Equipados para ser maestros de la religión de Jesús

¿Están dispuestos? ¿Están listos?

Estamos al borde de un renacimiento espiritual, como nunca se ha visto antes….

Es fácil desanimarse cuando se observa el estado de división y polarización de este mundo. ¿Cómo podemos preguntarnos si este planeta Urantia y sus ocupantes mortales van a entrar en un estado de «luz y vida»? Tanto si se observa la institución de la familia, la comunidad local, el estado-nación o las amplias esferas de la vida religiosa, cultural y social que dominan nuestra existencia, nos encontramos con el infeliz espectáculo de la desunión generalizada, que suele ir acompañada de conflictos, intolerancia, odio y agresión. Contemplamos también un mundo desgarrado por los extremos: el auge del secularismo materialista se enfrenta a la inquietante reaparición del fundamentalismo religioso medieval. ¿Qué fuerza, qué influencia benigna podría mediar una resolución pacífica de estas ideologías opuestas aparentemente intratables? Es comprensible que nos sintamos impotentes e insignificantes ante estos problemas aparentemente insuperables e increíblemente complejos, pero en medio de toda esta lucha y confusión, sería beneficioso que todos reflexionáramos sobre una pregunta pertinente: ¿soy parte de la solución o soy parte del problema?

¿Qué tiene que decir El libro de Urantia sobre todo esto? No es de extrañar que, para los estudiantes serios del libro, contenga explicaciones y respuestas que tienen el potencial de iluminar y revivir nuestros espíritus desamparados. Es realmente una fuente incomparable de buenas noticias para una generación desconsolada. Consideren con atención la siguiente secuencia de citas:

No paséis por alto el valor de vuestra herencia espiritual, el río de verdad que fluye a través de los siglos y llega incluso a los tiempos estériles de una edad secular y materialista. Aferraos firmemente a la verdad eterna en todos vuestros loables esfuerzos por deshaceros de los credos supersticiosos de edades pasadas. ¡Pero tened paciencia! Cuando la sublevación presente contra la superstición haya terminado, las verdades del evangelio de Jesús pervivirán gloriosamente para iluminar un camino nuevo y mejor. [Documento 195:9.1, página 2082.6]

Hace más de setenta y cinco años, una comisión de intermedios reconoció que efectivamente vivimos en los «tiempos estériles de una edad secular y materialista». Pero también nos dicen que estos tiempos, que se remontan a la Edad de la Razón del siglo XVII y al Siglo de las Luces del siglo XVIII, representan nuestros loables esfuerzos por deshacernos de «los credos supersticiosos de edades pasadas». Después nos dicen que tengamos paciencia, que no sucumbamos a la desesperación, que nos aferremos a nuestra «herencia espiritual, el río de la verdad que corre a través de los siglos». Y aquí está la buena noticia: esta necesaria y «revuelta actual de la superstición» llegará a su fin, pero «las verdades del evangelio de Jesús pervivirán gloriosamente para iluminar un camino nuevo y mejor». Y si eso no le quita el aliento, considere lo que sigue:

Pero el cristianismo paganizado y socializado necesita un nuevo contacto con las enseñanzas sin concesiones de Jesús; languidece por falta de una visión nueva de la vida del Maestro en la tierra. Hay una revelación nueva y más plena de la religión de Jesús que está destinada a conquistar el imperio del secularismo materialista y derrocar el dominio mundial del naturalismo mecanicista. Urantia se estremece ahora al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, reavivamiento moral e iluminación espiritual. [Documento 195:9.2, página 2082.7] (subrayado añadido)

¡¡Esta es una afirmación extraordinaria!! De hecho, podríamos llamarlo una profecía. ¿Cómo es posible que se produzca un cambio así? Una transformación así de la humanidad parece algo fantasioso cuando se ve desde nuestra limitada perspectiva mortal. Veamos si podemos encontrar algunas respuestas.

La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya movilizado jamás a la raza humana. Jesús hizo añicos la tradición, destruyó el dogma y llamó a la humanidad a alcanzar sus ideales más altos en el tiempo y en la eternidad: a ser perfecta como el Padre del cielo es perfecto. [Documento 99:5.3, página 1091.2] (subrayado añadido)

La religión se enfrenta ahora al desafío de una nueva edad de mentes científicas y tendencias materialistas. En este gigantesco conflicto entre lo secular y lo espiritual acabará triunfando la religión de Jesús. [Documento 195:4.5, página 2075.3] (subrayado añadido)

Esas verdades ocultas de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres emergerán, tarde o temprano, para transformar eficazmente la civilización de toda la humanidad. [Documento 194:2.8, página 2061.6] (subrayado añadido)

La religión de Jesús es la influencia unificadora más poderosa que el mundo haya conocido jamás. [Documento 194:3.17, página 2065.5]

Son declaraciones claras y poderosas. Permítanme resumir el contenido de estas citas:

La religión de Jesús, (o al menos su nueva y más completa revelación)

  • conquistará el imperio del secularismo materialista y derrocará el dominio mundial del naturalismo mecanicista,
  • sobrevivirá gloriosamente y persistirá más allá de la desaparición de la revuelta de la superstición,
  • triunfará en la gigantesca lucha con las ideologías seculares,
  • transformará la civilización de la humanidad,
  • es la influencia más dinámica que haya movilizado jamás a la raza humana,
  • es la influencia unificadora más poderosa que el mundo haya conocido jamás.

Pensar que la religión real de Jesús no solo es lo suficientemente poderosa como para conquistar las ideologías y filosofías del materialismo, el secularismo y el racionalismo científico, sino que puede, y finalmente lo hará, unir y transformar las miríadas de grupos divididos y conflictivos que componen la humanidad actual. Pero, en términos prácticos, ¿cómo puede pasar? ¿Por qué mecanismo o proceso las verdaderas enseñanzas de Jesús cambiarán y unificarán este mundo? Las siguientes citas pueden darnos algunas pistas.

Tarde o temprano surgirá otro Juan el Bautista más grande que proclamará que «el reino de Dios está cerca» —con el significado de un retorno al concepto espiritual superior de Jesús que proclamó que el reino es la voluntad dominante y trascendente de su Padre celestial en el corazón del creyente— y hará todo esto sin referirse de ningún modo ni a la Iglesia visible en la tierra ni a la anticipada segunda venida de Cristo. Tiene que producirse un renacimiento de las enseñanzas auténticas de Jesús, una nueva exposición de su doctrina para deshacer la obra de sus primeros seguidores que se dedicaron a crear un sistema sociofilosófico de creencias sobre el hecho de la estancia de Miguel en la tierra. [Documento 170:5.19, página 1866.2]

La era moderna no aceptará una religión en conflicto con los hechos y que no esté en armonía con sus conceptos más altos de verdad, belleza y bondad. Ha llegado la hora de volver a descubrir los verdaderos fundamentos originales del cristianismo transigente y deformado de hoy en día: la vida y las enseñanzas reales de Jesús. [Documento 195:9.5, página 2083.1]

¿Quién es este Juan el Bautista de hoy en día? Quienquiera que sea, una cosa es segura: esa persona hará una labor de proclamación comparable a la realizada por Juan el Bautista en el primer siglo, señalando el inminente ministerio de Miguel de Nebadon encarnado como el Dios-hombre, Jesús de Nazaret.  ¿Y cuál es el tema que proclamará este heraldo de los últimos días? «Un retorno al concepto espiritual superior de Jesús», «un renacimiento de las enseñanzas reales de Jesús», «la vida y las enseñanzas reales de Jesús». Los apóstoles del primer siglo crearon sin querer «un sistema socio-filosófico de creencias sobre el hecho de la estancia de Miguel en la tierra». Ha llegado la hora (es decir, ahora) de que el mundo redescubra la verdadera religión de Jesús. Pero ¿de dónde vendrá este renacimiento? Lo que quiero decir es que el mundo solo experimentará un renacimiento espiritual basado en la religión de Jesús verdadera y real porque los hombres y mujeres espirituales estarán dispuestos a levantarse y enseñar esta religión a sus compañeros mortales.

La religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a confiar solamente en Jesús y en sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo continúa descuidando su misión espiritual y sigue ocupándose de problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual deberá esperar a la llegada de nuevos maestros de la religión de Jesús que se entregarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Y entonces esas almas nacidas del espíritu proporcionarán rápidamente el liderazgo y la inspiración que se necesitan para la reorganización social, moral, económica y política del mundo. [Documento 195:9.4, página 2082.9]

Todo Urantia está esperando la proclamación del mensaje ennoblecedor de Miguel liberado del peso de los dogmas y doctrinas acumulados en diecinueve siglos de contacto con las religiones de origen evolutivo. Llega la hora de presentar al budismo, al cristianismo, al hinduismo, incluso a los pueblos de todas las creencias, no el evangelio sobre Jesús, sino la realidad viva, espiritual, del evangelio de Jesús. [Documento 94:12.7, página 1041.5] (subrayado añadido)

Entonces, ¿quiénes son esos «nuevos maestros de la religión de Jesús», esos «nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a confiar solamente en Jesús y en sus enseñanzas incomparables»? ¿Quiénes se encargarán de «presentar… a los pueblos de todos los credos… la realidad viva y espiritual del evangelio de Jesús»? Tal vez antes de considerar estas cuestiones, deberíamos centrarnos en una pregunta preliminar, más fundamental: ¿qué es exactamente la religión de Jesús?

Dentro de El libro de Urantia, la quinta revelación de época, está la cuarta parte, la verdadera vida y enseñanzas de Jesús, conocida también como la cuarta revelación de época. ¡Aquí es donde tenemos que hacer una clara distinción! Es la cuarta revelación de época, la religión de Jesús, la que provocará la transformación espiritual planetaria descrita de forma tan destacada en este artículo con anterioridad. La religión de Jesús no es El libro de Urantia, pero está contenida en él. A modo de apunte, me gustaría citar el Mandato de Publicación, que fue lanzado para coincidir con la publicación de El libro de Urantia en 1955. En este texto hay varias afirmaciones clave sobre los documentos Urantia que deberían ayudarnos a desarrollar la perspectiva correcta sobre nuestro papel en estos tiempos trascendentales.

EL MOMENTO DE EL LIBRO DE URANTIA
(Generalmente designado como «El Mandato de Publicación»*)

  • «Consideramos que El libro de Urantia es una característica de la evolución progresiva de la sociedad humana. No está relacionado con los episodios espectaculares de una revolución de época, aunque aparentemente pueda estar programado para aparecer en la estela de una de esas revoluciones en la sociedad humana. El libro pertenece a la era que seguirá inmediatamente a la conclusión de la actual lucha ideológica. Ese será el día en que los hombres estarán dispuestos a buscar la verdad y la rectitud. Cuando el caos de la confusión actual haya pasado, será más fácil formular el cosmos de una era nueva y mejorada de relaciones humanas. Y es para este mejor orden de cosas en la tierra que el libro ha sido preparado.
  • »Pero la publicación del libro no se ha pospuesto hasta esa fecha (posiblemente) algo remota. Se ha previsto una publicación temprana del libro con el fin de que pueda estar a mano para formar a líderes y maestros. Su presencia es necesaria también para atraer la atención de las personas con medios, que podrían así aportar fondos para las traducciones a otros idiomas.
  • »(Ustedes) deben aprender a poseer (sus) almas con paciencia. (Ustedes) están en asociación con una revelación de la verdad que es parte de la evolución natural de la religión en este mundo.(Ustedes) que han dedicado (sus) vidas al servicio del libro y de la Hermandad poco pueden comprender la importancia de (sus) acciones. Sin duda, vivirán y morirán sin ser conscientes de que están participando en el nacimiento de una nueva era religiosa en este mundo. Un crecimiento demasiado rápido sería suicida. El libro se está dando a aquellos que están preparados para ello mucho antes del día de su misión mundial. Deben crearse miles de grupos de estudio y el libro debe ser traducido a muchos idiomas. Así, el libro estará listo cuando la batalla por la libertad del hombre ha haya ganado finalmente y el mundo sea una vez más seguro para la religión de Jesús y la libertad de la humanidad.» (subrayado añadido)

En el primer párrafo citado anteriormente, nos dicen que El libro de Urantia «no está relacionado con los episodios espectaculares de una revolución de época, aunque aparentemente pueda estar programado para aparecer en la estela de una de esas revoluciones en la sociedad humana». Además, «el libro pertenece a la era que seguirá inmediatamente a la conclusión de la actual lucha ideológica». Me atrevería a sugerir que la lucha ideológica que se menciona aquí es la misma que se describe en el documento 195:4.5…. «En este gigantesco conflicto entre lo secular y lo espiritual acabará triunfando la religión de Jesús». Se afirma claramente en este documento que «El libro se está dando a aquellos que están preparados para ello mucho antes del día de su misión mundial». ¿Con qué fin? «Se ha previsto una publicación temprana del libro con el fin de que pueda estar a mano para formar a líderes y maestros». Es una motivación diferente a la que el libro atribuye a la religión de Jesús. Son las verdaderas enseñanzas de Jesús las que derrocarán las ideologías estériles de nuestra era secular y materialista. En la estela de este proceso revolucionario es donde El libro de Urantia cobrará sentido.

¿Qué es lo que quiero decir aquí? Permítanme recapitular brevemente. Para que la religión de Jesús pueda derrocar o conquistar el «imperio del secularismo materialista», es necesario que se la proclame, enseñe y presente a una humanidad lánguida y confundida. ¿Y cuándo debe ocurrir esto? Nos dicen que «la hora está llegando». Nos dicen que «Urantia se estremece ahora al borde mismo…».  No conozco ninguna instrucción o dirección contenida en El libro de Urantia que nos obligue a proclamar o enseñar la quinta revelación de época al mundo. En cambio, se nos exhorta muchas veces a proclamar el verdadero evangelio de Jesús. Esto plantea cuestiones importantes sobre la forma en que presentamos los asuntos espirituales a nuestros semejantes.

Ahora que he intentado explicar lo que no es la religión de Jesús, permítanme centrarme en lo que sí es. En El libro de Urantia, la religión de Jesús es sinónimo de términos como «el evangelio de Jesús», «el evangelio del reino» y «el reino de los cielos». Pero ¿qué tiene esta religión en particular, qué tienen las incomparables enseñanzas de Jesús que les da el poder, cuando se proclaman, de transformar, sanar y unir al mundo de la humanidad que sufre? Para averiguarlo, exploremos la esencia misma de lo que Jesús enseñó.

La religión de Jesús es un nuevo evangelio de fe que ha de ser proclamado a una humanidad que lucha. Esta nueva religión está fundada en la fe, la esperanza y el amor. [Documento 194:3.2, página 2062.11] (subrayado añadido)

La religión de Jesús es salvación que libera del yo, es liberación de los males del aislamiento de la criatura en el tiempo y en la eternidad. [Documento 5:4.5, página 67.3]

Durante su estancia en Amatus Jesús pasó mucho tiempo enseñando a los apóstoles el nuevo concepto de Dios. Les inculcó una y otra vez que Dios es un Padre, y no un inmenso y supremo tenedor de libros dedicado básicamente a hacer asientos perjudiciales contra sus hijos errados de la tierra, registros de sus pecados y maldades que utilizará contra ellos cuando se siente posteriormente a juzgarlos como justo Juez de toda la creación. Los judíos concebían desde hacía mucho a Dios como un rey de todo, incluso como un Padre de la nación, pero no había precedente de que un número considerable de hombres mortales concibiera a Dios como Padre amoroso del individuo. [Documento 141:4.1, página 1590.4] (subrayado añadido)

En respuesta a la pregunta de Tomás: «¿Quién es este Dios del reino?», Jesús respondió: «Dios es tu Padre, y la religión —mi evangelio— no es ni más ni menos que el reconocimiento creyente de la verdad de que tú eres su hijo. Y yo estoy aquí entre vosotros en la carne para dejar claras estas dos ideas con mi vida y mis enseñanzas». [Documento 141:4.2, página 1590.5]

Esto ilustra la manera en que Jesús se iba apropiando día tras día de lo mejor de las Escrituras hebreas para instruir a sus seguidores y para incluirlo en las enseñanzas del nuevo evangelio del reino. La idea de la cercanía de Dios con el hombre había aparecido ya en otras religiones, pero Jesús igualó el cuidado de Dios por el hombre con el cuidado de un padre amoroso por el bienestar de los hijos que dependen de él, y convirtió luego esta enseñanza en la piedra angular de su religión. Y así, la doctrina de la paternidad de Dios hizo imperativa la práctica de la hermandad del hombre. La adoración a Dios y el servicio al hombre se convirtieron en la esencia de su religión. Jesús tomó lo mejor de la religión judía y lo integró en el valioso conjunto de las nuevas enseñanzas del evangelio del reino. [Documento 159:5.7, página 1769.9] (subrayado añadido)

En esta ocasión, el Maestro hizo hincapié en los siguientes cinco puntos, que representan los rasgos cardinales del evangelio del reino:

  1. La preeminencia del individuo.
  2. La voluntad como factor determinante en la experiencia humana.
  3. La comunidad espiritual con Dios Padre..
  4. Las satisfacciones supremas de servir al hombre con amor.
  5. La trascendencia de lo espiritual sobre lo material en la personalidad humana.

Este mundo no ha puesto nunca a prueba seria, sincera y honradamente estas ideas dinámicas y estos ideales divinos de la doctrina de Jesús sobre el reino de los cielos. [Documento 170:4.8-14, página 1863.6-12]

Estas citas contienen los ingredientes esenciales, la sustancia misma de la religión de Jesús. Es una religión de buenas noticias; ¡es realmente el evangelio! En esencia, proclama la paternidad amorosa de Dios y la hermandad universal del hombre. Estos valores elevados constituyen la piedra angular de la religión de Jesús. Todo lo demás sobre la vida, nuestra vida personal y la vida en el universo de los universos, fluye de manera natural de estas verdades fundamentales.

La experiencia viva de la religión de Jesús se convierte así en el método cierto y seguro que permite a los mortales de la tierra espiritualmente aislados y cósmicamente solitarios escapar del aislamiento de la personalidad con todos los miedos y sentimientos de desamparo que conlleva. Los hijos de Dios por la fe encuentran la liberación definitiva, tanto personal como planetaria, del aislamiento del yo en las realidades fraternales del reino de los cielos. El creyente que conoce a Dios experimenta de forma creciente el éxtasis y la grandeza de la socialización espiritual a escala del universo, la ciudadanía en lo alto asociada con la realización eterna del destino divino de logro de la perfección. [Documento 184:4.6, página 1985.1]

La religión de Jesús fomenta el tipo más alto de civilización humana porque crea el tipo más alto de personalidad espiritual y proclama la condición sagrada de esa persona. [Documento 194:3.7, página 2063.5]

La religión de Jesús exige una experiencia viva y espiritual. Otras religiones podrán consistir en creencias tradicionales, sentimientos emotivos, consciencias filosóficas y todo eso, pero la enseñanza del Maestro exige alcanzar niveles reales de progresión de espíritu. [Documento 160:5.12, página 1782.3]

A partir de ahora haré [Ganid] mis buenas obras en secreto y oraré casi siempre a solas. No juzgaré, porque no quiero ser injusto con mis semejantes. Voy a aprender a amar a mis enemigos aunque todavía no domino bien esta forma de parecerme a Dios. Veo también a Dios en las otras religiones, pero lo encuentro más bello, más amoroso, más misericordioso, más personal y más positivo en ‘nuestra religión’. Lo mejor de todo es que este Ser grande y glorioso es mi Padre espiritual y yo soy su hijo. Solo por mi deseo sincero de ser como él terminaré por encontrarlo y le serviré eternamente. Por fin tengo una religión con un Dios, un Dios maravilloso que es un Dios de salvación eterna. [Documento 131:10.8, página 1454.5]

Pero si esta religión ha de captar los corazones, inspirar la imaginación y reanimar las almas de un mundo profundamente perturbado y dividido, entonces tiene que ser proclamada, enseñada y vivida. ¿Quién proclamará esta religión de Jesús a la humanidad en apuros? ¿Solo los apóstoles de Jesús? ¿Los setenta? ¿Sus discípulos del primer siglo? ¡Pero ellos hace tiempo que fallecieron! Si «la hora ha llegado», ¿quién está hoy dispuesto y preparado para hacerlo?  Si no somos nosotros, si no soy yo… entonces ¿quién? Aunque en nuestro interior deseemos realmente formar parte de esta proclamación global, también podemos sentirnos intimidados por la perspectiva. Puede que no nos sintamos capacitados. Ante la fuerte oposición, la competencia o la apatía, puede que nos sintamos fuera de nuestro alcance. La idea de predicar a alguien o de intentar convertirle como han hecho los religiosos fanáticos a lo largo de los siglos puede perturbarnos y repugnarnos. ¿Cómo se logrará este renacimiento y la presentación de las enseñanzas originales y verdaderas de Jesús? En este mundo dinámico, dividido y problemático del siglo XXI, ¿cómo podemos enseñar y proclamar eficazmente este mensaje a nuestros compañeros mortales? ¿Hacemos simplemente lo que Jesús y sus apóstoles hicieron en el siglo I? Para empezar, analicemos detenidamente las dos citas siguientes:

Durante su vida en la tierra Jesús enseñó un evangelio que redimía al hombre de la superstición de que era hijo del demonio y lo elevaba a la dignidad de hijo de Dios por la fe. El mensaje de Jesús, tal como él lo predicó y lo vivió en su día, fue una solución eficaz para las dificultades espirituales del hombre de la época en que fue expuesto. Y ahora que él ha dejado personalmente el mundo, envía en su lugar a su Espíritu de la Verdad que está destinado a vivir en el hombre y exponer el mensaje de Jesús a cada nueva generación. Así, cada nuevo grupo de mortales que aparezca sobre la faz de la tierra tendrá una versión nueva y actualizada del evangelio, una iluminación personal y una guía colectiva que demostrará ser la solución eficaz para las dificultades espirituales, siempre nuevas y diversas, del hombre. [Documento 194:2.1, página 2060.6]

El cristianismo ha hecho indudablemente un gran servicio a este mundo, pero a quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan efectivamente al Maestro a todos los hombres. Es inútil hablar de un renacimiento del cristianismo primitivo, debéis avanzar desde el punto en el que os encontráis. La cultura moderna debe ser bautizada espiritualmente con una nueva revelación de la vida de Jesús e iluminada con una nueva comprensión de su evangelio de salvación eterna. Y cuando Jesús sea elevado de este modo atraerá a todos los hombres hacia él. Los discípulos de Jesús, más que conquistadores, deberían ser fuentes desbordantes de inspiración y vida mejorada para todos los hombres. La religión no es más que un humanismo enaltecido hasta que se hace divina gracias al descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios en la experiencia personal. [Documento 195:10.1, página 2084.1]

Del mismo modo que la nueva religión de Jesús es «el concepto más elevado de religión que ha conocido jamás el mundo» [Documento 160:5.7, página 1781.3], los métodos de enseñanza empleados por los seguidores de esta religión mantendrán su mensaje elevado de la verdad, la libertad y la salvación. De lo anterior se desprende claramente que las verdaderas enseñanzas de Jesús deben ser replanteadas de manera que proporcionen un nuevo atractivo para el corazón y la mente de la humanidad moderna. No se trata de revivir el cristianismo del siglo I; ¡necesitamos «una versión nueva y actualizada del evangelio»! Tenemos que convertirnos en «fuentes desbordantes de inspiración y de vida mejorada para todos los hombres». Ya no debemos enseñar recurriendo a la fuerza física, al empleo del miedo o la intimidación, al uso de argumentos intelectuales ingeniosos o a la aplicación de presiones de cualquier tipo:

Pentecostés, con su dotación espiritual, estuvo dirigido a liberar para siempre la religión del Maestro de toda dependencia de las fuerzas físicas. A partir de ese momento los maestros de esta nueva religión están equipados con armas espirituales. Han de salir a conquistar el mundo con perdón indefectible, buena voluntad inigualable y amor desbordante. Están equipados para superar el mal con el bien, para vencer el odio con amor, para destruir el miedo con una fe viva y valiente en la verdad. Jesús había enseñado ya a sus seguidores que su religión nunca era pasiva, que sus discípulos debían ser siempre activos y positivos en su ministerio de misericordia y en sus manifestaciones de amor. [Documento 194:3.11, página 2064.3] (subrayado añadido)

Estas «armas espirituales» crean en nosotros un fragante aroma impregnado de verdad, belleza y bondad: ¡el lenguaje del amor divino! En la medida en que vivamos esta religión, que ejemplifiquemos en nuestras vidas las verdades vivas tan brillantemente encarnadas en la vida del Maestro, en esa medida nuestros compañeros mortales se sentirán atraídos por nosotros y querrán saber qué es lo que nos hace diferentes.

«Permitid que os declare solemnemente esta verdad eterna: si vosotros, en coordinación con la verdad, aprendéis a hacer de vuestras vidas un ejemplo hermoso y total de rectitud, vuestros semejantes os buscarán para conseguir lo que habéis adquirido de este modo. La medida en la que los buscadores de la verdad se sientan atraídos hacia vosotros será la medida de vuestra dotación de verdad, de vuestra rectitud. La medida en la que tengáis que llevar vuestro mensaje a la gente será, en cierto modo, la medida de vuestro fracaso en vivir una vida completa o recta, una vida coordinada con la verdad.» [Documento 155:1.5, página 1726.2]

Cuando encontramos realmente a Dios, nos sentimos naturalmente motivados a tender la mano a nuestros semejantes. La alegría y la buena voluntad brotan de nuestra alma y nos mueven a servir y enseñar a nuestro prójimo las verdades del evangelio que mejoran la vida.

El deseo religioso es la búsqueda hambrienta de la realidad divina. La experiencia religiosa es hacer realidad la consciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, el triunfo de su descubrimiento le hace sentir una efervescencia tan indescriptible dentro del alma que se ve impulsado a buscar un contacto de servicio por amor con sus semejantes menos iluminados, no para manifestar que ha encontrado a Dios, sino para permitir que el desbordamiento de eterna bondad que rebosa de su propia alma reavive y ennoblezca a sus semejantes. La verdadera religión genera un mayor servicio social. [Documento 102:3.4, página 1121.6]

Jesús fue, sin duda, el mejor maestro que ha visto este mundo. No tuvo que hacer demostraciones llamativas de piedad, ni utilizó la coacción o la oratoria formal para hacer llegar su mensaje a la gente. Las personas se sentían atraídas por él porque amaba a la gente y nunca se cansaba de atenderla. En este sentido, nos dejó un modelo a seguir como maestros de la religión de Jesús.

La mayoría de las cosas realmente importantes que dijo o hizo Jesús parecieron ocurrir «a su paso» por casualidad. Había muy poco de profesional, planificado o premeditado en el ministerio terrenal del Maestro. Dispensó salud y repartió felicidad con gracia y naturalidad mientras viajaba por la vida. Fue literalmente cierto que «anduvo haciendo el bien». [Documento 171:7.9, página 1875.4]

Y corresponde a los seguidores del Maestro de todos los tiempos aprender a servir «a su paso», a hacer el bien desinteresadamente mientras atienden a sus obligaciones diarias. [Documento 171:7.10, página 1875.5]

Lo único que nos queda es reflexionar personalmente sobre estas preguntas: ¿estamos dispuestos? ¿Estamos preparados? El mundo está preparado y espera recibir y aceptar las verdades liberadoras y vivificantes del evangelio de Jesús. Tenemos ante nosotros una oportunidad que nunca se repetirá.

Recordad que se os ha encomendado predicar este evangelio del reino —el deseo supremo de hacer la voluntad del Padre unido a la alegría suprema de comprender por la fe que sois hijos de Dios— y no debéis permitir que nada desvíe vuestra entrega a este único deber. Que toda la humanidad se beneficie del desbordamiento de vuestro ministerio espiritual amoroso, de vuestra comunión intelectual iluminadora y de vuestro servicio social edificante. Pero no permitáis que ninguna de estas labores humanitarias, ni todas ellas, sustituyan a la proclamación del evangelio. Estas poderosas ministraciones son subproductos sociales de las aún más poderosas y sublimes ministraciones y transformaciones obradas en el corazón de los que creen en el reino por el Espíritu vivo de la Verdad y por la comprensión personal de que la fe de un hombre nacido del espíritu confiere la seguridad de una comunión viva con el Dios eterno. [Documento 178:1.11, página 1931.2]

«La paz sea con vosotros. Lo que mi Padre me envió a establecer en el mundo no pertenece ni a una raza, ni a una nación ni a un grupo especial de maestros o predicadores. Este evangelio del reino pertenece tanto a los judíos como a los gentiles, a los ricos como a los pobres, a los libres como a los esclavos, a los hombres como a las mujeres, incluso a los niños pequeños. Y todos habéis de proclamar este evangelio de amor y verdad mediante la vida que vivís en la carne. Os amaréis los unos a los otros con un afecto nuevo y sorprendente como yo os he amado. Serviréis a la humanidad con una entrega nueva y asombrosa como yo os he servido. Cuando los hombres vean cuánto los amáis y observen con qué fervor los servís percibirán que habéis entrado por la fe en la comunidad del reino de los cielos y seguirán al Espíritu de la Verdad que verán en vuestras vidas hasta encontrar la salvación eterna. [Documento 191:6.2, página 2044.3]

«Como el Padre me envió a este mundo, ahora os envío yo a vosotros. Todos estáis llamados a llevar la buena nueva a los que están en la oscuridad. Este evangelio del reino pertenece a todos los que creen en él, y su custodia no será encomendada solo a sacerdotes. Pronto vendrá a vosotros el Espíritu de la Verdad y os conducirá a toda la verdad. Id pues por todo el mundo predicando este evangelio y sabed que yo estaré siempre con vosotros hasta el fin de los tiempos.» [Documento 191:6.3, página 2044.4]