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Journal – mayo 2024

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En este número

Editorial del Journal – mayo 2024

Richard Jernigan (EE. UU.)

En todos los grupos de estudio a los que he asistido a lo largo de los años, las conjeturas entran invariablemente en nuestros debates. Algunas son descabelladas; otras, comentarios más reflexivos. En este número del Journal presentamos dos interesantes propuestas. David Kantor, que ha estado trabajando en un documental centrado en el cristianismo y El libro de Urantia, especula sobre el papel de la Summa Theologica del siglo XIII del filósofo cristiano Tomás de Aquino como posible base para la quinta revelación de época. James Woodward nos ofrece un análisis detallado de la alusión a la palabra morontia y de por qué fue necesario que los reveladores inventaran un nuevo término para abarcar un nuevo concepto de forma más adecuada.

Además, en este número Mark Blackham explora la idea de que las personalidades celestiales que están muy por encima de nosotros a veces se encuentran en conflicto entre sí. En su artículo «Tratar con los conflictos en una vida espiritual», el Sr. Blackham observa que los desacuerdos en los reinos celestiales no son inusuales, especialmente a nivel de sistema, constelación y universo local. Describe los múltiples seres cuyo papel es mediar y reconciliar los problemas que surgen en la creación y gestión de nuestro gran universo.

Volviendo a cómo nuestros amigos celestiales nos guían e iluminan con nuevas verdades, Richard E. Warren ofrece un estudio en tres partes sobre «Verdad, belleza y bondad y el Padre», y cómo esos tres valores supremos informan y nos ayudan a desarrollar nuestra relación con Dios.

Esperamos que disfruten de estos artículos tanto como lo hicimos nosotros cuando cruzaron nuestras pantallas.

Por cierto, este número marca también mi primera incursión como redactor jefe del Journal de la Asociación Urantia. Mark Blackham ha hecho un trabajo espectacular como redactor jefe y ha estado a la altura de Suzanne Kelly, Kathleen Swadling, Seppo Kanerva y otros (Seppo editó dos de mis artículos en los años noventa). No puedo agradecer lo suficiente a Mark su amable, paciente y sabia guía mientras me cede el timón y lleva a cabo otros proyectos que apoyarán este gran regalo que llamamos El libro de Urantia. También agradezco a Myra Hight y a James Woodward su incansable apoyo, perspicacia y buen ánimo. He hecho nuevos amigos y he llegado a conocer mejor a otros.

Como nuevo redactor jefe, tengo un par de cosas que ofrecer para comprometer aún más a los lectores. En primer lugar, a partir del número de noviembre de 2024 empezaremos a publicar los comentarios de los lectores. Queremos conocer su opinión y darles la oportunidad de compartir sus pensamientos y reacciones a los artículos que publicamos. Para enviar una carta al director, consulte «Sobre el Journal».

El otro punto a anunciar es una edición especial del Journal que se publicará en septiembre sobre el tema «Gobierno, política y El libro de Urantia». Los artículos no serán partidistas y profundizarán en el rico contenido que El libro de Urantia nos ofrece sobre este tema tan oportuno. Tenemos a varios autores trabajando en ello, y si están interesados en más información sobre envíos pónganse en contacto conmigo en richardjernigan@urantia-association.org.

¡Feliz lectura!



Tomás de Aquino y algunas especulaciones sobre el origen de El libro de Urantia

David Kantor (EE. UU.)

La curiosidad, los rumores, los recuerdos de segunda mano y la especulación imaginativa siguen alimentando el interés por un tema de interés general: cómo surgió El libro de Urantia. Aunque la verdadera historia probablemente nunca será conocida por los humanos, simplemente porque implica cosas que están más allá de nuestra comprensión, es posible divertirnos creando una historia plausible a partir de estas suposiciones, combinándolas con información tomada de El libro de Urantia y de la historia del cristianismo. Así pues, consideren lo siguiente como mera especulación.

Emma Christensen, la última de la Comisión de Contacto, me dijo que el trabajo sobre la revelación comenzó en la Edad Media. Otras fuentes apócrifas especifican el 1200.  Por los comentarios de El libro de Urantia, podemos suponer razonablemente que Maquiventa estuvo presente en el planeta en calidad de gobernador general residente en algún momento de la Alta Edad Media. Este período, particularmente en el siglo XII, fue testigo de un despertar espiritual generalizado en toda Europa. Era la cúspide de la civilización cristiana.  Había un deseo de saber más sobre Jesús y cómo vivir una vida semejante a la de Cristo (véanse las referencias más adelante).

El problema era que, según el escueto relato bíblico, una vida como la de Cristo significaba pobreza, sufrimiento, atención a los oprimidos, rechazo de la realidad material y predicación itinerante.  Las sectas disidentes que buscaban una comprensión elevada de Jesús y su encarnación lo hicieron explotando el misticismo más antiguo y las revelaciones personales de diversos líderes. El resultado de esta búsqueda sincera fue una confusión cada vez mayor. Los dirigentes de la Iglesia católica se enfurecieron. Una secta disidente, los cátaros, que buscaban vivir de acuerdo con su interpretación de la vida y las enseñanzas de Jesús, vio cómo entre 200 000 y 1 000 000 de sus seguidores eran asesinados por la Iglesia en el siglo XII.  Dada esta situación, podemos entender que los intermedios pidieran permiso para producir una revisión exhaustiva de la encarnación, una historia completa de la vida y las enseñanzas de Jesús.

Podemos imaginar que esta petición se preparó para Maquiventa, lugarteniente del Príncipe Planetario, y que se la entregaron durante su estancia como gobernador general residente. Después, esa petición no solo llegó a Uversa, sino que la respuesta vino en forma de un mandato emitido por los Ancianos de los Días para crear El libro de Urantia.

Emma Christensen también dijo que, cuando los reveladores comentaron el origen medieval de esta tarea, uno de los comisionados de contacto preguntó por qué había llevado tanto tiempo, pero la pregunta quedó sin respuesta. 

Así que hagamos la pregunta de nuevo: ¿por qué llevó tanto tiempo?  

El libro de Urantia proporciona un par de pistas.  De entrada, los reveladores se lamentan de estar restringidos al uso de nuestro lenguaje circunscrito cuando intentan comunicar conceptos ampliados y verdades avanzadas (0:2.2).  En otra sección, un Melquisedec lamenta las dificultades de perpetuar la verdad en los primeros tiempos (93:7.4). (En el siglo XII, la revolución de la imprenta de Gutenberg aún estaba dos siglos en el futuro). Y hay otros comentarios en el libro, como «no encuentro palabras adecuadas», «escasez de lenguaje» y «me esforzaré por describir».  Cada uno de estos comentarios nos ayuda a apreciar los retos y limitaciones del lenguaje primitivo en un planeta primitivo.

En el siglo XII, el lenguaje habría sido un problema aún mayor que a principios del siglo XX. En aquella época se hablaban cientos de dialectos en toda Europa. Las principales lenguas vernáculas de Europa que conocemos hoy no se unieron hasta después de Gutenberg. La propia lengua inglesa seguía evolucionando a partir de dialectos anglosajones, germánicos y nórdicos antiguos.

Para que la revelación fuera viable, debía basarse en conceptos formulados por mentes humanas. Así pues, se plantea el problema de buscar en todas las culturas, dialectos y lenguas vernáculas de la Alta Edad Media conceptos que puedan servir para cumplir las directrices del mandato de Uversa.

Aquí es donde nuestro esqueleto de especulación empieza a adquirir un manto de realidad. Tomás de Aquino era un fraile dominico que enseñaba teología y filosofía en la Universidad de París. El que quizá fuera el mayor genio religioso de la época cristiana escribió la Summa Theologica (el compendio del saber teológico) entre 1266 y 1273.

En ella, Aquino plantea 512 cuestiones sobre la naturaleza de la realidad y abarca toda la gama de categorías de interés de la época.  He aquí un esquema básico de su obra:

  • Existencia y naturaleza de Dios
  • Trinidad
  • Ángeles
  • Ética y filosofía moral
  • Ley y gracia
  • Valores espirituales
  • Encarnación, vida y enseñanzas de Jesús
  • Sacramentos e Iglesia
  • Escatología (El destino final de los individuos, la humanidad y el mundo)

Esta es la cuestión: La Suma Teológica de Tomás de Aquino fue la primera cosmología significativa que apareció en la cristiandad desde la Ciudad de Dios de Agustín, escrita un milenio antes. La Suma no solo ofrecía un resumen de conceptos cosmológicos muy dispersos del siglo XIII sino que, por su propia naturaleza, también ofrecía un resumen de las enseñanzas residuales de Melquisedec, al menos tal y como se conocían en Occidente y Oriente Próximo. Además, toda la obra, incluidas las copias y los resúmenes de los artículos, estaban en la misma lengua: el latín.

Ahí lo tienen: Una base conceptual sobre la que podemos conjeturar razonablemente que se construyó El libro de Urantia. Pero hay algo más en nuestra pregunta sobre por qué se tardó tanto.

Hubo un gran número de variables sociales, políticas, lingüísticas, tecnológicas y religiosas en evolución que tuvieron que entrar en las proyecciones seráficas en el momento óptimo para hacer un aterrizaje suave de la revelación en el medio mortal. Además de las preocupaciones lingüísticas, había cuestiones tecnológicas. Las imprentas funcionaban 200 años antes de Gutenberg, pero utilizaban caracteres tallados en madera o fabricados con materiales cerámicos. Gutenberg, un metalúrgico especializado en la fabricación de espejos utilizados para reflejar la luz sagrada de los iconos, desarrolló una aleación para fabricar moldes que no se derritieran al verter en ellos metal fundido para su fundición. Fueron sus tipos móviles de metal los que transformaron la imprenta. Los tipos reutilizables se generalizaron rápidamente y el coste de la impresión se redujo en un 93%. Se celebran las primeras ferias del libro y se crean redes de libreros.

¿Qué es la morontia?

James Woodward (EE. UU.)

Definiciones

Aunque puede ser prematuro pronosticar una amplia aceptación de El libro de Urantia, está aumentando claramente su visibilidad debido a décadas de sabios esfuerzos de difusión y, por supuesto, a Internet. La primera página del Prólogo, sin embargo, contiene cuatro afirmaciones que llaman la atención sobre el grave problema de la confusión en Urantia. Se nos notifica (y advierte) que el progreso en nuestro mundo dependerá de la evolución de la sabiduría y la revelación humanas. Nuestra propia comunidad de lectores/creyentes también está confundida acerca de ciertos términos y definiciones que se encuentran en las enseñanzas. Debemos resolver esta confusión entre los devotos de El libro de Urantia mientras seguimos llevando los mensajes avanzados a la corriente principal. Con este espíritu, propongo mi teoría personal: la morontia es similar a la supermoralidad.

Las criaturas mortales en evolución experimentan un ansia irresistible por simbolizar sus conceptos finitos de Dios. La consciencia del hombre del deber moral y su idealismo espiritual representan un nivel de valores —una realidad experiencial— que es difícil de simbolizar. 0:2.1 (3.14) [todas las negritas son énfasis del autor]

Se nos ofrece aquí un primer indicio de las grandes novedades que los autores desarrollarán a lo largo del libro. Debido a su dificultad para utilizar el lenguaje humano, inventan una nueva palabra-símbolo para describir ese nivel de valor: morontia, una realidad no revelada anteriormente que enlaza «los niveles material y espiritual de existencia de las criaturas». (541.4)

El término morontia y sus diversas formas se utilizan mucho en el libro. A pesar de más de 800 referencias y muchas revelaciones detalladas, parte de nuestra comprensión sigue siendo confusa, e incluso se ha malinterpretado su significado. Respetados maestros de El libro de Urantia han emitido opiniones sagaces, basadas sobre todo en la etimología. Dado que la palabra transmite un doble significado, la falta de consenso es comprensible. Pero los reveladores, como siempre, son claros en lo que pretenden; presentan significados definitivos en contexto, repartidos en muchos documentos y páginas.

Una nota preliminar: hay significado en nuestra etimología de morontia, pero no deberíamos intentar definir este término complejo únicamente a partir del origen/significado de las palabras humanas, pues eso da lugar a una comprensión monocular. Se nos recuerda que la actualización a la mente morontial aporta una perspectiva estereoscópica: «La mota es más que una filosofía superior; es con respecto a la filosofía lo que dos ojos con respecto a uno. Tiene un efecto estereoscópico sobre los significados y los valores» (554.2). El significado estereoscópico de morontia se revela plenamente a través de la etimología y el contexto de revelación. El lenguaje es importante. Las asombrosas revelaciones de El libro de Urantia no pudieron darse hasta que el intelecto humano se hizo cósmicamente enseñable. Y entonces, para impartir verdades avanzadas, se seleccionaron cuidadosamente palabras humanas, algunas redefinidas y otras nuevas inventadas. Crecemos intelectual y espiritualmente adoptando el uso del lenguaje y los significados del narrador, en especial cuando entretejen terminología acuñada con nuestras mejores palabras para iluminarnos.

La mayoría de las referencias morontiales se refieren a realidades semifísicas, pero se trata de un símbolo verbal polifacético; como un cristal pulido, revela colores vibrantes cuando lo contemplamos. En cuanto a la mente y el alma del hombre, no puede pasarse por alto el vínculo entre la moralidad y la morontia. Sean testigos de la magnitud cósmica del nacimiento del alma, una nueva realidad personal y el bautismo en la vida morontial, desencadenado por nuestra primera elección moral. La moral y la moralidad (y la morontia) están entretejidas en enseñanzas muy significativas: «El alma del hombre no puede existir sin pensamiento moral y sin actividad espiritual» (1478.4). Se nos enseña que el alma es una realidad morontial y esta es una conexión clara con la moralidad. Nuestra carrera morontial está dedicada a adquirir sabiduría: «y puesto que la sabiduría es un superconocimiento» (1776.1), y mota es «sensibilidad superfilosófica» (1121.4), esto sugiere la supermoralidad: la esencia de la enseñanza cósmica del hecho, el significado y el valor; la verdad, la belleza y la bondad, etc. Esta tesis propone que morontia, cuando no se refiere a realidades semifísicas, denota supermoralidad (palabra mía), sinónimo de posmoral, una interesante «palabra única» que visitaremos. 

La supermoralidad puede estar asociada a la mota en el sentido estereoscópico y superaditivo de combinar elementos (superconocimiento y superfilosofía) para lograr resultados no predecibles. Tal vez por eso un arcángel nos informa: «Los planos más bajos de la mota de la morontia se unen directamente con los niveles más altos de la filosofía humana» (556.1). Sin embargo, al autor no se le permitió compartir «la mota completa», sino solo los paralelismos humanos; no «los niveles más altos de la visión interior cósmica y la mota de la morontia» (557.15). Solo la experiencia de la muerte puede prepararnos plenamente para algunas cosas.  

Un análisis de morontia por etimología conecta el «mor» con moral (como hace claramente el libro); el «ont» puede estar conectado con ontología o ser/existencia. La «ia» o «tia» crea un sustantivo, que puede ser una persona, un lugar, una cosa o una idea, pero en la nomenclatura de El libro de Urantia nuestra tarea se complica porque el sufijo también se usa para una realidad recién revelada. La etimología nos lleva a la ensalada de palabras, incluso sostiene ilusiones como vincular morontia con imbécil, pero el contexto a lo largo del texto da el significado cósmico que nuestros maestros desean transmitir. Nuestra comprensión de la morontia debe ser forzosamente que describe tanto una realidad semimaterial avanzada como una sensibilidad avanzada en el ámbito de nuestra mente (por ejemplo, superfilosófica, véase 1121.4). Se nos informa de cuerpos y estructuras morontiales en mundos de la próxima vida, así como de un nivel progresivo de la mente que nos envuelve plenamente después de Urantia. También se nos informa de que la mente morontial (el pensamiento por encima del nivel humano) puede alcanzarse durante nuestra primera vida, que de hecho nos convertimos en «recién nacidos morontiales» con nuestra primera elección moral. El grado de diferencia de realidad entre lo material y lo morontial podría compararse con, digamos, las larvas y las mariposas.

Moralidad y morontia

Los vínculos más directos entre moral y morontia son:

La voluntad moral contiene en sí decisiones basadas en el conocimiento razonado, acrecentadas por la sabiduría y sancionadas por la fe religiosa. Estas elecciones son actos de naturaleza moral y prueban la existencia de la personalidad moral, la precursora de la personalidad de la morontia y finalmente del verdadero estatus de espíritu. 101.5 (1111.7)

La moralidad es el terreno preexistente esencial de la consciencia personal de Dios, de la comprensión personal de la presencia interior del Ajustador, pero esa moralidad no es la fuente de la experiencia religiosa ni de la visión interior espiritual resultante. La naturaleza moral es supranimal pero subespiritual. La moralidad equivale a reconocer el deber, a comprender la existencia del bien y el mal. La zona moral está a medio camino entre el tipo animal y el tipo humano de mente, igual que la morontia existe entre la esfera material y la espiritual de logro de la personalidad. 196.3 (2096.1)

Estas afirmaciones son muy concisas; la etimología puede ser interpretativa, pero el contexto expone el caso con claridad. He aquí otro vínculo entre moral y morontia:

Y finalmente, culminar todos estos procedimientos de multisocialización con una mejora concurrente de la visión interior espiritual en lo que concierne al aumento de todos los aspectos de la dotación personal mediante acciones en grupo de vinculación espiritual y coordinación en la morontia. Cuando dos criaturas morales se asocian, no se limitan a duplicar intelectual, social y espiritualmente sus potenciales personales de consecución en el universo, sino que casi cuadriplican sus posibilidades de logro y realización. 43.8 (494.10)

Uno de los grandes conceptos de la quinta revelación es la visión interior espiritual, la inestimable técnica mediante la cual percibimos los supersignificados y los supervalores. A veces nuestros maestros utilizan la técnica de «definir con guiones». Esta referencia define la visión interior espiritual con guiones, iluminando aún más el profundo significado de la moral.

La evaluación moral con significado religioso —la visión interior espiritual— implica que el individuo elige entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, entre lo material y lo espiritual, entre lo humano y lo divino, entre el tiempo y la eternidad. 196.3 (2095.1)

El discernimiento moral personal en cuanto a los ideales espirituales no solo desencadena el nacimiento de nuestra alma morontial, sino que, según la cita anterior, también puede elevarnos a la divinidad y a la eternidad.

He aquí otra enseñanza en la que los reveladores amplían las definiciones para incluir el pensamiento moral, la existencia morontial y la función supermortal en los mundos posteriores a Urantia. La cita anterior ya afirma que nuestra naturaleza moral es superanimal. Continúan estableciendo el vínculo entre moral y morontia:

Debéis comprender que la vida en la morontia de un mortal ascendente empieza realmente en los mundos habitados con la concepción del alma, en el momento en que la mente de criatura con estatus moral es habitada por el Ajustador de espíritu. A partir de ese momento el alma del mortal adquiere la capacidad potencial de actuar a nivel supramortal, incluso de ser reconocida en los niveles más altos de las esferas de la morontia del universo local. 48.6 (551.7)

Las siguientes citas establecen aún más la conexión entre moralidad y morontia:

La religión verdadera es ese convencimiento sublime y profundo del interior del alma que amonesta imperiosamente al hombre contra el error de no creer en las realidades morontiales que constituyen sus conceptos éticos y morales más elevados, su interpretación más alta de los mayores valores de la vida y de las realidades más profundas del universo. Una religión así es simplemente la experiencia de entregar la lealtad intelectual a los dictados más altos de la consciencia espiritual. 101.9 (1115.4)

La consciencia moral no es más que un nombre para designar el reconocimiento y la percepción por parte del hombre de aquellos valores éticos y morontiales emergentes que tiene el deber de acatar en el control y la orientación de su conducta diaria. 101.9 (1115.6)

La fe se convierte en la conexión entre la consciencia moral y el concepto espiritual de la realidad imperecedera. La religión se convierte en la vía de escape del hombre de las limitaciones materiales del mundo temporal y natural hacia las realidades supernas del mundo eterno y espiritual por medio y a través del proceso de salvación, la transformación progresiva en la morontia. 101.9 (1116.1)

Los reveladores llaman hábilmente nuestra atención sobre la conexión
moral/morontial con dos pasajes muy alejados entre sí, con lo que enfatizan la necesidad de estudiar toda la revelación. Utilizan un término humano popular para que podamos comprender mejor la raíz de su nueva palabra:

Puedo informaros de que en Uversa enseñamos cuarenta y ocho razones para permitir que el mal siga el curso pleno de su propia ruina moral y extinción espiritual. 45.5 (618.3)

La muerte espiritual (la del alma). Cuando un hombre mortal rechaza la supervivencia, y lo hace de forma definitiva, es declarado insolvente espiritual y en quiebra morontial… los regidores de Orvonton ordenan la liberación inmediata de su Monitor interior. 112.3 (1229.9)

La astuta yuxtaposición es intencionada. Están familiarizados con nuestro lenguaje y se amplía una enseñanza clave: ¡la moralidad (morontia) es fundamental tanto para el nacimiento como para la muerte del alma!

He aquí una interesante «palabra única», un único uso en el texto. Aunque la morontia no se menciona específicamente, puede inferirse, vinculada a una definición ilustrada de religión:

La religión no se fundamenta en los hechos de la ciencia, las obligaciones de la sociedad, las suposiciones de la filosofía ni los deberes implícitos de la moralidad. La religión es un campo independiente de respuesta humana a las situaciones de la vida y se pone de manifiesto indefectiblemente en todas las etapas del desarrollo humano que son posmorales. 5.5 (68.5)

El estado morontial es posmoral. La rectitud, la ética, la virtud y la moralidad están todas relacionadas en las enseñanzas de El libro de Urantia, aunque no indistintamente. Pero he aquí un ejemplo que apoya esta noción:

La coordinación de ideas-decisiones, ideales lógicos y verdad divina constituye la posesión de un carácter recto, condición indispensable para la admisión del mortal a las realidades en expansión permanente y cada vez más espirituales de los mundos de la morontia. 101.6 (1112.3)

El siguiente pasaje clave redobla la importancia fundacional de la moralidad, un nivel de realidad descrito como deber, junto con las otras dos intuiciones cósmicas innatas de causalidad y adoración:

La inteligencia por sí sola no puede explicar la naturaleza moral. La moralidad, la virtud, es propia de la personalidad humana. La intuición moral, la comprensión del deber, es un componente de la dotación humana de mente y está asociada a los otros elementos inalienables de la naturaleza humana: la curiosidad científica y la visión interior espiritual. La capacidad mental del hombre trasciende con mucho la de sus primos animales, pero es su naturaleza moral y religiosa la que lo distingue especialmente del mundo animal. 16.7 (192.8)

Los siguientes pasajes sugieren que la revelación más reciente «amplía infaliblemente» las obligaciones morales de las revelaciones anteriores (el nuevo concepto de morontia no es simplemente moralidad ampliada), sino que se califica de moralidad cósmica. Además, el Supremo se añade a la mezcla de moralidad:

Aceptar la ciudadanía cósmica con alegría. Reconocer honradamente vuestras obligaciones progresivas hacia el Ser Supremo, ser conscientes de la mutua dependencia entre el hombre evolutivo y la evolución de la Deidad. Aquí radica el nacimiento de la moralidad cósmica y la comprensión inicial del deber universal. 110.3 (1206.8)

Ninguna supuesta revelación religiosa se puede considerar auténtica si no reconoce las exigencias de obligación ética creadas y fomentadas por las religiones evolutivas precedentes. La revelación amplía infaliblemente el horizonte ético de la religión evolucionada al tiempo que expande infaliblemente las obligaciones morales de todas las revelaciones anteriores. 101.9 (1115.2)

La relación temporal del hombre con el Supremo es el fundamento de la moralidad cósmica, la sensibilidad universal al deber y su aceptación. Es una moralidad que trasciende al sentido temporal del bien y el mal relativos; es una moralidad basada directamente en la apreciación por parte de la criatura autoconsciente de una obligación experiencial hacia la Deidad experiencial. 117.4 (1284.4)  

La moralidad humana puede reconocer valores, pero solo la religión puede conservar, exaltar y espiritualizar esos valores. Con todo, la religión es algo más que moralidad hecha emoción. La religión es a la moralidad lo que el amor al deber, lo que la filiación a la servidumbre, lo que la esencia a la sustancia. 102.5 (1124.2)

He aquí más sobre la conexión, quizá la síntesis, de la moralidad y nuestra relación con el Ajustador residente (Padre), la mente cósmica otorgada por la Madre y el carácter moral del Hijo Creador:

La evolución moral no depende exclusivamente de la revelación. El hombre puede extraer conceptos morales elevados de su propia experiencia. El hombre puede incluso hacer evolucionar valores espirituales y derivar visión interior cósmica de su experiencia personal de vida porque un espíritu divino mora en su interior. 95.3 (1045.5)  

La evolución material os ha proporcionado una máquina de vida, vuestro cuerpo. El Padre mismo os ha dotado de la realidad de espíritu más pura que se conoce en el universo, vuestro Ajustador del Pensamiento. En cambio la mente ha sido puesta en vuestras manos, sometida a vuestras propias decisiones, y por la mente vivís o morís. Dentro de esa mente y con esa mente tomáis las decisiones morales que os harán semejantes al Ajustador, es decir, semejantes a Dios. 111.1 (1216.5)

La consciencia moral de uno mismo es la verdadera autorrealización humana y constituye el fundamento del alma humana. El alma es la parte del hombre que representa el valor potencial de supervivencia de la experiencia humana. La elección moral y el logro espiritual, la aptitud para conocer a Dios y el anhelo de ser como él, son las características del alma. El alma del hombre no puede existir sin pensamiento moral y sin actividad espiritual. Un alma estancada es un alma moribunda. Pero el alma del hombre es distinta del espíritu divino que mora dentro de la mente. El espíritu divino llega simultáneamente con la primera actividad moral de la mente humana, y entonces nace el alma. 133.6 (1478.4)

La salvación o la perdición de un alma dependen de que la consciencia moral alcance o no el estatus de supervivencia a través de una alianza eterna con su dotación asociada de espíritu inmortal. La salvación es la espiritualización de la autorrealización de la consciencia moral, que adquiere así valor de supervivencia. Todos los conflictos del alma consisten en una falta de armonía entre la consciencia moral o espiritual de uno mismo y la consciencia puramente intelectual de uno mismo. 133.6 (1478.5)

El Espíritu de la Verdad se ocupa principalmente de revelar la naturaleza de espíritu del Padre y el carácter moral del Hijo. 194.3 (2062.10)  

La aventura de descubrir nuevos hechos, significados y valores es el deleite del alma de un buscador de la verdad. Este ejercicio fue diseñado para estimular la reflexión sobre un tema muy importante. Al diseminar las enseñanzas avanzadas de El libro de Urantia deberíamos estar sincronizados entre nosotros... y con nuestros maestros sobrehumanos.

Nota: Recientemente la Fundación Urantia completó su traducción de El libro de Urantia al chino simplificado. Según el director del proyecto, Richard Zhu: «La traducción de morontia fue realmente un gran reto, no utilicé la transliteración, sino que seguí la metodología que los reveladores utilizaron para traducir, Tomé los conceptos chinos de espíritu (属灵) y material (物质) y utilicé un carácter "灵" de "属灵" y un carácter "质" de "物质" y formé un concepto completamente nuevo "灵质" que significa un vasto nivel que está entre lo material y lo espiritual».

Cómo afrontar los conflictos en la vida espiritual

Mark Blackham (Canadá)

Mark Blackham Los conflictos son una parte inevitable de la vida en los mundos habitados, especialmente en los que se encuentran en las primeras etapas de la evolución social y espiritual. Este es ciertamente el caso en la etapa actual de desarrollo en Urantia.

Las cosas han mejorado a lo largo de los siglos y, sin duda, seguirán mejorando con el tiempo; pero no será hasta un futuro lejano, cuando nuestro planeta alcance finalmente las edades utópicas de luz y vida, que estaremos totalmente libres de discordia. Esto no quiere decir que, en ese momento, todos pensemos lo mismo; pero la forma en que tratamos nuestras diferencias cambiará significativamente. Hasta que alcancemos esa utopía, y aparte de las guerras nacionales, experimentaremos dos esferas personales de conflicto: una es el conflicto que tiene lugar en la vida interior (mente y alma), y la otra es el conflicto que se produce en la vida exterior (familiar y social).

Conflicto interior

Jesús dijo que hay dos ámbitos en la vida humana: uno es la vida en la carne y el otro es la vida en el espíritu. De hecho, a su regreso de Roma, dijo a Ganid que hay dos grandes clases de mortales: los que conocen a Dios y los que no (133:0.3).

Continuó diciendo que las personas que viven completamente en la carne o completamente en el espíritu experimentan poco conflicto interior, pero para todos los que luchan por hacer la transición de una vida a la siguiente habrá un grado considerable de conflicto y confusión a lo largo del camino. Jesús, en lugar de decir a sus discípulos que ignoraran esta lucha o la encubrieran con un falso optimismo, les ordenó que fueran francos al respecto.

Advertid a todos los creyentes sobre la zona de conflicto que han de atravesar todos los que pasan de la vida que se vive en la carne a la vida más alta que se vive en el espíritu. 159:3.7 (1766.3)

Cuando leí por primera vez esta sección de El libro de Urantia, no pude evitar pensar que ya era bastante difícil difundir el mensaje esencial y elemental de Jesús: que nuestra vida espiritual comienza aceptando que somos hijos de un Dios amoroso y personal. Ahora se me pide que diga a todos los futuros creyentes que sus continuos intentos de alcanzar esta vida espiritual conllevarán lucha y conflicto. Parece difícil de vender.

Jesús dijo aún más sobre este tema:

Aunque experimentaréis una gran alegría en el servicio a mi Padre, debéis prepararos también para las dificultades, pues os advierto que solo a través de una gran tribulación entrarán muchos en el reino. 137:6.5

La religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor, lealtad y progreso. 155:5.11 (1729.6)

Si os atrevéis a creer en mí y empezáis a seguirme de todo corazón os encaminaréis seguro por la senda de las dificultades. 159:3.13 (1767.1)

Nuestro Maestro deja claro que podemos esperar muchos problemas, tribulaciones, luchas y conflictos en nuestros esfuerzos continuos por prosperar en el espíritu; pero eso no es todo. Se espera de nosotros que aceptemos de buen grado nuestras luchas y que cumplamos alegremente nuestras obligaciones para con Dios, la familia y la sociedad.

La noción de que una vida espiritual está llena de adversidades y obligaciones parece estar muy lejos de las opiniones de moda: que de algún modo un viaje espiritual es semejante a «una experiencia fantástica y mística de sentimientos de éxtasis indescriptibles» (101:1.1) o que se trata de un estado mental de dicha utópica.

La religión no es un método para alcanzar un estado dichoso y estático de paz mental sino un impulso dirigido a organizar el alma para el servicio activo. 100:3.1 (1096.6)

Jesús disipó otras nociones preciadas sobre la religión. En el Imperio romano de aquellos días, e incluso hoy en día, no era infrecuente que las personas con fe creyeran que tenían derecho a la providencia divina o a un trato especial, o que tal vez, por la mano de Dios, se les ahorrarían los problemas de los demás.

Enseñad a todos los creyentes que los que entran en el reino no se vuelven inmunes a los accidentes del tiempo ni a las catástrofes ordinarias de la naturaleza. 159:3.13 (1767.1)

Entonces, ¿por qué nos dice Jesús que va a ser una experiencia dura? Dudo que esté intentando desanimarnos. Es más probable que intente desilusionarnos, como hizo con los apóstoles en muchas ocasiones. Sin embargo, a pesar de sus muchas advertencias y reprimendas, es un gran alivio que siempre nos dé una salida: nos da una razón espiritual para mantener el rumbo.

De hecho, justo después de advertir a todos los creyentes sobre los inevitables conflictos, menciona que «el yugo del evangelio es fácil de llevar y la carga de la verdad es liviana». En otro documento, un intermedio nos dice que «El yugo del Maestro es ciertamente ligero…» (141:3.7). Y en otros lugares Jesús repite esta reconfortante verdad.

«Haced vuestro el yugo divino y experimentaréis la paz de Dios que sobrepasa toda comprensión.» 144:8.8 (1627.5)

Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy fiel y leal, y hallaréis descanso espiritual para vuestra alma. 163:6.7 (1808.1)

El yugo del Maestro es descubrir y vivir la voluntad de Dios mediante la verdad que dice y el ejemplo que vive. Para superar nuestras dificultades y problemas, solo se nos pide que le creamos, que confiemos en él y que le sigamos, lo cual no es una carga pesada en absoluto. También nos consuela y nos anima cuando nos dice que, una vez que creamos en este evangelio, no tendremos miedo cuando nos sobrevengan problemas, y que Él estará con nosotros a través de todas estas tribulaciones, solo con que creamos.

No hay más que una lucha para los que entran en el reino, y es la de pelear el buen combate de la fe. La única batalla del creyente es contra la duda, contra la incredulidad. 159:3.8 (1766.4)

No os prometo libraros de las aguas de la adversidad, pero sí os prometo atravesarlas con vosotros. 159:3.12 (1766.8)

Los beneficios del conflicto

Hay buenas razones para comprender el beneficio del conflicto interior en la vida espiritual. Por ejemplo, descubrimos que, en todos nuestros dilemas morales, pedir ayuda a Dios es un camino hacia la consciencia de Dios.

Todo ser humano experimenta muy pronto algún tipo de conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y en muchos casos, al buscar ayuda sobrehumana para resolver estos conflictos morales, puede llegar a ser consciente de Dios por primera vez. 103:2.4 (1131.3) negrita añadida

A lo largo de nuestra vida espiritual, no podemos evitar los dolores del crecimiento. La mente y el alma no renuncian fácilmente a las comodidades y familiaridades de una existencia material y secular. Pero crecer en el espíritu exige que abandonemos esas cómodas orillas para adentrarnos en tierras desconocidas e inexploradas, una situación que puede provocar ansiedad y estrés.

Las perplejidades religiosas son inevitables; no puede haber crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual. 100:4.2 (1097.6)

Incluso Jesús experimentó estos conflictos en su juventud:

[Jesús] Vivía atormentado por el conflicto entre la fidelidad a sus propias convicciones y el deber de sumisión a sus padres que le dictaba su conciencia… 124.4.9 (1372.6)

Otro beneficio de los conflictos internos o morales es que a menudo dan lugar a percepciones espirituales que nos acercan a Dios y nos permiten comprender mejor a los demás y a nosotros mismos. Tales conflictos nos inducen a cambiar nuestro modo de pensar (a buscar un modo mejor de vivir), a dedicar nuestra vida al camino de Dios y, al hacerlo, a abrir la mente a verdades espirituales aún mayores.

De los conflictos que inician la elección de hábitos de reacción nuevos y mejores en lugar de los patrones de reacción anteriores e inferiores surgen nuevas visiones interiores religiosas. Los nuevos significados emergen solo en medio del conflicto, y el conflicto persiste solo frente al rechazo a adoptar los valores más altos connotados en los significados superiores. 100:4.1 (1097.5) negrita añadida

Otro episodio de la vida de Jesús verdaderamente inspirador en este sentido fue su conversación con Fortunato, «el joven que tenía miedo». Consuela al angustiado joven diciéndole que libere su espíritu interior de las cadenas del miedo para que pueda estimular e inspirar su mente. Anima al joven a habilitar su naturaleza espiritual con «la poderosa presencia de la fe viva», un acto que conduce a la consciencia de que «eres un hijo de Dios». Y cuando hayas nacido así de nuevo:

Los problemas te vigorizarán, las decepciones te espolearán, las dificultades serán un desafío para ti y los obstáculos te estimularán. 130:6.4 (1438.1)

El conflicto y los problemas son condiciones necesarias para el crecimiento espiritual pero, con cierta incongruencia, nuestro objetivo espiritual último es superar todo conflicto en nuestra vida interior.

Todo conflicto es malo porque inhibe la función creativa de la vida interior; es una especie de guerra civil de la personalidad. 111:4.11 (1220.10)

Como dice Jesús, la manera de superar nuestro conflicto y alcanzar así la paz interior es aceptar y creer sus palabras, su evangelio. Y con el poder de nuestra fe firme, seguir el espíritu interior, vivir el camino de Dios sin importar las pruebas y tribulaciones que nos esperen, incluso hasta la muerte.

No obstante, si no podemos alcanzar plenamente esta paz mental en la tierra, se nos asegura que tendremos la oportunidad de alcanzarla cuando lleguemos al segundo mundo mansión.

En mansonia número dos se produce concretamente la eliminación de todos los aspectos de conflicto intelectual y la curación de todas las variedades de falta de armonía mental. 47:4.8 (535.4)

Conflicto social

Por mucho que avancemos personalmente en el espíritu y resolvamos nuestros conflictos interiores, nunca podremos evitar del todo los conflictos sociales. Ni siquiera Jesús, como hombre perfecto, pudo evitar todos los malentendidos sociales, sin tener en cuenta que la carga de esos malentendidos recaía inevitablemente sobre los demás.

Jesús nos aconsejó tener tacto y ser tolerantes con todo el mundo, estar alerta y ser expertos en nuestros «dignos esfuerzos por evitar todos los malentendidos sociales innecesarios».

Esas almas prudentes son capaces de evitar muchos de los problemas que aquejan a todos los que sufren desajustes emocionales, los que se niegan a crecer y los que no saben envejecer con dignidad. 156:5.18 (1740.5)

Todos somos diferentes en muchos aspectos, lo que conduce inevitablemente a diferencias de opinión y, por tanto, a la necesidad de ser tolerantes. Y la tolerancia resulta más fácil cuando comprendemos la verdad de nuestras relaciones mutuas. Como Jesús dijo a Santiago:

No tenéis que ver las cosas de la misma manera ni sentir de la misma manera, ni siquiera pensar de la misma manera, para ser espiritualmente de la misma manera. La unidad espiritual proviene de la consciencia de que cada uno de vosotros está habitado en su interior y dominado cada vez más por el don de espíritu del Padre celestial.(141:5.1).

La unidad espiritual se consigue mediante el reconocimiento individual del espíritu divino que vive dentro de todos nosotros, seguido del respeto por la presencia espiritual en los demás. Por desgracia, en la fase actual de desarrollo social en Urantia, la unidad espiritual al servicio de Dios parece muy lejana. Mientras tanto, solo podemos hacer lo posible por vivir a la manera del espíritu mientras tenemos una gran fe en «las grandísimas y preciosas promesas de Dios».

E independientemente de lo que hagan los demás, sigue siendo nuestro objetivo y nuestro deber aprender a vivir en armonía con todo tipo de personas. Esta habilidad comienza en la Tierra y continúa a través de los mundos mansión, incluso hasta las constelaciones y más allá.

Una de las lecciones más importantes que debéis aprender durante vuestra carrera como mortales es el trabajo en equipo. 28:5.14 (312.1)

Aprender a trabajar en equipo es un objetivo a largo plazo. El libro de Urantia deja claro que, incluso después de habernos graduado de Jerusem y haber logrado la fusión con el Ajustador, aún tenemos que superar del todo la irritabilidad y los resentimientos sociales. Superar la irritabilidad es uno de nuestros principales objetivos en los mundos de la constelación, una meta que alcanzamos a través de nuestra experiencia de vivir con los univitatia y con los demás. En última instancia, nos enseña a «vivir felices y trabajar eficazmente» con muchos tipos diferentes de seres (43:8).

Conflicto mundial

No cabe duda de que los conflictos y las guerras mundiales continuarán durante algún tiempo. Se nos ha revelado que no puede haber verdadera paz en Urantia hasta que establezcamos un gobierno mundial. Eso también parece muy lejano.

La paz mundial no se puede mantener a base de tratados, diplomacia, política exterior, alianzas, equilibrios de poder ni cualquier otro tipo de parche o malabarismo para lidiar con las soberanías del nacionalismo. Es necesario instaurar una ley mundial aplicada por un gobierno mundial: la soberanía de toda la humanidad. 134:6.9 (1491.3)

¿Durante cuánto tiempo persistirá este estado de conflicto mundial? La única pista que se nos da es esta cita:

Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización. Ciertos cambios sociales y ajustes económicos son imperativos si se ha de evitar el desastre cultural. El nuevo orden social que viene tardará un milenio en asentarse de modo satisfactorio. 99:1.1 (1086.4) negrita añadida

Aunque esta afirmación se hizo hace casi 100 años, parece mucho más pertinente hoy en día. El rápido ritmo de la invención y la difusión mundial de conocimientos (algunos de ellos cuestionables) han alterado irreversiblemente el funcionamiento de la sociedad. De hecho, parece ser el momento de los necesarios «cambios sociales y ajustes económicos».

También se deja claro en el documento 195 que la causa fundamental de gran parte de los males de nuestro planeta se debe a la secularización del pensamiento y la adopción de filosofías materialistas.

La secularización completa de la ciencia, la educación, la industria y la sociedad solo puede conducir al desastre. Durante el primer tercio del siglo veinte los urantianos han matado a más seres humanos que durante toda la dispensación cristiana transcurrida hasta ese momento. Y esto es solo el principio de la funesta cosecha del materialismo y el secularismo; destrucciones aún más terribles están por venir. 195:8.13 (2082.5)

Tengan en cuenta que esta declaración se hizo después de la Primera Guerra Mundial, pero antes de la Segunda. Queda por ver si esta «terrible destrucción» continuará o no en el siglo XXI. Pero de una cosa podemos estar seguros:

Sin Dios, ni la independencia y la libertad, ni las posesiones y las riquezas conducirán a la paz. 195:8:12 (2082.4)

A pesar de todo el pesimismo, no cabe duda de que el mundo nunca ha estado mejor. Y esto es cierto independientemente de la categoría económica o social que queramos medir (véase Hans Rosling, Factfulness: Ten Reasons We're Wrong About the World-and Why Things Are Better Than You Think, 2018). Rosling atribuye gran parte del pesar mundial a la corta capacidad de atención del individuo, así como al «instinto de negatividad» inherente a la humanidad, un estado mental premonitorio que se convierte en una profecía autocumplida. Afirma que es importante apreciar los logros de la civilización mundial y reconocer al mismo tiempo que las cosas aún pueden ir mucho mejor.

Sin paz mundial, podemos olvidarnos del resto del progreso global (Hans Rosling).

Las cosas mejorarán, pero al igual que el conflicto favorece el crecimiento espiritual a nivel individual, también puede afectar al progreso espiritual de la civilización mundial.

… Jesús se refirió a una fase del reino situada en el futuro e insinuó en numerosas ocasiones que ese acontecimiento podría aparecer como parte de una crisis mundial… 170:4.15 (1863.13) negrita añadida

A pesar de toda esta agitación, y a pesar de los perpetuos escenarios del fin del mundo y las oscuras distopías que parecen tener mucha vigencia en los medios de comunicación, se nos dice una y otra vez que tengamos fe en las palabras de Jesús.

No os desaniméis; la evolución humana sigue su curso, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y a través de Jesús, no fracasará. 196:3.33 (2097.1)

Conflicto en el universo

Los conflictos, desacuerdos y malentendidos entre distintos individuos no terminan en los mundos mansión ni se limitan a los ascendentes mortales. Sin duda, los problemas que ocurren en los asuntos del universo son de una naturaleza desconocida para nosotros, pero incluso las serafines maestras que participan en el gobierno planetario de Urantia (114:6.17) han tenido sus desacuerdos, ¡y han estado en el Paraíso y han vuelto!

Este hecho por sí solo habla muy bien de la noción de que no hay nada malo en expresar nuestros desacuerdos. La gran diferencia es cómo los afrontamos. Como dijo una vez el famoso entrenador de baloncesto estadounidense John Wooden: «Podemos estar de acuerdo en estar en desacuerdo, pero no tenemos por qué ser desagradables».

Los desacuerdos y problemas en la administración de un universo son «muy distintos de las pequeñas pruebas y afanes de la existencia material» y, en cambio, parecen estar más relacionados con malentendidos.

En el momento en que los Creadores traen a la existencia a individuos que evolucionan y tienen la capacidad de elegir, se produce una desviación del funcionamiento armonioso de la perfección divina. Es seguro que surgirán malentendidos y habrá que tomar medidas para ajustar equitativamente esas honradas diferencias de puntos de vista. 25:3.7 (277.4)

Los Conciliadores Universales sirven como tribunales itinerantes de los mundos y actúan desde los planetas individuales hasta la sede central del superuniverso (25:3). Su trabajo consiste en sentenciar sobre las dificultades menores y los malentendidos de los reinos. Algunas de estas dificultades están relacionadas con el procedimiento adecuado, mientras que otras son el resultado de diferencias de opinión o puntos de vista diferentes.

En los gobiernos de los sectores y en los niveles espirituales superiores hay menos malentendidos que resolver, y su trabajo adquiere una naturaleza diferente. No obstante, para hacernos una idea del número de malentendidos que surgen en un superuniverso, consideremos que solo en Orvonton hay casi dieciocho billones de comisiones de Conciliadores.

Las cortes y los tribunales de los universos también resuelven los malentendidos, el mal juicio o los errores menores, aunque siguen produciéndose conflictos reales. En Urantia, el conflicto celestial más familiar sería la rebelión de Lucifer, pero ha habido otros en el universo local de Nebadon y probablemente bastantes en los siete superuniversos.

Pero esta guerra del cielo fue muy terrible y muy real. Aunque no presentaba ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física de los mundos inmaduros, este conflicto fue mucho más mortífero. En un combate material peligra la vida material, pero en la guerra del cielo estaba en juego vida eterna. 53:5.7 (606.3)

Conflictos como estos parecen estar circunscritos al nivel del sistema local, específicamente al orden de los Hijos Landonadek. Aunque algunos Hijos Melquisedec han tenido lapsus de juicio y los Hijos Vorondadek de las constelaciones han errado ocasionalmente, nunca han caído en la rebelión ni se les ha encontrado jamás en desacato del gobierno universal.

 Sin embargo, parece haber una cantidad considerable de discordia en todos estos niveles inferiores de la administración del superuniverso. Y no hay mejor prueba de ello que la existencia de los Mensajeros Poderosos.

Los Mensajeros Poderosos… constituyen una clase de mortales perfeccionados que han sido puestos a prueba en rebeliones o han demostrado su lealtad personal de algún otro modo; todos han pasado por alguna prueba terminante de fidelidad al universo. En algún momento de su ascenso al Paraíso se mantuvieron firmes y leales frente a la deslealtad de sus superiores…. 22:2.1 (245.1) negrita añadida

[También está destinada a convertirse en Mensajero Poderoso] toda criatura ascendente que logre evitar de modo efectivo los trastornos ocasionados por el error, el mal o el pecado, pues la acción planeada para impedir una rebelión o para alcanzar tipos más altos de lealtad en una crisis del universo se considera aun más valiosa que la lealtad ante la rebelión en sí. 22:2.3 (245.3) negrita añadida

Nada atestigua más el alcance del conflicto y la contención en el gran universo que el gran número de Mensajeros Poderosos. Pero una vez más, es probable que la mayoría de estos conflictos ocurran en los niveles de experiencia del sistema local o de la constelación.

Casi un billón de Mensajeros Poderosos están comisionados en Uversa, y hay muchas razones para creer que el número que sirve en cada uno de los siete superuniversos es exactamente el mismo. 22:2.5 (245.5)

En definitiva, no debemos hacernos ilusiones sobre el estado del universo ni sobre cómo serán las cosas cuando lleguemos al primer mundo mansión celestial. Uno de los objetivos de El libro de Urantia es expandir nuestra consciencia cósmica, y esta tarea se consigue contándonos muchas verdades sobre el estado del universo, incluidos algunos de los problemas y conflictos que en él existen.

Aunque es bueno estar informado de estas cosas y, por tanto, preparado para lo que está por venir, nada de ello interfiere necesariamente en nuestro camino personal. No importa qué conflicto o problema esté ocurriendo a nuestro alrededor, siempre progresaremos en este magnífico y majestuoso universo si permanecemos fieles, leales y devotos a un Dios verdadero, bueno y hermoso.

El ojo en verdad nunca vio glorias como las que os esperan a vuestra llegada a esos mundos de la aventura de ascensión de los mortales. 43:6.8 (493.1)

Verdad, belleza y bondad y la voluntad del Padre

Rick E. Warren (EE. UU.)

Parte 1 de 3

Para las criaturas finitas, evolutivas, materiales, una vida basada en vivir la voluntad del Padre conduce directamente a lograr la supremacía del espíritu en el marco de la personalidad y va acercando a esas criaturas a la comprensión del Padre-Infinito. Una vida centrada en el Padre está basada en la verdad, es sensible a la belleza y está dominada por la bondad. 106:9.12 (1175.1)

Cuando comenzó la aventura de organizar el tiempo y el espacio, Dios ordenó a un universo imperfecto: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Con el tiempo, junto con el resto de la creación, alcanzaremos la perfección y satisfaremos este mandato preeminente y organizador del Padre de todos viviendo la verdad, creando la belleza y haciendo realidad la bondad.

El acto de libre albedrío del Padre creó el universo maestro en el que asumimos la vida, el amor y el servicio. Nuestros actos de libre albedrío acumulativos crean un alma a partir de valores divinos. El alma se une entonces a Dios para explorar el universo. Día a día elegimos valores que nos unifican poco a poco con los valores de Dios: verdad, bondad y belleza, o bien hacemos elecciones que nos desunen. Cada paso que damos está en armonía con la voluntad perfecta del Padre, o todo lo contrario. Nuestro primer paso hacia la perfección del Paraíso se da aquí en Urantia, nuestra primera elección moral. Hace que el fragmento divino descienda del Paraíso para habitar en nosotros. Este fragmento de Dios conoce el camino de vuelta a la perfección mediante la unión de nuestra voluntad con la voluntad de la fuente del fragmento. Mediante una serie de elecciones de valores basadas en nuestra sintonía con el Morador, dedicamos de manera final e irrevocable nuestra carrera eterna a descubrir y ejecutar la buena voluntad del Padre. Pero también estamos habitados por el Espíritu de la Verdad, el don de Jesús a la humanidad. Este don señala siempre el camino hacia Dios. Y no olvidemos a nuestras ángeles, que siempre trabajan para que progresemos en descubrir y hacer la voluntad del Padre.

La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es el deleite supremo del alma humana. Es la creación conjunta de la mente material y el espíritu que mora en su interior. La salvación eterna del alma que percibe la verdad y ama la belleza está asegurada por el hambre y sed de bondad que llevan a ese mortal a proponerse como único objetivo hacer la voluntad del Padre, encontrar a Dios y hacerse como él. 132:3.4 (1459.4)

El tema central de El libro de Urantia es encontrar al Padre del amor, aprender y, finalmente, hacer la voluntad divina en la perfección. Al hacerlo, nos parecemos más a Dios. Lo hacemos porque nos damos cuenta de que no someternos a la voluntad del Padre conduce a la locura, la anarquía y el caos, tanto personal como social.

Dios es el único elemento estabilizador del cosmos sin el cual no podríamos existir, y mucho menos alcanzar la perfección del cumplimiento de la voluntad divina. La rebelión total contra la buena voluntad del Padre señala el cese final y seguro. Lo que es irreal no puede encontrar permanencia en un universo que se perfecciona. La consecuencia lógica, inevitable e ineludible de rechazar el plan de la vida es la muerte. La armonía divina universal es necesaria, o Dios no nos la pediría. Disfrutemos del viaje del agondonter, probablemente el Padre se deleita en nuestro papel al menos tanto como nosotros.

Mantener la integridad personal forma parte de discernir y hacer la voluntad divina. Si somos honestos, fiables y disciplinados con nosotros mismos, también se nos podrán confiar los mayores poderes y responsabilidades del Padre. La integridad está asociada a la lealtad y al sentido de la responsabilidad de vivir y difundir siempre la verdad, la bondad y la belleza entre nuestros hermanos y reflejarlas ante Dios. Somos representantes, embajadores e hijos del Padre. Y este honor conlleva obligaciones, responsabilidades y una educación cósmica.

No es sencillo descubrir la voluntad divina en un planeta desordenado, experimental y dos veces fallido. No hay una presencia visible del gobierno benigno de Dios en Urantia como la hay en planetas que no han sufrido incumplimientos. Se han librado guerras mundiales por diferentes interpretaciones de las directrices divinas en la mente humana. De hecho, pocas guerras se libran sin invitar a la bendición de Dios por cada bando. Las directrices deben ser escudriñadas y evaluadas con sabiduría en una cultura cuyos hijos se crían conociendo solo escasos trozos de verdad, bondad y belleza.

Al tratar de hacer la perfecta voluntad del Padre, podemos recorrer el primer kilómetro del deber de cuidar a los demás. Pero el deber se asocia a menudo con la monotonía y lo desagradable. En la mayoría de los casos, hacer la voluntad del Padre es agradable, emocional y espiritualmente satisfactorio. El entrenamiento obediente puede tener su lugar en la educación, pero la perfección del propósito del Padre evoca una participación alegre y creativa. Vivir la voluntad divina, prestar un buen servicio, no está motivado por el deber, sino por el amor de agradar a Dios y ayudar a nuestra familia cósmica.

Necesitamos un gran Padre y una familia diversa para llevar a cabo la perfecta voluntad de Dios en el tiempo y en la eternidad. La interacción con otros ascendentes es la sabia política del Paraíso. En el esquema del cosmos adquirimos lo que necesitamos dando a otros lo que necesitan, incluso hasta la perfección. Al final, queremos cumplir la voluntad del Padre porque descubrimos que Dios nos ama de manera tan profunda, personal e íntima que hacer la voluntad divina se convierte no solo en nuestra salvación, sino en nuestro mayor deseo, nuestro anhelo más entrañable, nuestro placer favorito y nuestra motivación eterna.

En verdad, en verdad os digo que cuando la voluntad del Padre es vuestra ley, no estáis en el reino. Pero cuando la voluntad del Padre se convierte verdaderamente en vuestra voluntad, entonces estáis con toda verdad en el reino, porque el reino se ha convertido así en una experiencia establecida en vosotros. Cuando la voluntad de Dios es vuestra ley, sois nobles súbditos esclavos; pero cuando creéis en este nuevo evangelio de filiación divina, la voluntad de mi Padre se convierte en vuestra voluntad y sois elevados a la alta posición de hijos de Dios libres, de hijos liberados del reino. 141:2.2 (1588.5)

Jesús dejó para nuestro uso una herramienta versátil, una «regla de oro». Si un ascendente no puede descubrir la voluntad divina de ninguna otra manera, entonces preguntarse «¿qué haría yo si la situación fuera al revés?» puede iluminar el camino. Pero esta regla de oro viene con advertencias: debe estar impregnada de sabiduría nacida del espíritu y de sintonía divina para resolver la situación de forma duradera. La regla de oro produce más bondad, belleza y verdad cuando es aplicada por hijos de la fe centrados en Dios. La bondad de Dios da al universo un centro moral y la regla de oro proporciona una norma divina de moralidad.

La moralidad más elevada que puedes alcanzar es conocer y hacer la voluntad de Dios. Pero la norma de moralidad terrenal comúnmente aceptada no es la norma del Padre. Podemos conocer mejor la verdadera moralidad conociendo al Dios que vive y trabaja para nuestra iluminación a través de nuestros pensamientos. El Ajustador del Pensamiento ajusta de forma benigna nuestro pensamiento hacia la voluntad divina, pero solo en la medida en que nosotros lo permitimos. El Ajustador somete primero su voluntad a la nuestra y, mediante la experiencia, el amor y la crianza, se produce lo contrario.

El Padre se arriesga cada vez que otorga el libre albedrío a las criaturas ascendentes. Por eso, Dios envía a Hijos como Jesús para establecer los límites superiores de la verdad, la belleza y la bondad que pueden expresarse a través del libre albedrío humano. Jesús se convirtió en la voluntad viva de Dios, en la carne, incluso en un mundo dos veces defraudado. El ejemplo trascendente de Jesús de encontrar y aplicar a la perfección la voluntad del Padre preparó el camino para que todos los demás encontraran la perfección. Ninguna criatura puede eludir al Creador, ni querríamos hacerlo, lo que explica por qué Jesús declaró que él es el camino vivo. Su Espíritu de la Verdad conoce el camino.

Justo antes de dejar Urantia, Jesús dijo

Este Espíritu de la Verdad que os otorgaré os guiará y confortará, y al final os conducirá a toda la verdad. 180:4.2 (1948.3)

La voluntad perfecta de Dios está implicada en lo que hacemos, pero especialmente en nuestras intenciones. El Padre sabe que no somos perfectos en esta etapa, así que las intenciones se convierten en el criterio para cumplir la voluntad divina. El viejo axioma que dice que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones es erróneo por partida doble: no existe el infierno, y las buenas intenciones son el camino al Paraíso. Las buenas intenciones y la imperfección se combinan para cometer errores, que desembocan en sabiduría. Corregimos el rumbo a partir de las duras lecciones de los errores cometidos, de la falta o mala interpretación de la voluntad divina. Es una hermosa respuesta que damos al desafío del Padre de perfeccionarnos en el tiempo y en el espacio, de llegar a conocer la plenitud de la verdad.

 Si un hombre elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad. 102:1.1 (1118.4)


Los universos del tiempo y el espacio están diseñados para crear carácter, para desarrollar en nosotros los valores de bondad del Padre, los placeres de la belleza y las satisfacciones de vivir la verdad. Hacer la voluntad divina siempre aumenta nuestra historia, nuestros valores y nuestro carácter, dándonos al mismo tiempo las alegrías de una participación significativa en los asuntos del universo.

Verdad, belleza y bondad y la voluntad del Padre

Parte dos de tres

Los autores de El libro de Urantia utilizaron la combinación de palabras «verdad, belleza y bondad» más de ochenta veces, desde el Prólogo hasta el último párrafo de la última página. El documento 56 tiene una sección entera sobre este trío de palabras. Los autores no se limitaron a arrancar estas tres palabras de nuestro vocabulario y combinarlas. Los valores que representan se han debatido por separado desde los tiempos de Platón (siglo IV a.C.), si no antes. Se atribuye a Marsilio Ficino, sacerdote y filósofo italiano del siglo XV, el mérito de haber unido las tres palabras. Con el tiempo adquirieron su propio nombre: los Trascendentales, llamados así porque trascienden todos los demás valores. Más de una vez los autores equiparan la verdad, la belleza y la bondad con el amor, el amor de Dios. Y más de diez veces, en las más de ochenta citas de verdad, belleza y bondad, los autores se refieren a la voluntad de Dios.

Dios es nuestro Padre del Paraíso y también nuestro mejor amigo. Los amigos no se dan órdenes unos a otros con leyes inflexibles: los motivan con amor familiar y los atraen con el ejemplo al digno servicio de difundir la verdad, la belleza y la bondad. Aunque el amor es siempre el principal atributo del Padre, también es el principal motivador. A menudo se requieren normas prácticas para las circunstancias de la vida compleja, pero las leyes nunca son necesarias en el seno de una familia armoniosa. El amor es esencial para hacer realidad la voluntad de Dios en todos los niveles de la relación personal. Las enseñanzas más elevadas sobre el amor espiritual proceden de la bondad aplicada, la verdad viva y la belleza creada.

Cuando hayamos «elegido eternamente y sin reservas hacer la voluntad del Padre», entonces nos convertiremos en uno con el fragmento del Padre que habita en nosotros. Esta elección significa nuestra unión, nuestra fusión, con el Dios que mora en nosotros por toda la eternidad. Lo hacemos porque nuestro amor a Dios nos inspira a intentar agradar a quien nos ama con un «afecto sobrecogedor y sorprendente».

El camino hacia la unidad, hacia la fusión con Dios, es vivir la verdad, hacer realmente la voluntad de Dios. Esto puede ser un reto, pero la voluntad del Padre rara vez es una carga pesada: suele ser un deleite divino, una alegría de participación. Jesús enseñó que:

El yugo del evangelio es fácil de llevar y la carga de la verdad es liviana. 159:3.7 (1766.3)

Cumplir la voluntad de Dios puede ser la virtud humana más elevada pero, al igual que la adoración, es una de las experiencias más satisfactorias y gratificantes al alcance de los seres humanos. De todas las actividades posibles, hacer la voluntad del Padre es la única que es verdadera y perpetuamente satisfactoria. De la cooperación voluntaria y animada con el plan divino provienen la energía de servicio, nuestra felicidad, nuestra plenitud, nuestra salud física, mental y espiritual, incluso nuestro carácter, la acumulación de valores sublimes que se expresan mejor en las palabras verdad, belleza, bondad y amor.

La voluntad de Dios es siempre verdadera y buena. Nuestra vivencia de esta bondad y verdad sirve a la familia universal, porque todo buen servicio prestado redunda en bien de todos. Pero la voluntad del Padre no es una sentencia de prisión, una carga aplastante o una tarea hercúlea. Por el contrario, es el desafío del Padre a los hijos iluminados del tiempo y el espacio para que busquen la perfección personal en sus expresiones vivas de belleza, verdad y bondad

La voluntad de Dios es verdad divina, es amor vivo. Por eso las creaciones en perfeccionamiento de los universos evolutivos se caracterizan por la bondad. 3:6.2 (52.5)

¿Debemos calcular el coste de renunciar a nuestra voluntad por la voluntad divina antes de comprometernos con ella por toda la eternidad? Ten por seguro que te costará todo, pero la recompensa es todo a cambio. Tal vez no en el orden de nuestra preferencia, porque el Padre organiza sabiamente el universo y eso crea la necesidad de paciencia, tolerancia y gran perspectiva... sabiduría. Haremos y conseguiremos todo lo que queramos en el tiempo y en la eternidad, si vale la pena hacerlo y tenerlo. Lo hermoso de entregar nuestra voluntad al Padre es la realización espiritual, la participación divina.

Cuando dedicamos nuestra voluntad a hacer la voluntad divina, seguimos jugando, trabajando (sirviendo) y descansando, pero ahora permitimos que la presencia y la voluntad de Dios vivan en el centro de nuestro ser, ayudándonos en la toma de decisiones. Siempre es la personalidad superior la que inspira a la inferior mediante el poder benigno del amor: vivir la verdad, la belleza, la bondad.

¿Cómo dedicamos nuestra voluntad a la voluntad divina? La respuesta está en nuestro interior, donde moran los tres representantes personales de la Trinidad del Paraíso. La verdadera oración es una comunicación sincera con el Padre, el Hijo y el Espíritu que viven en nosotros, el Ajustador, el Espíritu de la Verdad y los siete adjutores. De la oración sincera y sabia surgen las respuestas. De la adoración surge la intimidad con Dios y el saber cómo cumplir la voluntad divina. La consecuencia de toda nuestra adoración, oración y realización de la obra de Dios es una creatividad sublime, más unidad con el espíritu creador original del Padre.

Cuando la sinceridad es lo suficientemente profunda, las voluntades humana y divina pueden encontrarse y concordar. Esta sinceridad proviene de nuestra elección previa, oración sabia, adoración profunda y comprensión, experiencia y capacidad cada vez mayor de las verdades espirituales. En esencia, Jesús dijo:

La voluntad de Dios es el camino de Dios, alinearse con la elección de Dios frente a cualquier alternativa potencial. Hacer la voluntad de Dios es, por lo tanto, la experiencia progresiva de parecerse cada vez más a Dios, y Dios es la fuente y el destino de todo lo que es bueno, bello y verdadero. 130:2.7 (1431.2)

Cuanto mejor conocemos al Padre, más nos abruma el afecto por este Ser inimaginablemente majestuoso, que no solo sostiene el cosmos y lo dirige por el puro y único poder del amor y la bondad, sino que también busca la amistad íntima con cada criatura personal, ¡incluidos nosotros! Este tipo de amor y apoyo nos obliga, en algún momento, a decir con todo nuestro corazón: «¡Úsame, Padre, como quieras! Es tu universo, y yo no soy más que uno de tus muchos hijos que quiere ayudarte en todos tus buenos, bellos y verdaderos propósitos. Gracias».

Podríamos preguntarnos: ¿qué crea el conflicto entre las voluntades divina y humana? No hay conflicto entre las voluntades de la criatura y del Creador en el Paraíso y Havona, todo es unidad. Solo donde prevalecen la ignorancia, la obstinación y la rebelión hay error y amplia desviación del camino divino. Dondequiera que falten la verdad y la bondad de Dios son posibles el error y el mal, incluso el pecado y la iniquidad. En tales condiciones es poco probable que florezca la belleza; seguirá siendo un potencial.

El error, el mal, el pecado y la iniquidad son potenciales en el tiempo y el espacio donde los seres no iluminados tienen un relativo libre albedrío, pero aprendemos mejor de los errores que cometemos. Aunque los errores son inevitables, el mal, el pecado y la iniquidad no son necesarios para el aprendizaje y el progreso espiritual. Es necesario que sean posibles para reflejar la voluntad divina por contraste. Los seres humanos requieren este contraste para clasificar los valores y formar el carácter. Las criaturas nacidas en el Paraíso-Havona son inherentemente perfectas, reflectoras y animadoras de los deseos del Padre. Requerimos estos modelos perfectos que viven en el Resplandor Central; ellos proporcionan los estándares a los que ascendemos. Havona es el paradigma existencial de la perfección familiar que establece los objetivos y propósitos experienciales para todos. Los nativos de Havona son ejemplos perfectos y vivos de la voluntad de Dios.

Hacer la voluntad de Dios no es ni más ni menos que alcanzar la armonía con la Divinidad. Jesús lo hizo a la perfección y nosotros podemos, si no alcanzar la perfección, al menos aspirar a ella. El plan omnisciente y abarcador del Padre para la expansión universal sin fin de las realidades y los valores de la verdad, la belleza y la bondad es perfecto y lo incluye todo. Pero ni una sola criatura se verá obligada a cumplir este plan para hacer la voluntad del Padre. Aunque Dios tenga el monopolio del destino universal y tus experiencias sean esenciales para el desarrollo del universo, nunca se te coaccionará para que hagas la voluntad de Dios. El Padre dirige por amor, no se necesita ninguna otra presión o fuerza para inducir a las criaturas personales a devolverlo en servicio y adoración (una vez que conoces ese amor).

Una experiencia es buena cuando acentúa la apreciación de la belleza, aumenta la voluntad moral, realza la percepción de la verdad, amplía la capacidad de amar y servir a nuestros semejantes, exalta los ideales espirituales y unifica las motivaciones humanas supremas del tiempo con los planes eternos del Ajustador interior. Todo esto conduce directamente a un mayor deseo de hacer la voluntad del Padre y estimula la pasión divina de encontrar a Dios y ser más como él. 132:2.5 (1458.2)

La revelación de que los humanos deben esforzarse por parecerse a Dios es nueva y requiere nuestra máxima sabiduría para conocer la diferencia entre parecerse a Dios y ser Dios. Buscar y cumplir la voluntad del Padre nos hace parecernos cada vez más a Dios. Esto es bueno para el cuerpo, la mente y el alma, porque alcanza la armonía con la fuente de la bondad y el bienestar. La salud y la felicidad son los efectos secundarios de una vida divinamente armoniosa, incluso cuando la vida es difícil. Jesús consiguió sonreír a su madre mientras colgaba de la cruz.

Verdad, belleza y bondad y la voluntad del Padre

Parte 3 de 3

Dios nos necesita, a nosotros y nuestra experiencia. A través de nosotros, el Padre quiere crear un camino nuevo y único que contribuya a la actualización del Dios del tiempo y del espacio, el Ser Supremo. Pero ¿nos uniremos al grupo de trabajo? ¿Uniremos nuestra voluntad a la de Dios y dedicaremos nuestra existencia eterna a ayudar al Padre a crear a esta madre todopoderosa de las criaturas en evolución del gran universo? El Supremo es la personificación de la voluntad de Dios en el tiempo y el espacio, hecha de la totalidad de las experiencias de los ascendentes en la adquisición de los valores divinos: verdad, bondad y belleza.

El Padre de Todo, por voluntad divina, está empleando a la familia universal para alcanzar el nivel de supremacía. El Supremo Todopoderoso será la culminación de toda la experiencia del tiempo y el espacio en la realización de la verdad, la bondad y la belleza hasta el punto de la perfección, el asentamiento del gran universo en «luz y vida». Este Dios experiencial será la expresión viva, la culminación de todos los valores dignos de todas las criaturas que evolucionan en el tiempo y el espacio, incluidos nosotros, pero mantendremos en todo momento nuestra identidad individual. Nuestra experiencia única adquirida en el tiempo y el espacio es necesaria para cumplir nuestro destino final, personal, nuestra supervivencia en la eternidad, pero también es necesaria para cumplir el propósito de Dios, crear otro Dios, que tiene principio pero no fin.

Cómo puede Dios crear un Ser Supremo a partir de las experiencias colectivas del tiempo y el espacio es un misterio, pero el Supremo da propósito a la existencia. Esta presencia de la deidad totalizadora no será el acto final de la voluntad divina, solo para esta época. Más allá de la actualización del Supremo, el escenario está abierto a los misterios mayores del Último y el Absoluto, cuya manifestación es establecida por la voluntad perfecta del gran Dios, el Padre de las Luces, «la Primera Fuente y Centro».

Nosotros, humildes humanos, podemos luchar para aceptar y poner en práctica la voluntad divina, pero el centro de toda realidad superior es la voluntad de Dios. De hecho, la más verdadera de todas las verdades es la voluntad viva del Padre. En ausencia de un universo dotado de valores absolutos con Dios en su centro, estaríamos a la deriva, sin rumbo, sin un estándar de bondad, sin un ancla de verdad y sin un significado de la belleza (si tal universo inútil pudiera existir).

Vivimos en un cosmos personal dirigido y vigilado por el Padre. La voluntad de Dios es el asunto de todo el universo y todo el mundo está sujeto a este principio organizador divino y benigno. Creer lo contrario es falso e irreal. El amor del Padre llama a todos los que pueden adorar y servir a otras personas, desde la más alta Divinidad hasta la más baja humanidad, aquellos con quienes compartimos la vida perdurable.

Nuestra relación más larga, hecha realidad o no, ha sido con la divinidad que vive en nuestro interior. Desde antes de nacer, la Ministra Divina nos amamantó con la mente, Miguel nos alimentó con el Espíritu de la Verdad y, cuando no éramos más que niños, nuestro Padre nos llenó con su espíritu residente: el poderoso Ajustador.

El Ajustador otorgado al hombre es, a fin de cuentas, impermeable al mal e incapaz de pecar, pero la mente del mortal puede torcerse, deformarse y hacerse malvada y fea por las maquinaciones pecaminosas de una voluntad humana perversa y egoísta. Del mismo modo, esta mente puede hacerse noble, bella, verdadera y buena —realmente grande— si sigue los dictados de la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano conocedor de Dios. 111:1.6 (1217.1)

Los seres humanos tenemos la opción de declarar cuál es la voluntad dominante: la nuestra o la de nuestro Padre. Es la única elección verdadera que tenemos. Si fallamos repetidamente en elegir la vida eterna, entran en juego los créditos de misericordia. Incluso el pecado es permitido y perdonado hasta que se hace una elección final y consciente entre nuestra voluntad personal y la divina, entre la verdad y el error, el bien y el mal, la fealdad y la belleza. Puede que los hijos e hijas pródigos del mundo no seamos perfectos, pero encontramos un hogar justo en un Dios bueno, verdadero y hermoso. Cuando encontramos a Dios, perdemos el gusto por el mal y el pecado.

El Maestro vino a crear en el hombre un espíritu nuevo, una voluntad nueva —a impartir una capacidad nueva de conocer la verdad, de experimentar la compasión y de elegir la bondad— la voluntad de estar en armonía con la voluntad de Dios. 140:8.32 (1583.6)

A medida que crezcamos en la experiencia de la presencia de nuestro Padre, a medida que empecemos a comprender la magnitud y la morada personal de Dios, también empezaremos a sentir como un honor, un privilegio y una oportunidad incomparable hacer la voluntad divina. Y para conocer y hacer la voluntad divina, es fundamental que comprendamos mejor a Dios.

La mejor manera de ver la naturaleza de nuestro Padre es a través de las lentes de la belleza, la bondad y la verdad. La voluntad de Dios es la vivencia de estos tres valores divinos. Si los conocemos y los vivimos, estaremos haciendo la voluntad del Padre.

Evidentemente, el Padre Universal quiso hijos que nacieran perfectos, como nuestra familia de Havona, mil millones de mundos perfectos habitados por los modelos de perfección a los que podemos ascender. Dios también creó niños que alcanzan la perfección emulando la buena ilustración de la perfección de Havona y viendo el ejemplo de los reveladores de la verdad del espacio-tiempo como Jesús.

Así como el hombre mortal lucha por hacer la voluntad de Dios, estos seres del universo central viven para complacer los ideales de la Trinidad del Paraíso. En su naturaleza misma son la voluntad de Dios. El hombre se regocija con la bondad de Dios, los havonitas exultan con la belleza divina, y ambos disfrutáis del ministerio de la libertad de la verdad viva. 14:4.13 (157.5)

A los ojos del Padre, no somos apreciados ni más ni menos que los seres perfectos de Havona. El Padre considera que todas las criaturas tienen el mismo valor. Pero nosotros, como seres en perfeccionamiento, debemos descubrir y cumplir la voluntad divina comprendiendo e inculcando los significados y valores de la verdad viva la bondad divina y la belleza cósmica en medio de las normas relativas de la moral terrenal. La moralidad última es la devoción a la obra cósmica y a la voluntad divina, pase lo que pase, ¡hasta la perfección!

 Si la armonía es el habla de Havona, su lenguaje es la voluntad del Padre. Con el tiempo, si perseveramos, alcanzaremos la armonía perfecta con la voluntad de Dios. Algún día estaremos en la presencia paradisíaca de aquel cuya voluntad perfecta hemos dominado a lo largo de vastas extensiones de tiempo y espacio. Conoceremos la voluntad perfecta del Padre en todas sus permutaciones: nuestro espíritu armonioso encontrará una resonancia completa con el universo personal a través de la vía del contacto divino.

 A un Padre que crea y otorga todo, solo podemos darle un regalo significativo a cambio, uno que Dios no puede crear por sí solo: el regalo de nuestra cooperación sincera y amorosa con el plan divino de desarrollo eterno e infinito, incluso nuestra experiencia.

El Jesús humano veía a Dios como santo, justo y grande, así como verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad los concentraba en su mente como «la voluntad del Padre del cielo». 196:0.2 (2087.2)

En la toma de posesión de Miguel como nuevo soberano del universo local, después de su curso de mil millones de años de otorgarse a sí mismo en siete niveles diversos de existencia de criaturas, cuando estaba siendo alabado por todas partes, declaró simplemente que estaba haciendo la voluntad del Padre. Tenemos un guía infalible en Miguel y un ejemplo superlativo de vivir la voluntad divina, incluso en un mundo atrasado, retrasado y plagado de maldad como Urantia.

La presencia de Miguel en el planeta desde Pentecostés, el Espíritu de la Verdad, señala siempre el camino hacia la voluntad del Padre. Cuando hacemos la voluntad de Dios también fomentamos la fraternidad, porque estamos unidos al servicio de la verdad, la bondad y la belleza. Y, sin ser reconocido por la mayoría de nosotros, el Espíritu de la Verdad ayuda a facilitar este contacto amoroso entre los hijos de Dios.

Si mis palabras permanecen en vosotros y estáis dispuestos a hacer la voluntad de mi Padre, seréis realmente discípulos míos. Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. 162:7.2 (1796.4)

Dios quiere nuestra cooperación voluntaria y dedicada, quiere que nuestro libre albedrío llegue a ser igual a la voluntad divina. Hay mucha generosidad. ¿Nos serviremos a nosotros mismos o al Ser? Y si servimos a Dios, ¿no nos servimos también a nosotros mismos? Se nos ha informado, y podemos saberlo por observación, que el bien de uno redunda en el bien de todos.

El advenimiento del Espíritu de la Verdad purifica el corazón humano y conduce a quien lo recibe a formular un propósito de vida dedicado en exclusiva a la voluntad de Dios y al bienestar de los hombres. 194:3.19 (2065.7)

Tenemos un guía perfecto en el Espíritu de la Verdad y una meta perfecta, por lo tanto el camino al Paraíso está abierto. Estos son antiguos senderos hacia la morada divina que ahora recorremos. Todos los caminos verdaderos conducen a Dios, aunque nadie viaje al Paraíso por la misma ruta. Y todos los que los estudian aprenden que la verdad, la bondad y la belleza del Padre son las hojas de ruta para conocer el carácter, la naturaleza y la voluntad divinos.

Debemos descubrir la primacía de la voluntad del Padre en la vida interior para asumir nuestro papel y tomar decisiones basadas en la verdad, la bondad y la belleza de Dios, decisiones que aseguran la supervivencia de nuestra alma. Dios podría existir para siempre sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir y amar ni un minuto sin Dios. Hay un plan que involucra a cada alma que acepte cooperar con Dios en la realización del propósito divino, la actualización del Supremo, el Último y, finalmente, el Absoluto

Declaro que el reino de los cielos es comprender y reconocer el gobierno de Dios en el corazón de los hombres. 141:2.1 (1588.4)

Notas: https://en.wikipedia.org/wiki/Transcendentals

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Pensad primero en Dios como creador, luego como controlador y finalmente como sostenedor infinito. 1:0.1 (21.1) negrita añadida

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