Hasta siempre, Herrol Dallaire (Quebec)

Herrol Dallaire2El deceso de un servidor entregado…

Hace unos años, como parte de una iniciativa de asistencia para conocer a lectores de El libro de Urantia en regiones remotas de la provincia de Quebec, donde vivo, un grupo de miembros de la junta de nuestra asociación local conoció mientras visitaba una de esas regiones a este lector, Herrol Dallaire, que en nuestra primera reunión se ofreció como traductor.

Mi esposa Line, que estaba haciendo mucho trabajo de traducción para nuestra asociación, estuvo encantada con esta oferta. Comenzó a crecer una nueva amistad y, cuanto más trabajábamos con Herrol, más descubríamos lo generoso y disponible que era con su tiempo. Incluso hacía más de lo que le pedíamos que hiciera. Por ejemplo, un día después de leer el libro «El cielo no es la última parada», de Sheila Keene-Lund, se ofreció a traducirlo al francés y muy pronto estuvo lista la traducción.

Herrol no se quejó ni siquiera una vez cuando le pedíamos que tradujera muchos documentos, no importa cuántos eran o si eran largos, siempre respondía: «es mi servicio a la revelación y a los lectores”. El año pasado, después de preguntarle si quería ser parte del equipo de traductores del sitio web de la Asociación Urantia Internacional, aceptó sin dudarlo e incluso se compró un computador nuevo para poder hacer mejor el trabajo. Así de entregado era Herrol, un hombre con recursos económicos limitados que había trabajado la mayor parte de su vida en el gran bosque de Quebec.

No sabíamos mucho de la vida privada de Herrol, solo que su esposa murió hace dos años. La última vez que vimos a Herrol fue el año pasado durante la conferencia internacional. Supimos de su fallecimiento por uno de sus hermanos después de intentar contactar con él por teléfono.

Muchos de nosotros le echaremos de menos, pues era un servidor incansable en quien siempre se podía confiar en que entregaría el trabajo que se le había dado.

En espíritu de hermandad.
Gaétan Charland y Line St-Pierre

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