de Dios» debemos creer que el Padre también ama a nuestros hermanos.

              Dios solo da su amor y misericordia, no puede dar lo que no es. Dios es amor, luego la realidad espiritual solo puede funcionar si se regala. El amor solo incluye, nunca excluye.

              Cuando perdonamos una herida percibida recordamos quiénes somos, hijos de aquel que es misericordioso. Si respondemos a un ataque verbal con otro ataque verbal defensivo propio hemos olvidado por un momento quiénes somos. Si alguien nos ataca verbalmente suele ser porque teme que no se le aprecie lo suficiente.

              Hay tres maneras de reaccionar a ese tipo de ataque de furia y miedo:

              Primero, podemos intentar defendernos respondiendo al ataque. Mala jugada, ya que eso no solo valida el ataque sino que muestra que realmente creemos que pueden atacarnos. Como hijos de Dios no nos pueden herir realmente, en especial mediante hondas y flechas verbales. Segundo, podemos retirarnos del encuentro si reconocemos que no podemos atacar con eficacia.

              Sin embargo, el tercer método es el más productivo. Si en ese instante somos conscientes de nuestra realidad como hijos del Dios del Amor, podemos responder al miedo al otro con el poder del Amor de Dios. Dejemos que fluya a través de nosotros hacia nuestros hermanos y así nuestro amor y compasión puede disolver el miedo que está causando el ataque equivocado de un hermano y ayudarle de verdad a darse cuenta de quién es, hermano en el amor de nuestro Padre. El amor disuelve el miedo. La verdad es más fuerte que el error. La paz mental es nuestra si la pedimos, pero para conseguirla no podemos contener nuestra misericordia por ninguna razón.

              Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios

              Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

              Una vez más, esta bienaventuranza no necesita expresarse con otras palabras. ¿Qué podría ser mejor que ser reconocido como hijo de Dios, como alguien que honra el nombre de su Padre? Esta bienaventuranza se refiere a una actitud mental de cultivo de la paz. Cuando permitimos que nuestra mente albergue miedo e ira, deja de funcionar como Dios la creó y no podemos pensar con claridad. Solo nosotros tomamos la decisión de permitir que el resentimiento y la ira residan allí, nadie tiene el control de nuestros pensamientos excepto nosotros. Hemos de recordar que el libre albedrío es soberano. Cuanto más tiempo nos dejemos llevar por estos pensamientos conflictivos, menos podremos encontrar una solución clara a nuestros problemas. Simplemente no podemos usar nuestra mente correctamente a menos que se use como nuestro Padre la creó: de manera pacífica, con amor y en equilibrio inteligente.

              La mente debe unirse al espíritu para que encontremos el camino correcto a través de las diversas crisis de la vida. Jesús prometió: «Mi paz os dejo». Podemos pedir en cualquier momento que la mente que estaba en Jesús nos ayude. Él nos ha enviado el Consolador, el Espíritu de la Verdad. Todo lo que tenemos que hacer es pedir la paz de Dios y preparar nuestras mentes para que el Espíritu de la Verdad pueda entrar, y entonces seremos realmente capaces de equilibrar toda nuestra personalidad y brillar como los «hijos de Dios» que realmente somos.

              Consideraos bienaventurados cuando los hombres os injurien y os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros. Regocijaos y alegraos en extremo, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.

              Podría expresarse como: Bienaventurados los leales a la verdad, la belleza y la bondad, pues suyo es el reino de los cielos.

              El evangelio de Jesús no es para cobardes. Él nos dice:

              Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os utilizan con malicia. Haced por los hombres todo lo que creéis que yo haría por ellos [Documento 140:3.15, página 1571.2].

              Cuando alguien nos insulta o cuenta chismes a nuestra espalda y nos causa un grave daño profesional o en nuestras relaciones, se supone que debemos responder con amor y perdón. Ese tipo de respuesta al abuso verbal o físico de los demás es difícil de practicar, ya sea individualmente o en un grupo social. Se necesita valor espiritual y conciencia mental para elegir una respuesta inteligente con amor frente al abuso verbal, y práctica diaria. Cuando alguien nos grita blasfemias mientras conduce, nuestra pareja nos grita en casa, o el jefe nos denigra en el trabajo, es muy difícil incluso recordar que somos hijos de Dios, y mucho menos que el Padre ama también a la persona que nos grita.

              A veces nos sentimos temerosos y enojados. Estamos tensos y frustrados, sentimos que no se nos aprecia lo suficiente en el trabajo, o nos quedamos atrapados en un atasco de tráfico de camino a casa. Luego, cuando llegamos a casa, encontramos alguna cosita fuera de orden, explotamos y descargamos nuestras irritaciones en otra persona. ¿Te resultan familiares esos escenarios? Sin embargo, en nuestra respuesta a estos pequeños desafíos en las situaciones es donde afinamos nuestras habilidades espirituales y mentales para hacer frente a los problemas más grandes de la vida.

              Esta bienaventuranza es una llamada a ser fieles a la Verdad, a Dios, frente a la oposición. Nos anima a cultivar una fuerte lealtad y confianza en lo que sabemos que es lo mejor y más alto dentro de nosotros. El ridículo y la sensación de que no se nos aprecia lo suficiente son a menudo los desafíos más duros a esa lealtad. Sin embargo, no necesitamos una lealtad ciega o estúpida, sino la que ha buscado con humildad la voluntad del Padre en una situación particular y permanece abierta a una respuesta inteligente y de amor hacia nuestros hermanos.

              Incluso si nos atacan físicamente debemos saber que nuestra verdadera identidad no es nuestro cuerpo, nuestra verdadera realidad no puede ser atacada físicamente porque somos una creación de Dios. Nuestra realidad existe dentro de la mente del Amor puro. Nada real puede ser amenazado, nada irreal existe. Aquí está la Paz de Dios.

              Si somos ridiculizados, reaccionemos con perdón y amor.

              Si somos tratados injustamente, reaccionemos con perdón y amor.

              Si nos sentimos solos y abandonados, recordemos que Dios siempre está dentro de nosotros y que existimos dentro de él. «En él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser». No podemos ser abandonados.

              Luego estas son las bienaventuranzas con otras palabras:


                Decidamos practicar estas actitudes y preparar nuestra mente mediante la oración para que en cada desafío ante las situaciones de la vida recordemos quiénes somos: hijos amados de Dios, que es Amor. Entonces podremos responder verdaderamente a cada experiencia como hijos del Padre y hacer honor a nuestro Creador en nuestra vida diaria.

                Nuestro Padre nos pide que vayamos por la vida «haciendo el bien». A medida que las pequeñas expresiones de su amor fluyen a través de nosotros hacia los demás, somos más conscientes del amor que existe dentro de nosotros. A diferencia de las cosas físicas, los intangibles del amor, la comprensión, la bondad, el coraje, la lealtad y la confianza solo aumentan si se regalan. Para saber que tenemos amor hemos de regalarlo.

                «... por la vida que viviréis... los hombres sabrán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido las realidades del reino». [Documento 140:1.7, página 1569.4]

                Con los desafíos que trae el siglo XXI estas pautas para la vida están aquí para que las recordemos mientras nos dedicamos a nuestra vida diaria.

                Así como enseñamos el amor, también aprenderemos que somos hijos de Dios creados a imagen de su amor. Con nuestros esfuerzos diarios para alinear nuestras mentes con el espíritu de Dios que habita en nosotros, mostramos nuestra lealtad a lo que es más alto y mejor dentro de nosotros.

                El renacimiento del alma y la mente moroncial (del alma)

                Stuart Kerr (EEUU)

                El fenómeno de la muerte física, ese tránsito que se produce en la frontera entre el dominio físico y el moroncial, sigue siendo un misterio supremo para la humanidad. Está claro que los reveladores de la verdad se han visto restringidos por las autoridades del gobierno celestial de Urantia respecto a revelarnos su exposición completa en El libro de Urantia:

                Hay muchos detalles interesantes que se podrían presentar, pero los omito por consejo de vuestros supervisores planetarios inmediatos [Documento 112:5:11, página 1234:0]

                El reensamblaje de un ser sobreviviente tiene lugar en la sala de resurrección del primer mundo mansión, que sirve como punto de encuentro para las guardianas seráficas del destino, los Ajustadores del Pensamiento, los arcángeles de la resurrección y los Portadores de Vida. El primer paso en el reensamblaje de las partes constituyentes de una personalidad material de antaño comienza con la fabricación de una forma adecuada, un modelo de energía moroncial, que la serafín de asignación «proporciona» como nuevo vehículo de vida para el alma inmortal y para que resida el Ajustador cuando regresa. La serafín de asignación provee, con la asistencia de los Supervisores del Poder Morontial, el material moroncial indiferenciado en el que se puede iniciar la nueva vida moroncial. En esta forma moroncial adecuada, tal como la proyecta la guardiana del destino, … el nuevo sobreviviente puede ponerse en contacto con la realidad no espiritual, y dentro del cual se puede poner en circuito la variante morontial de la mente cósmica [Documento 112:5:17, página 1234:6]. Esa mente moroncial individualiza la forma moroncial para todos los sobrevivientes mortales, que es de la misma matriz mental y de los potenciales pasivos de la identidad que fueron confiados al cuidado de las guardianas seráficas del destino.

                El cuerpo físico de carne mortal no forma parte del reensamblaje del superviviente dormido; el cuerpo físico ha regresado al polvo. El serafín asignado patrocina el nuevo cuerpo, la forma morontial, como nuevo vehículo de vida para el alma inmortal y para ser habitado por el Ajustador que ha regresado. El Ajustador es el custodio de la transcripción espiritual de la mente del superviviente dormido. El serafín asignado es el guardián de la identidad sobreviviente — del alma inmortal — hasta el nivel que haya evolucionado. [Documento 30:4:15, página 341.5]

                La situación que hace posible la repersonalización se produce en las salas de resurrección de los planetas receptores moronciales de un universo local. Aquí, en estas cámaras de ensamblaje de vida, las autoridades supervisoras proporcionan esa relación de energía universal (moroncial, mental y espiritual) que hace posible reconstruir al superviviente dormido. El reensamblaje de las partes constituyentes de una personalidad material de antaño implica:

                1. La fabricación de una forma adecuada, de un modelo energético morontial, con el que el nuevo sobreviviente puede ponerse en contacto con la realidad no espiritual, y dentro del cual se puede poner en circuito la variante morontial de la mente cósmica. [Documento 112:5:16-17, página 1234.5-6]

                Cuando despertemos de esa forma, cuando recuperemos la consciencia de esa forma, veremos entonces por primera vez a nuestras compañeras angélicas, amadas desde hace mucho tiempo y siempre presentes desde nuestros días en Urantia. También nos haremos plenamente conscientes de la identidad y presencia de nuestro fragmento divino del Padre que durante tanto tiempo habitó en la mente de nuestra existencia mortal. Este es un verdadero renacimiento en todos los aspectos, una verdadera transformación espiritual de magnitud tal que solo mediante la presencia cercana y amorosa de nuestras guardianas del destino y de nuestro Ajustador del Pensamiento podremos conectar eficazmente nuestra nueva consciencia moroncial con la memoria revitalizadora de nuestra identidad previa.

                Como fuente creadora del intelecto del universo local, el Espíritu Madre proporciona una modificación traducida de la mente cósmica para ayudar directamente en la evolución de la mente moroncial (alma). Mientras que la mente adjutora puede operar libremente dentro de un modelo de energía material, el alma moroncial supradjutora necesita la presencia del Ajustador para alcanzar plenamente la autoconsciencia. La mente humana y el Ajustador interior son cada uno conscientes de la presencia diferencial del alma en evolución, y el alma se vuelve consciente de la mente mortal y del Ajustador interior.

                El alma es la creación conjunta de la mente mortal y el Ajustador interior. El alma es hija de la mente mortal que busca a Dios y de la presencia interior del Ajustador del Pensamiento inmortal y revelador de Dios. Su crecimiento espiritual es independiente de la autoconsciencia intelectual, pero es capaz de experimentar la presencia del Ajustador del Pensamiento y de reconocer sus guías espirituales. La identificación del espíritu es impulsada por los esfuerzos de la mente mortal y la supervivencia está condicionada por los deseos de la mente mortal. El alma en evolución acabará siendo un retrato de la suma total de las decisiones mortales.

                La mente mortal inicia la carrera universal de ascensión anterior a la moroncia trabajando en estrecha coordinación con los siete espíritus-mente adjutores a medida que estos se someten progresivamente a la dirección unificadora del espíritu superior, el espíritu de la sabiduría. Este funcionamiento más elevado de los espíritus-mente adjutores ayuda a la criatura mortal a completar los siete círculos psíquicos de consecución anterior a la moroncia [110:6]. Esta mente mortal se motiva cada vez más en su búsqueda continua de las realidades supremas de la verdad, la belleza y la bondad, y estos descubrimientos se armonizan siempre con el objetivo supremo del mortal de completar los siete círculos. Todo este esfuerzo asociado conduce inevitablemente al crecimiento embrionario del alma mortal y a su dotación final de mente moroncial. Este acto anticipa la carrera moroncial de la progresión del universo local.

                La autorrealización y la consecución de la mente son las metas supremas y divinas que el Padre Universal establece ante sus hijos mortales. La progresión mortal a través de siete círculos psíquicos de avance cósmico trae consigo un sentido creciente de consciencia cósmica y un mayor parentesco del alma evolutiva con el emergente Ser Supremo. A medida que el ser mortal progresa al nivel de alma de la conciencia moroncial se vuelve más capaz de captar los significados del universo y de hacer realidad los valores divinos. Estos logros proporcionan una mayor conciencia de la verdadera ciudadanía universal y la consiguiente promesa de progresión del universo local.

                El dominio del primer círculo psíquico, el último y más logrado nivel cósmico de dominio de la criatura, señala el bien merecido logro de la madurez mental anterior a la moroncia. Este logro termina efectivamente el ministerio colectivo de los espíritus-mente adjutores como la única y exclusiva influencia de la actividad mental en la personalidad mortal. La mente mortal se vuelve ahora cada vez más sensible a la superposición de la dotación de la mente moroncial sobre la mente adjutora, lo que inicia la etapa anterior al espíritu (o moroncial) de la evolución personal. Esta nueva mente comienza a disfrutar del ministerio de una dotación supradjutora del Espíritu Creativo, una dotación de mente más armoniosamente alineada con la mente cósmica.

                El progreso en los siete círculos psíquicos del avance mortal implica una expansión experiencial en el estado de la personalidad, la sintonización de la mente, el crecimiento del alma y la sintonización con el Ajustador. El funcionamiento armonioso de toda la personalidad, la expansión de todo el yo (material, intelectual y espiritual) caracteriza este crecimiento. A medida que la criatura mortal superpone esta dotación de intelecto moroncial del alma a la mente adjutora, la criatura solo depende finalmente de la mente moroncial. Comienza a buscar la sintonía con el ministerio directo de la mente cósmica del superuniverso, comienza a esforzarse por alcanzar niveles más elevados de una existencia espiritual que se encuentra justo más allá del nivel moroncial.

                La experiencia de la mente de la criatura:


                  La evolución de la mente moroncial se promulga a través del contacto con una modificación de la mente cósmica que es traducida directamente por una Ministra Divina a lo largo de las vastas extensiones de su dominio del universo local. Como fuente creadora del intelecto del universo local, el Espíritu Madre ministra una modificación traducida de la mente cósmica para ayudar directamente en la evolución de la mente moroncial. Se nos dice que la revelación es una técnica de expiación por la ausencia de mente moroncial en el hombre mortal para salvar el abismo moroncial entre los dominios físico y espiritual.

                  La mente mortal, en el circuito del ministerio adjutor del Espíritu Madre del universo local, está plenamente sujeta a los actos y a la elección de la voluntad de la personalidad humana. Aunque la criatura mortal posee identidad solo en el nivel material de la existencia, la personalidad mortal puede actuar en virtud de su libre albedrío eligiendo transferir literalmente… la sede de su identidad desde el sistema pasajero intelectual material al sistema superior del alma morontial, el cual, en asociación con el Ajustador del Pensamiento, es creado como nuevo vehículo para la manifestación de la personalidad [112:5:4]. Esta alma moroncial supradjutora necesita de la presencia de espíritu del Ajustador para retener la autoconsciencia.

                  Gestionar nuestro modelo

                  Mark Kurtz (EEUU)

                  Me gustaría compartir un concepto que le escuché a un maestro de escuela dominical hace unos 30 años. No me acuerdo del tema, pero sí del concepto: la gente desarrolla un modelo personal de vida y relaciones donde se incluye la religión, la gestión financiera, la crianza de los hijos, el trabajo, el tiempo libre, la comida, el sexo... bueno, todo. Muchos viven de acuerdo a lo que los padres y abuelos modelaron y de acuerdo a lo que se percibe como normal en la comunidad. Este modelo contiene las aceptaciones, decisiones, prioridades y motivos que impulsan la vida cotidiana. El maestro nos pidió que pensáramos en lo que haríamos si llegara algo que no encajara en nuestro modelo. Dijo que solo había dos opciones: 1) aceptarlo, lo que supone una revisión, o 2) rechazarlo y dejar el modelo como está.

                  Es cierto que podemos retrasar una decisión, lo que no cambia el modelo, pero la elección puede molestar a alguien hasta que se tome una decisión. Y tal vez se necesiten muchos años para avanzar en una decisión.

                  Los autores de El libro de Urantia afirman que no podemos quedarnos sentados en la valla: debemos aceptar o rechazar a Dios. Además no podemos quedarnos quietos, todo el cosmos está orientado a la acción, no es estático. Jesús desea un progreso personal que, si consideramos sus implicaciones, podría multiplicarse en toda la humanidad y podría por tanto mejorar el planeta entero. ¡Él tiene un plan en mente! El universo entero es una gran universidad dedicada al progreso.

                  Jesús presentó un desafío múltiple sustancial a las autoridades judías porque sus enseñanzas no se ajustaban al modelo que tenían. Durante siglos se les había enseñado que eran especiales y que un Mesías los rescataría de la dominación extranjera. Querían un gobernante materialista que se ajustara al modelo de gobierno mundial que percibían, pero no podían encajar las enseñanzas de Jesús en ese modelo.

                  Entonces, ¿El libro de Urantia es para nosotros un gran intento de ayudar a la humanidad a revisar sus modelos? Creo que sí. ¡Necesitamos progreso! Los que escuchan atentamente a los autores y descubren sus significados es probable que progresen. Comprenderemos lo que Jesús quiere para nosotros, ya sea aquí o después de pasar a la próxima vida. La voluntad de Dios prevalecerá.

                  Podríamos revisar nuestro modelo personal y unirnos a su creciente equipo lo mejor que podamos y de la manera más cariñosa y paciente con nuestros semejantes. Algunos de los que estén cerca de nosotros no serán progresistas, tal vez no a nuestro gusto, pero ese factor no justifica que detengamos nuestro progreso personal. El crecimiento religioso personal está al alcance de cualquiera, independientemente de todas las demás relaciones. ¡Les deseo lo mejor en su viaje eterno!

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                  El Padre Universal es el Dios de toda la creación, la Primera Fuente y Centro de todas las cosas y de todos los seres. Pensad primero en Dios como creador, luego como controlador y finalmente como sostenedor infinito. [Documento 1:0.1, página 21.1]

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                  Pensad primero en Dios como creador, luego como controlador y finalmente como sostenedor infinito. [Documento 1:0.1, página 21.1, negrita añadida]

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                  El libro de Urantia comienza con una suposición positiva: «El Padre Universal es el Dios de toda la creación» [1:0.1]. No se presentan argumentos para demostrar la realidad de Dios. Jesús siguió este mismo método: parecía dar por sentado que la gente creía en Dios.

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