Mensaje del presidente – junio 2015

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Al comenzar este verano y durante los próximos tres años, la Asociación Urantia fomentará que se trate en profundidad el papel de los instructores en la comunidad Urantia, cómo podemos identificar mejor a los instructores naturales y cómo podemos capacitar a todos los estudiantes del libro para convertirse en instructores.

Una cuestión central de esta discusión es la siguiente: ¿es posible medir y cuantificar la profundidad del entendimiento?

Es mucho más fácil medir la amplitud, el alcance amplio de El libro de Urantia, sus enseñanzas y nuestra comunidad. Podemos contar el número de grupos de estudio en cualquier comunidad dada, en un país o en el mundo. Podemos contar el número de conferencias o de miembros afiliados, de destinatarios de nuestros boletines, y podemos usar esta información para pedir nuestro crecimiento.

Este año, celebramos que hace 60 años se publicó por primera vez El libro de Urantia y que se produjeron los primeros intentos de la comunidad Urantia de organizar y socializar sus enseñanzas. A partir de aquellos primeros grupos de Chicago, nuestro alcance ha aumentado enormemente. El libro de Urantia está disponible ahora en 17 idiomas, 26 países se han unido a la Asociación Urantia Internacional y 12 países más han organizado comunidades que están a punto de unirse. Al analizar los datos de los últimos 60 años, podemos ver que algunos años el crecimiento se estancó y en otros fue excesivamente rápido, pero con la perspectiva que da el tiempo podemos mirar atrás y ver el progreso estable que nos ha llevado hasta este momento.

¿Pero ha aumentado la profundidad del entendimiento de las enseñanzas de Urantia? Bill Sadler Jr. fue uno de los primeros instructores de nuestra comunidad, y cuando escucho las cintas de una de sus clases me siento asombrado por la profundidad de sus conocimientos y por cómo podía sintetizar 196 documentos y compartir las verdades dinámicas que contienen. Tuve el honor de ver el primer índice de El libro de Urantia, que se hizo con tarjetas catalogadas llenas de referencias que aparecían en todo el libro. Piensen en el conocimiento y entrega que necesitaron para crear tal proeza. Hoy día, cuando hojeo el ejemplar de El libro de Urantia de Ken Keyser, lleno de décadas de anotaciones y referencias cruzadas, o asisto a una clase de Chris Halvorson en Boulder (Colorado, EEUU), una presentación de Jaime Rey en Bogotá (Colombia) o una reunión por Skype de la Escuela del Evangelio de Jeffrey Wattles, me siento asombrado de la profundidad de enseñanza que está disponible en nuestra comunidad.

¿Cómo la empleamos¿ ¿Cómo capacitamos a personas para que sean mejores instructores, para incorporarla a la biblioteca del conocimiento que está construyendo nuestra joven comunidad? Este verano, en Quebec, nos centraremos en las relaciones familiares y en cómo reflejan nuestra relación con Dios. Como padres, ¿cómo enseñamos la profundidad de entendimiento y la relación con Dios a nuestros hijos? Es cierto que podemos mostrarles una amplia variedad de religiones, podemos enviarlos a clases de religión cada semana, podemos rezar con ellos en la naturaleza – y todas son actividades medibles y cuantificables. ¿Pero cómo enseñamos a nuestros hijos a dar un paso más y explorar la profundidad de significados?

Una comunidad saludable crece tanto en profundidad como en amplitud. Si nos centramos demasiado en expandirnos sin poner ningún esfuerzo en la profundidad del estudio, la comunidad será muy fina y se romperá fácilmente. Si nos centramos demasiado en la profundad del estudio, nos aislaremos y desanimaremos a nuevos estudiantes de El libro de Urantia, y nuestra comunidad morirá pasada una generación. ¿Qué vamos a hacer a nivel local, nacional e internacional para equilibrar nuestra comunidad y salvaguardar estas enseñanzas?

Espero que podamos tratar algunas de estas cuestiones en profundidad en Quebec o en otras conferencias y encuentros de los próximos años. ¡Todos podemos llenarnos de energía por los desafíos que nos esperan!

En servicio.
Chris Wood