Feria del Libro de Gotemburgo (Suecia)

Durante cuatro días a partir del 28 de septiembre llevamos un stand en la Feria del Libro de Gotemburgo (Suecia). El evento fue en realidad mucho más que una feria de libros. Esencialmente es el encuentro cultural más grande de Escandinavia de todo el año, con aproximadamente 100.000 visitantes. El espacio era alucinantemente grande y tenía muchas salas y niveles. Era muy fácil perderse por un tiempo mientras se exploraban otras presentaciones y seminarios.

Nuestro stand estaba ubicado probablemente en el pasillo menos visitado, aunque estaba al lado de un patio de comidas con un escenario donde los autores, incluso los más conocidos en Suecia, dieron charlas. Nuestros vecinos inmediatos también tenían sistemas de sonido y en ocasiones ofrecían presentaciones en audio durante el día.

El libro de Urantia apenas es conocido en Escandinavia, de ahí que se hayan vendido pocos libros. Una de las preguntas más frecuentes que nos hicieron era cuál era el traductor al sueco. Solo pudimos dar unos pocos detalles, pero después de hacer algunas lecturas iniciales y compararlas con la edición en inglés, varias personas comentaron que la traducción era muy buena. Hubo comentarios similares sobre la calidad de la traducción alemana.

Es muy caro exponer en la feria del libro. Debido a los recursos económicos limitados y al tiempo disponible, nuestro stand era muy sencillo y rudimentario en comparación con la mayoría. La cantidad de arte y recursos que había en un stand típico era impresionante. Es posible que hayamos pasado por el peligro de no ser percibidos como un jugador serio en el terreno de juego cultural. Tampoco parecíamos tener mucho poder de atracción, lo que podría atribuirse a la apariencia sencilla del stand. Podríamos argüir que es difícil describir la inspiración espiritual y la sabiduría trascendente a una muchedumbre que no aprecia espontáneamente tales cosas, aunque los stands de la Iglesia católica y Emanuel Swedenborg parecían tener visitantes interesados la mayor parte del tiempo durante las horas de apertura.

Un buen porcentaje de los que mostraron más interés o curiosidad por el libro eran compañeros expositores, y en nuestro tiempo libre visitamos otros stands y entablamos muchas conversaciones interesantes. Fue revigorizante tener la posibilidad de conversar libremente con muchas personas distintas acerca de nuestra interpretación de la naturaleza y del valor de esta obra maestra de la revelación. Tenemos muchas esperanzas de que algún día esta obra de arte sea reconocida y plenamente apreciada en Escandinavia por personas avanzadas de todo tipo. La feria del libro de Gotemburgo podría ser uno de los principales medios para lograr este fin. Sin embargo, es posible que necesitemos una inversión significativamente mayor para romper realmente el hielo.