Dar vida a la mente humana con software cósmico

Nigel tiene una manera encantadora de hacer que algo bastante complejo sea accesible y comprensible para el mortal promedio. Su explicación de cómo los siete adjutores preparan nuestra mente para que more en nuestro interior el Ajustador del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad me fue de gran utilidad. Como hijos de la edad de la información, el mundo de los computadores nos ofrece muchas metáforas que pueden ayudarnos a captar los procesos de este «terreno de elección de la mente» (página 1271:0). Veo el cerebro humano más o menos como el «hardware» en el que los Portadores de Vida trabajaron durante millones de años para perfeccionarlo. Para que todo hardware funcione, debe ser capaz de detectar, recibir y procesar el «software» que le da vida. En nuestro caso, ese software comienza como sistema operativo básico… los siete adjutores… circuitos que radian un nivel de consciencia desde la Ministra Divina por todo el universo local, y que dan vida al hardware biomecánico que es capaz de reaccionar a sus pulsaciones rítmicas (página 402:1). Sin un sistema operativo que funcione correctamente, un computador no es capaz de llevar a cabo las funciones más elevadas codificadas dentro del software, más sofisticado. Del mismo modo, no podríamos hacer elecciones morales superiores y participar en la adoración a nuestro Padre celestial… construyendo una alma… si no fuera por el potencial creado por los circuitos de la mente de nuestro Espíritu Madre del universo local.

Otra metáfora que me ayuda a comprender este asombroso proceso es el receptor común de radio. Es una caja que se instala en nuestra casa o en nuestros bolsillos que es capaz de recibir y (cuando se le da vida) de emitir datos inteligentes. No importa lo hermosa que sea la caja, no importa lo fielmente que los altavoces y amplificadores reproduzcan el sonido, estará mudo para siempre a no ser que tenga un receptor que sea capaz de sintonizarse con la señal emisora. Parece que la corteza cerebral es el último hardware que los humanos poseen que les permite detectar las pulsaciones rítmicas de la sabiduría y la adoración. Nuestro neocórtex nos permite literalmente pensar sobre el pensamiento, estar al tanto de nuestro conocimiento y ser conscientes de nuestra consciencia (esto es, superconsciencia) (página 1435:1). Tenemos la maquinaria adecuada y el software adecuado para desarrollar las tres intuiciones cósmicas, la plataforma básica a partir de la cual podemos hacer elecciones. Y más adelante, a la tierna edad de 5 o de 6 años, nuestro Padre descarga el programa definitivo, nuestro Ajustador del Pensamiento (página 1187:0), al cual solo se puede acceder en el nivel superconsciente (página 1203:3) y que solo puede ajustar nuestro pensamiento si ya poseemos el sistema operativo adecuado que funcione correctamente.

Entonces, ¿qué es lo que hace el Espíritu de la Verdad? … ¿Es un aumentador?… ¿Un transformador? (página 1609:5)… Parece que nos permite hacer algo que la psicología ni siquiera puede empezar a explicar. Los hechos y la razón se vuelven verdad… Una comprensión interior o experiencia de realidades más altas que van más allá de las palabras… El complemento perfecto al Ajustador del Pensamiento. Desde el punto de vista de la psicología predominante, ¡este es un asunto muy radical! ¿La mente…, la consciencia a la que una fuente externa da vida? Me pregunto si alguna vez inventarán una supermáquina que pueda detectar a los siete adjutores. Supongo que no, y por ello todo esto se nos tuvo que revelar.